El químico español Avelino Corma recibe el premio al inventor europeo de la Oficina Europea de Patentes
Avelino Corma ha sido reconocido por sus trabajos en catalizadores sintéticos. Sus desarrollos son utilizados por múltiples empresas, como Cepsa, Exxon, Shell o IFF-Benicarlo
El científico español Avelino Corma (Castellón, 1951) tendrá pronto otro premio más en su haber. En 2014 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Ciencia, junto a sus colegas estadounidenses Mark E. Davis y Galen D. Stucky, y el próximo 4 de julio será la Oficina Europea de Patentes (OEP) la que le otorgue el premio al inventor europeo 2023.
Corma ha dedicado toda su vida a desarrollar procesos químicos y catalizadores más sostenibles. Un trabajo del que se han beneficiado numerosas industrias, entre ellas la energética, la farmacéutica y la cosmética. Y es que sus desarrollos tienen múltiples aplicaciones industriales, como la reducción de emisiones contaminantes de vehículos y fábricas, la mejora de alimentos, la depuración de aguas, los procesos de refinado del petróleo y la producción de medicamentos. Su lucha siempre ha sido lograr una industria química más sostenible y verde.
El químico valenciano señala que el nuevo premio es un reconocimiento a la investigación que han llevado a cabo tanto él como su equipo. “Siempre hemos tratado de transferir lo que avanzábamos desde el punto de vista del conocimiento, de la ciencia básica, a la aplicación industrial”, dice a CincoDías.
“Los químicos lo que intentamos es conocer cómo ocurren las reacciones químicas y ver después cómo dirigirlas hacia la formación del producto que deseamos obtener, evitando la formación de subproductos. Y los catalizadores nos ayudan a esto. Así, una reacción que necesitaría 24 horas para llevarse a cabo, podemos realizarla en 30 minutos con un catalizador adecuado, y esa misma reacción que nos daría de subproductos un 20%-30% del total de productos, mediante el catalizador es 0,5% o un 1%”, continúa.
La mayoría de los logros de Corma se han obtenido gracias al desarrollo de un tipo de catalizador, las zeolitas sintetizadas, que son materiales cristalinos compuestos de silicio, aluminio y oxígeno que actúan como una esponja al estar formadas por muchos microporos del tamaño de las moléculas. “Son catalizadores que te permiten un gran control en la selección de los reactivos y en el tipo de reacciones que puedes conformar”, añade el científico, que apunta que se pueden crear “catalizadores selectivos” para moléculas de un tamaño determinado.
Aunque en teoría es posible sintetizar millones de estructuras de zeolitas, hasta hoy solo se han desarrollado unas 300. Y alrededor de una quinta parte de ellas han sido desarrolladas por Corma y su equipo, lo que posiciona a su grupo de investigación, con sede en Valencia, como una autoridad internacional en la materia.
La primera zeolita sintética de Corma se desarrolló en 1989. Gracias a la misma, fue posible producir combustibles con mejor kilometraje, menos emisiones de carbono en climas más cálidos y mayor capacidad para soportar la compresión en un motor. Hasta la fecha, Corma ha sometido casi 200 solicitudes de patentes europeas y más de 50 de sus patentes han sido licenciadas a empresas internacionales.
El científico español cuenta cómo algunos de sus catalizadores se han fabricado industrialmente y son utilizados por gigantes internacionales y por empresas medianas y pequeñas. El catalizador que desarrollaron con Cepsa y que después fabricó la empresa química alemana Süd-Chemie AGE [Ahora Clariant] bajo la marca Hysopar, ha sido adoptado por más de 22 refinerías de todo el mundo para mejorar su eficiencia. Entre otras, lo están utilizando empresas como Exxon o Shell.
Corma destaca el desarrollo de otros catalizadores. Uno capaz de eliminar el azufre que contiene el gas natural lo hicieron para Johnson Matthey. “Hablamos de bajarlo a partes por billón, lo que significa que cualquier otro proceso que use gas natural aguas abajo no se va a envenenar por tener azufre”. Este catalizador se utiliza en más de 50 plantas en el mundo. Otro, en química fina, lo desarrollaron para IFF-Benicarlo, en Castellón, para lograr una operativa menos contaminante.
El científico destaca que España ha mejorado mucho en el área de catalizadores, “una industria que mueve miles de millones de euros en todo el mundo”, pero apunta que hacen falta más recursos públicos y privados para la investigación. “También necesitamos que las grandes empresas se impliquen más en la investigación básica y que haya más colaboración con la pequeña y mediana industria para que sean más innovadoras”. Corma cofundó en 1990 el Instituto de Tecnología Química de Valencia, un centro que hoy es referencia internacional en catálisis, nuevos materiales y fotoquímica.
Cuando se le pregunta por las claves del éxito que ha cosechado a lo largo de su trayectoria profesional, no tiene dudas: “Todo es trabajo, trabajo y más trabajo. Pero, además, es fundamental tener un buen equipo alrededor y tener unos objetivos claros y bien definidos. Y no olvidar que hoy, obligatoriamente, hace falta colaboración internacional”.
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