Javier Carvajal (Pérez-Llorca): “Lo que más me gusta en el mundo son las opas”
Este abogado forma parte del departamento de M&A del bufete, en pleno proceso de crecimiento y que ya se codea con las grandes operaciones
Javier Carvajal (Madrid, 1970) confiesa que nunca tuvo una gran vocación por la abogacía. Cuando terminó la carrera de Derecho, en lugar de intentar entrar directamente en un gran despacho de abogados, tomó un camino original. Viajó a La India donde trabajó como cooperante. Después, obtuvo una beca Fulbright para estudiar un máster en Nueva York. Y fue ahí cuando algo cambió.
“Hice cualquier cosa menos ser abogado. No tenía particular interés en trabajar en un despacho, de hecho pensaba que nunca trabajaría en un despacho”, rememora. Fue una persona la que le hizo cambiar de opinión, Fernando Torrente, hoy en Baker McKenzie tras haber pasado por Allen Overy y Cuatrecasas. Recuerda que tras haber acabado su máster en EE UU, Carvajal se entrevistó con varios despachos de abogados. El feeling que se creó con Torrente le llevó a reconsiderar su negativa a trabajar como abogado y recaló en Cuatrecasas. Eran los años 90 y estuvo en el despacho catalán hasta 2017, cuando fichó por Pérez Llorca.
Carvajal justifica este cambio, que emprendió con 47 años, en el proyecto ilusionante que tiene encomendado en su nueva casa, pese a que reconoce que “vive peor”. “Pérez-Llorca tiene un proyecto de crecimiento muy claro. Es un despacho muy joven con un ambiente de socios que se palpa. Es un ambiente extraordinario, con ganas de comerse el mundo, crecer y estar en los grandes asuntos con los grandes clientes. Nuestro foco es entrar en las grandes operaciones y creo que lo estamos logrando. En los últimos años hemos estado en un número muy relevante de las operaciones clave por complejidad o por volumen”, describe.
Para ello, Carvajal exhibe una buena nómina de operaciones clave en las que ha trabajo en los últimos años. “A mí lo que más me gusta en el mundo son las opas”, admite. Destacan, entre otras, las de Hidrocantábrico, de DS Smith sobre Europac, de Letterone sobre Dia, la de Media For Europe sobre Mediaset España. También ha trabajado en la venta de Ferrovial Servicios, la fusión del Popular con Pastor o las operaciones de los Benetton en Cellnex.
El secreto para poder codearse con todas estas grandes operaciones es, en su opinión, una combinación de dos elementos. El primero, la relación con los clientes, que describe como un vínculo de servicio. “El abogado no tiene clientes, sino que los clientes tienen un abogado. Es un servicio, no un negocio. No somos una fábrica que hacer latas”, afirma.
El segundo aspecto es el equipo. En su opinión, un elemento clave es que los más veteranos en un despacho se encarguen también de formar. “Es muy satisfactorio cuando entra un abogado joven de apenas 22 años y a los cuatro o cinco años ves que se ha convertido en un abogado hecho y derecho. Ves a la gente que crece y madura y contribuyes a que salgan adelante”, explica.
Esta inclinación hacia la docencia es clave en su trayectoria. Confiesa que, en aquellos momentos en los que no se imaginaba acabar en un despacho de abogados, su vocación se inclinaba más bien por el mundo de la docencia y la academia. Hoy combina el trabajo en Pérez-Llorca con dar clases en varios másters.
Además de estos dos axiomas, el otro elemento que Carvajal considera diferencial de Pérez-Llorca es que no es un despacho meramente transaccional, sino que cuenta con otras áreas de referencia en España, como fiscal o energía, entre otros. Esto permite ofrecer un trabajo en las operaciones que asesora con gran profundidad.
Pese a que nunca imaginó dedicarse a asesorar operaciones de fusiones y adquisiciones, hay un elemento que justifica que haya trabajado en ello durante toda su vida. Esto es la importancia que tiene la búsqueda de consensos entre las partes y la necesidad de que el abogado emplee buenas dosis de empatía, mano izquierda, negociación y búsqueda de un punto de encuentro. “Hay más películas de abogados de pleitos que de mercantil. Pero a mí me gusta más alcanzar un acuerdo que pelearme. En un pleito lo pasaría fatal”, reconoce. Algo en lo que su experiencia en La India fue clave, al aportarle la perspectiva necesaria para ser capaz de ver diferentes puntos de vista. Todo esto se combina en un cóctel muy exigente laboralmente. Cuando consigue tomarse un respiro del M&A, su principal tarea es dedicarse a su extensa familia. Ha tenido seis hijos en apenas siete años. Además, es un aficionado a la vela ligera y a la arquitectura.
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