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La industria de Euskadi busca la fórmula para crear grupos locales de dimensión mundial

Faltan empresarios vascos con recursos financieros para dar el salto internacional

Turbina aeronáutica de baja presión expuesta en la sede de ITP Aero en Zamudio (Bizkaia).
Turbina aeronáutica de baja presión expuesta en la sede de ITP Aero en Zamudio (Bizkaia).

En Euskadi, con una economía apoyada al 40% en la industria y sus servicios anexos, se apuesta por la creación de grandes grupos en diferentes sectores fabriles para que sean referentes internacionales. Pero la dimensión corporativa a la que obligan unos negocios cada vez más globales excede los recursos financieros de los inversores locales.

Hay varios ejemplos. Uno de ellos es el del fabricante de componentes aeronáuticos ITP Aero. Creado por la ingeniería Sener de la familia Sendagorta hace 34 años, los fundadores vendieron la empresa en 2016 a Rolls-Royce porque no podían mantener el ritmo de reinversión que exige el ámbito aeroespacial. Y la multinacional británica, con un balance estresado, la traspasó al fondo estadounidense Bain Capital. En este baile accionarial, la participación vasca es mínima. De una empresa de capital local al 100% se ha pasado a un accionariado en el que el Ejecutivo de Vitoria ha tomado el 6%. La compañía guipuzcoana SAPA pudiera tomar otro 3%.

Con Gamesa, fundada por los empresarios alaveses Juan Luis Arregui y Joseba Mikel Grajales, sucedió algo similar. El productor de turbinas eólicas está actualmente participado al 97,59% por la corporación alemana Siemens Energy. Dos joyas de la industria vasca que han perdido parte de su arraigo local en relación con su capital.

Finkatuz

Para evitar estas deslocalizaciones de la propiedad, el Gobierno vasco creó el fondo Finkatuz, dotado con unos recursos que rondan los 300 millones de euros. Además del citado 6% en ITP Aero, tiene posiciones minoritarias en CAF (3%) y en la láctea Iparlat.

Los intentos por crear grupos de mayor presencia mundial no han fructificado. El presidente de Sidenor, José Antonio Jainaga, realizó una propuesta hace tres años para crear una corporación siderúrgica con ventas de más de 2.000 millones de euros y una plantilla de 6.000 trabajadores. Integraría al propio fabricante de aceros especiales, a Olarra (centrado en inoxidable), a Tubos Reunidos y a Tubacex. Fue desestimada.

Los dos últimos de los citados tienen sede y fábricas en el valle de Ayala, en Álava. Además, concentran al 100% la producción nacional de tubos sin soldadura. Ahí acaban todas las coincidencias. Nunca ha habido acercamientos entre ellos, quizás por la máxima de que son más fáciles los acuerdos con los forasteros que con los competidores locales.

En el planteamiento de Jainaga no entraron las acerías de ArcelorMittal en Euskadi. La multinacional de la familia Mittal integra las fábricas de grupos vascos que fueron referentes en el sector del acero, como Aristrain y Esteban Orbegozo. Sin olvidar a la planta de Sestao (Bizkaia), el destello que queda de la desaparecida Altos Hornos de Vizcaya (AHV).

Mondragón

Corporación Mondragón, que integra a un centenar de cooperativas, es el único holding de Euskadi que puede presumir de contar con capital 100% vasco. Y eso que ha tenido que vivir la reciente salida del grupo de dos de sus empresas de referencia, como Orona y Ulma, que han restado capacidad a su división industrial, porque entre ambas suman una facturación de 1.732 millones con 10.713 empleados. La transición energética está impulsando la electrificación de la economía y Euskadi cuenta con un grupo tractor en este ámbito como Iberdrola, que “arrastra” a una cadena de proveedores con sede en Euskadi.

El tirón de la transición energética

Iberdrola

El mes pasado, la multinacional que preside Ignacio Sánchez Galán adjudicó sendos contratos en eólica marina a Siemens Gamesa y Haizea Wind, por importes de 1.500 millones y 250 millones, respectivamente. Otras empresas de referencia en este ámbito renovable, clave para la transición energética de la economía, son Lointek, Navacel y Vicinay. No ha habido iniciativas de acercamientos entre ellas hasta ahora.

En familia

Tampoco en el sector de bienes de equipo eléctrico, con empresas de familias vascas como Ormazabal, Arteche e Ingeteam, que también han crecido a nivel internacional de la mano de Iberdrola. El Gobierno vasco, a través de uno de sus fondos de capital riesgo, tiene la intención de mantener su 6,4% en el capital de Arteche, con sede en Mungia (Bizkaia) y que cotiza en BME Growth. Mientras, Kutxabank ha anunciado que dejará de vender participaciones empresariales (su cartera actual está valorada en 1.800 millones) para fortalecer el arraigo del tejido industrial. 


BBK

Accionista al 57% del banco, la fundación ha dotado con dos años de adelanto el fondo de reserva de 200 millones al que le obligaba el regulador para mantener esa participación de control. La fundación desestimó la opción de salir a Bolsa para conseguir esos recursos. Fue la fórmula por la que apostó Euskaltel, ahora en manos de MásMóvil. 

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