La rebaja del IVA a los alimentos básicos costará 660 millones y beneficiará más a las clases altas
Los hogares con más ingresos dejarán de pagar 400 millones Los vulnerables, en cambio, ahorrarán más en proporción a su gasto
La rebaja fiscal a los alimentos básicos, que pasarán a tener un tipo del 0% en el IVA desde el 4% inicial, costará a Hacienda unos 661 millones de euros en ingresos, según cálculos del Ministerio que dirige María Jesús Montero. Esta pérdida recaudatoria, relativa únicamente a los seis primeros meses del año, beneficiará más en términos absolutos a las rentas altas, que son las que más se benefician de los descuentos en el IVA.
España grava tradicionalmente al 4% los alimentos básicos, un grupo conformado por panes, harinas, lácteos, huevos, verduras, hortalizas, legumbres, tubérculos y cereales. Son estos los que pasarán a tributar al 0% durante medio año. A esta selección se le unen unos pocos productos y servicios de ocio, cultura, salud y protección social, que seguirán gravándose al 4%.
La recaudación anual por los consumos gravados al tipo superreducido representa unos 2.000 millones de euros al año. El problema, señala el profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Zaragoza e investigador en Fedea, Julio López Laborda, es que “de este importe, aproximadamente, el 70% corresponde a alimentos, unos 1.400 millones”. De estos, un 60% está vinculado al gasto de los hogares ubicados en el 40% con más renta, es decir, unos 840 millones de euros. “Este último es el coste anual de reducir el tipo superreducido para quien no lo necesita”, añade el docente.
Es decir, de los 661 millones de euros de coste fiscal que supone la rebaja temporal del IVA, casi 400 millones de pérdida vendrán de los hogares con mayores ingresos.
Esto se debe a varios motivos. Tal y como explica el profesor de Hacienda Pública en la UCM e investigador asociado también en Fedea, Jorge Onrubia, “el IVA es un impuesto regresivo”. Es decir, “la proporción de renta que los hogares destinan al consumo, y en concreto a los alimentos, va bajando a medida que estos hogares tienen más ingresos”. A esto se le suma, añade Jesús Rodríguez, profesor de Derecho Tributario y abogado, que los alimentos básicos son productos con una “demanda rígida”. Al ser de primera necesidad, la rebaja del IVA no cambiará las modalidades y tendencias de consumo, por lo que las rentas altas seguirán beneficiándose más de la exención en el impuesto.
La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) ya analizó en su momento el impacto del coste fiscal del tipo superreducido. De la pérdida anual de ingresos por el tipo del 4%, la mayor parte correspondía al ahorro de los grupos de mayor renta, que se beneficiaban más de las rebajas no solo en cultura, ocio y salud, sino también en frutas, lácteos, quesos, huevos, cereales y verduras. “Los tipos reducidos, al disminuir los impuestos al consumo, benefician en una cuantía mayor a las rentas altas, que son las que más gastan”, defiende la autoridad fiscal.
Pese a esta pérdida recaudatoria y al carácter regresivo del impuesto, prosiguen los expertos, la rebaja temporal en el IVA no es del todo desacertada. Según apunta Rodríguez, hay que tener en cuenta que los alimentos básicos tienen un peso muy destacado en la cesta de la compra de los hogares más vulnerables, mientras que tienen menos protagonismo en la compra de las familias más ricas. Es decir, “se reduce esa regresividad al dejar libres del impuesto a quienes gastan casi toda su renta en alimentos básicos”.
En la misma línea se sitúa López Laborda, quien recuerda que el peso de los alimentos en la cesta de la compra decrece mucho con la renta de los hogares, desde casi el 30% en los más pobres hasta el 10% en los pertenecientes al 1% con más renta. Por ello, “esta medida tendrá un efecto redistributivo indudablemente positivo”.
Con todo, los expertos creen que habría sido más acertado aumentar las ayudas directas que recibirán las familias vulnerables. Podría haber sido “más efectivo, equitativo y eficiente y menos costoso” incrementar el importe del cheque de 200 euros para compensar el aumento de los precios energéticos; “en lugar de utilizar una medida que beneficia a todos los hogares de manera indiscriminada”, sostiene López Laborda.
También Onrubia ve más conveniente un cheque de mayor cuantía centrado únicamente en hogares con menos renta. “La rebaja del IVA atenúa la regresividad, pero no acaba con ella, ya que la proporción de renta que un hogar destina al consumo es decreciente con el nivel de riqueza”.
Según el sindicato de los técnicos de Hacienda, Gestha, del cheque de 200 euros se beneficiarán cerca de 8 millones de personas. La rebaja del IVA del 4% al 0%, por su parte, ahorrará de media 3,85 euros por cada 100 euros de compra, mientras que la bajada del 10% al 5% en el aceite supondrá un ahorro de 1,36 euros por cada 25 euros de compra de este producto. Por ello, Gestha ve la medida "ineficaz".
Dudas del abaratamiento de la comida
Aunque el real decreto ley publicado ayer en el BOE obliga a trasladar a los consumidores la reducción impositiva, “es muy probable que parte de la misma acabe impactando sobre los márgenes comerciales, lo que mermaría la eficacia de las medidas adoptadas”, explica López Laborda. El profesor también señala los problemas de equidad y eficiencia derivados del encarecimiento relativo de los productos que no han sido beneficiados por el descuento. Jorge Onrubia, por su parte, añade que habría sido aconsejable llegar a acuerdos con los sectores implicados para ver la rebaja en los precios, ya que no está del todo claro que la rebaja impositiva no vaya a repercutirse en el precio final debido a que los consumos "de baja elasticidad" favorecen la traslación de la bajada a la oferta. La distribución, por su parte, promete aplicar de forma directa las rebajas ante la amenaza de sanciones.