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El movimiento anti-ASG tiene argumentos para la inversión

Los flujos de caja de muchas petroleras y gasistas de EE UU son una gran parte de su valor total; incluso con algunas hipótesis draconianas, están infravaloradas

Instalaciones petrolíferas en la Cuenca Pérmica, en Loving County (Texas, EE UU).
Instalaciones petrolíferas en la Cuenca Pérmica, en Loving County (Texas, EE UU).ANGUS MORDANT (REUTERS)

Las energéticas están bombeando cantidades extraordinarias de dinero, quizá para disgusto de quienes intentan animar a la gente a no invertir en ellas. A medida que la crisis mundial aumenta la demanda de combustibles fósiles de EE UU, sus empresas cosechan los beneficios. Los flujos de caja de muchas son lo suficientemente grandes como para representar una gran parte de su valor total. Incluso con algunas hipótesis draconianas, están infravaloradas.

La carbonera Arch Resources debía de generar en 2022 1.000 millones de dólares de flujo de caja libre, casi la mitad de su valor. Su rival Alpha Metallurgical Resources debía de conseguir 1.400 millones, casi el 70%. Exxon, que generó más beneficios que Apple el trimestre pasado, podría acumular un quinto de sus 461.000 millones de valor. El flujo de caja libre de Occidental Petroleum debería de suponer el 17% de su valoración, lo que ha inspirado a Berkshire Hathaway a convertirse en su mayor accionista.

Los inversores desconfían y, en cierto modo, con razón. En el pasado, el sector invirtió en exceso, y se prevé que la demanda de carbón y petróleo alcance pronto su pico y luego baje. Exxon cotiza a unas 8 veces los beneficios acumulados, es decir, la mitad que el S&P 500. Chesapeake Energy cotiza a 6 veces, y Arch a menos de 3. Y a principios de diciembre, Exxon y Chevron elevaron sus estimaciones de gasto para 2023.

Aun así, estos múltiplos reflejan una falta de crecimiento, y si estas empresas devuelven la mayor parte de su efectivo, parece que los inversores obtendrán una sólida rentabilidad. Aunque los negocios subyacentes no están creciendo, la transición desde el carbón llevará más de dos años, y desde el petróleo y el gas más de cinco, como implican sus valoraciones. Por ejemplo, más de tres cuartos de los coches nuevos que se venden en Noruega son eléctricos. El consumo de petróleo solo cayó un 2% en 2021, según un informe de BP.

Puede que la presión de los inversores en ASG esté impulsando un alejamiento de los combustibles fósiles con el tiempo. Pero la brigada anti-ASG cobrará cuantiosos dividendos por el camino.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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