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Restauración

Telepizza negocia con los bonistas una inyección de 60 millones para cerrar el rescate

Los dueños de la deuda cotizada tomarán a cambio más del 50% del capital

Jacobo Caller, consejero delegado de Food Delivery Brands.
Jacobo Caller, consejero delegado de Food Delivery Brands.Juan Lázaro

Telepizza ultima el rescate por sus que le permita enderezar el rumbo. La cadena de comida rápida negocia con los dueños de su deuda cotizada para que realicen una inyección de capital de 60 millones que blinde el futuro del grupo, junto a una quita de la deuda y a una capitalización de parte del pasivo, según indican fuentes financieras.

Food Delivery Brands, el dueño de Telepizza, lleva desde antes de Navidad negociando con sus bonistas una nueva estructura de capital. La compañía encomendó a Houlihan Lokey negociar con sus acreedores, mientras que estos optaron por Rothschild. La firma cuenta con bonos por 335 millones, que vencen en 2026 y pagan un cupón del 6,25%. En la actualidad cotizan con un descuento del 60% y la rentabilidad, que discurre de forma inversamente proporcional al precio, en el 38%.

La idea es que los bonistas, capitaneados por los hedge funds Blanture, Oak Hill y Fortress, se hagan con más del 50% del capital y desplacen a sus actuales accionistas, KKR, junto a Artá Capital, Torreal, Altamar y J Safra Group, que se hicieron con la compañía en 2019 a través de una opa. A cambio, estos se comprometen a asumir una quita del pasivo y a ampliar el capital de la compañía.

Si bien la estructura de la operación de salvamento ya está clara, ahora las partes negocian los detalles. En concreto, estimar cuánto dinero necesita la compañía para determinar qué porcentaje del capital tomarán los bonistas. Las conversaciones pasan actualmente por que los acreedores aporten 60 millones a cambio de algo más del 50% de las acciones.

Las partes reconocen una dirección positiva en las conversaciones, que esperan cerrar pronto con un acuerdo definitivo. Los acreedores ya acordaron suspender el pagó del cupón de los bonos, que debió ser abonado hace dos semanas, para dar más tiempo a la negociación. Una señal de que las posiciones no están muy enconadas.

Por ello, trabajan en el nuevo plan de negocio a implantar, que será financiado con esa aportación de capital de los bonistas. El diseño de esa hoja de ruta se ha encargado a FTI y Alvarez & Marsal, tal y como publicó CincoDías. El primer paso es dejar definida la nueva estructura de capital.

El segundo es cerrar la renegociación del contrato con Yum!, dueño de Pizza Hut, que le obligaba a 1.300 aperturas en 10 años. Las partes sellaron un principio de acuerdo el 17 de enero, que implica la salida de la española de los mercados caribeños y de Latinoamérica, salvo Chile, Colombia, México y Ecuador, donde seguirá como masterfranquiciado, sin descartar una venta en los tres últimos mercados. Además, las partes han aligerado los cánones y los objetivos de aperturas.

Esto conduce a la tercera parte de la reestructuración, redimensionar la estructura corporativa a la nueva realidad. La compañía que dirige Jacobo Caller centrará el tiro en sus mercados prioritarios, donde también ha aplicado ajustes. En España, sin ir más lejos, cerró todos sus Pizza Hut propios. Andorra, Gibraltar, Portugal y Chile son sus otros países clave.

Un vía crucis de menos de cuatro años

KKR convenció a Artá, Torreal, Altamar y J Safra Group para lanzar una opa sobre Telepizza a finales de 2018. El gigante del capital riesgo tenía ya el 28% del capital y ofrecía 6 euros por acción, lo que valoraba la firma en 604 millones. Los problemas empezaron ya desde la opa, con la resistencia numantina de los minoritarios a apoyar la transacción para reclamar una mejora de precio. Solo unos meses después llegó el gran rubricón, la pandemia del Covid-19, que le obligó a cerrar todos los restaurantes y pedir 40 millones al Santander, con aval ICO, y otro tanto a su principal accionista. La paciencia del gigante del capital riesgo, no obstante, se ha agotado y ha declinado a inyectar más dinero cuando llegó la crisis provocada por la guerra de Ucrania y el alza de la inflación.

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