BBVA y otros bancos aspirantes a crecer en EE UU de la mano de Amazon
Seis entidades de todo el mundo forman la llamativa lista detrás del último préstamo sindicado del gigante
Amazon ha reunido a algunos sospechosos inhabituales. El goliat del comercio electrónico ha añadido recientemente a su creciente pila de deuda un préstamo de 8.000 millones de dólares. Esta financiación extra es curiosa, pero no tanto como los bancos extranjeros que la proporcionan.
La ralentización del crecimiento, el debilitamiento de la rentabilidad y las adquisiciones previstas, entre ellas 1Life Healthcare e iRobot, están remodelando el balance de Amazon y creando nuevas demandas sobre sus recursos. Tenía casi 60.000 millones de dólares en efectivo y valores fáciles de vender a 30 de septiembre, pero también gastó unos 20.000 millones de efectivo libre en los 12 meses que terminaron en el tercer trimestre. En este contexto, la obtención de 8.000 millones de dólares, poco después de conseguir un préstamo a plazo fijo de 10.000 millones en noviembre, parece intuitiva para el jefe Andy Jassy.
Menos intuitiva es la lista de financiadores. Tras recurrir en primer lugar a los principales intermediarios del mercado, Amazon ha reclutado a TD Securities, de Canadá, para que busque en los caminos menos transitados de Wall Street la operación siguiente. El australiano ANZ, Bank of China, el francés Crédit Agricole, BBVA, el británico NatWest y el singapurense DBS aceptaron prestar a Amazon durante 364 días al 0,75% por encima del tipo de referencia (Secure Overnight Financing Rate, SOFR), más un ajuste adicional del diferencial de crédito del 0,1%. El préstamo está destinado a fines corporativos generales, y si Amazon opta por prorrogarlo otros 364 días, el tipo de interés aumenta al SOFR más el 1,05% y el ajuste.
Los seis bancos elegidos participaron el año pasado en un total de 167 emisiones de préstamos corporativos en EE UU por valor de solo 36.000 millones de dólares, según datos de Refinitiv, frente a las 3.650 operaciones de Bank of America, JP Morgan y Wells Fargo, por un importe conjunto de 1 billón. También se unió al consorcio más reciente de Amazon el competidor japonés de nivel medio Mizuho Financial.
Es fácil entender por qué los aspirantes se lanzan a trabajar con Amazon. Aunque su perfil crediticio se ha desplomado un poco –el flujo de caja retenido, una métrica después de dividendos utilizada por Moody’s, ha caído por debajo del 50% de la deuda neta–, es un prestatario de marca con una calificación de grado de inversión. Algunos de los miembros del último consorcio tendrán acceso a financiación barata. Otros, como BBVA, que se deshizo de su filial estadounidense, pero mantuvo su negocio de intermediación bursátil, están dispuestos a expandirse en la banca de inversión del país.
Para Amazon, repartir la riqueza es una oportunidad de probar nuevas relaciones bancarias antes de contratarlas potencialmente para asuntos más complicados. O, al menos, esa era la zanahoria que probablemente ofrecía. En realidad, es más fácil entrar en el mercado minorista online que domina Amazon que abrirse paso en el firmamento financiero estadounidense.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías