OpenAI cierra la operación que valora la compañía en 86.000 millones de dólares
El acuerdo, que se suspendió con la destitución de Sam Altman, permite a los empleados vender parte de sus acciones
Los empleados de OpenAI pueden por fin vender parte de sus acciones con una valoración multimillonaria de la empresa. La gran operación que supone valorar la firma de inteligencia artificial en 86.000 millones de dólares (unos 80.000 millones de euros) se ha cerrado unos meses después de quedar paralizada por la destitución temporal de Sam Altman como consejero delegado el pasado noviembre. Empleados e inversores tenían poderosos incentivos económicos para forzar la vuelta de Altman a la empresa de inteligencia artificial que ha desarrollado ChatGPT. El dinero ha impuesto su ley.
El cierre de la operación fue adelantado este viernes por The New York Times y Bloomberg señaló después que la valoración era de 86.000 millones. Ese precio está dentro de la horquilla que se manejaba desde septiembre pasado y que implicaba que la compañía había triplicado su valor en solo unos meses. La compañía indicó durante el proceso de captación de inversores que esperaba generar unos ingresos de aproximadamente 1.000 millones de dólares en 2023 y de varios miles de millones este año.
La valoración de la compañía la sitúa como la tercera start up no cotizada más valiosa del mundo, solo por detrás de ByteDance, dueña de la red social TikTok, y de SpaceX, la firma espacial fundada por el magnate Elon Musk.
Thrive Capital, la empresa de capital riesgo dirigida por Josh Kushner, lidera la operación desde el punto de vista de la entrada de nuevos inversores.
En cuanto a los vendedores, muchos empleados de OpenAI pasan con esta valoración a ser millonarios y a lograr unos ingresos extra por la venta de sus acciones. Aunque Microsoft (y otras compañías) les ofrecían empleo cuando la destitución de Sam Altman provocó una crisis en la empresa, a ellos les convenía más quedarse y mantener sus acciones. Más de 700 de los 770 empleados firmaron una carta pidiendo que Altman volviera a su puesto de consejero delegado y su presión fue decisiva para lograrlo.
La compañía aún espera el dictamen de un asesor externo de los acontecimientos que llevaron a su crisis. Tampoco ha concluido la renovación de su consejo de administración, en el que estará presente Microsoft, aunque sin derecho a voto.
Microsoft, que controla un 49% del capital, también se apunta unas enormes ganancias sobre el papel. Pactó una multimillonaria inversión en OpenAI en enero del año pasado con una valoración de referencia de cerca de 30.000 millones de dólares que casi se ha triplicado.
Además de la colocación de títulos de empleados, OpenAI también ha estado estudiando la obtención de nuevos fondos que podrían situar a la empresa en una valoración aún más elevada, de más de 100.000 millones de dólares, según informó Bloomberg anteriormente.
OpenAI acaba de presentar una deslumbrante y revolucionaria herramienta de creación de vídeo llamada Sora. Con ella, basta dar una descripción de lo que se quiere ver en la pantalla y ahí está el clip, creado por inteligencia artificial, aunque todavía está restringido su uso.
Al mismo tiempo, Altman, está trabajando para obtener la aprobación del Gobierno de Estados Unidos para captar cantidades multimillonarias para crear una gran empresa destinada a impulsar la fabricación mundial de chips de inteligencia artificial, un esfuerzo que corre el riesgo de plantear problemas de seguridad nacional y antimonopolio en Washington, según han publicado Bloomberg y The Wall Street Journal.
En las últimas semanas, Altman se ha reunido con posibles inversores y socios en Estados Unidos, Oriente Próximo y Asia, pero ha comunicado a algunos de ellos que no puede seguir adelante sin la luz verde de Washington, dijeron las personas, que pidieron no ser citadas por tratarse de conversaciones confidenciales.
El consejero delegado se ha reunido con la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, y está trabajando para organizar encuentros con otros cargos, según dichos medios. Funcionarios de Comercio han mantenido conversaciones internas sobre las ambiciones de OpenAI en Oriente Medio. “OpenAI ha tenido discusiones productivas sobre el aumento de la infraestructura global y las cadenas de suministro de chips, energía y centros de datos, que son cruciales para la IA y otras industrias que dependen de ellos”, explica la compañía en un comunicado citado por Bloomberg. “Seguiremos manteniendo informado al Gobierno estadounidense dada la importancia para las prioridades nacionales, y esperamos compartir más detalles en una fecha posterior”, añade.
La ambiciosa campaña de captación de fondos de Altman corre el riesgo de desencadenar una revisión de seguridad nacional de las inversiones extranjeras por parte de un comité presidido por el Departamento del Tesoro y podría chocar con los controles del Departamento de Comercio sobre los envíos de microprocesadores a Oriente Próximo.
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