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No hay mal (para el capital riesgo) que por bien no venga (para la humanidad)

La subida de los tipos devolverá la inversión a los problemas reales, tras años de apuestas alternativas

Ugo, robot de Mira Robotics.
Ugo, robot de Mira Robotics.reuters

En su punto álgido de 2021, la capitalización agregada del mercado de las criptomonedas fue de casi 3 billones de dólares, aproximadamente el equivalente a la producción económica de África. Ese año se vertió la cifra récord de 630.000 millones en capital riesgo. Ahora, a medida que las subidas de los tipos de interés afectan a los activos alternativos, el dinero destinado a la innovación se está reasignando.

Según un informe de CBInsights, la financiación mundial de capital riesgo descendió a 329.000 millones de dólares en enero-septiembre de 2022, lo que supone un descenso interanual del 27%. La crisis de liquidez dejó al descubierto fallos de gobernanza, ideas bobas y soluciones en busca de problemas: metaversos, imágenes no fungibles de simios aburridos, coches voladores.

Otras ideas que parecían estar en la cúspide de la comercialización pueden no estarlo en realidad. Ford disolvió en octubre, por ejemplo, su unidad de coches autónomos, entre dudas sobre lo pronto que los vehículos aprenderán a conducir y aparcar solos a satisfacción de reguladores y aseguradoras. En otros ámbitos, como en el de los semiconductores, el ritmo de avance se ralentiza.

La nueva expresión de moda es tecnología dura, que engloba muchos campos tradicionalmente dominados por laboratorios corporativos dentro de gigantes industriales como el especialista estadounidense en equipos para chips Applied Materials. El diseño de robots microscópicos para combatir enfermedades y de ordenadores bioquímicos para superar a los chips de silicio conlleva costes iniciales más elevados y ciclos de comercialización más largos que las aplicaciones de consumo a las que están acostumbrados muchos inversores de Silicon Valley. En la última década, por cada dólar de capital riesgo invertido en empresas de nanotecnología que trataban de manipular la materia a escala casi atómica, 44 se destinaron a la tecnología financiera (fintech), según datos de Preqin.

Ya es hora de cambiar. La expansión exponencial de la producción humana y la esperanza de vida que comenzó con la revolución industrial de 1760 muestra signos de estancamiento gradual en los países ricos, incluso mientras las solicitudes de patentes mundiales continúan más o menos a buen ritmo.

Resulta sorprendente que, mientras la investigación y el desarrollo en EE UU siguen mejorando en productividad, la esperanza de vida de sus ciudadanos haya empezado a disminuir. Uno de los factores puede ser la mala orientación de la investigación y la distribución dese­quilibrada de sus frutos.

Al mismo tiempo, el entorno de tipos ultrabajos que siguió a la crisis de 2008 hizo que el valor medio trimestral de las operaciones de capital riesgo pasara de menos de 10.000 millones de dólares a 178.000 millones a finales de 2021. Los insignificantes rendimientos de las inversiones convencionales animaron a las aseguradoras y planes de pensiones a invertir en empresas especulativas como la criptobolsa en quiebra FTX.

Es de esperar que la subida de los tipos devuelva parte o la mayor parte de ese capital a los problemas reales, con grandes dividendos para la producción y la salud. Solo hará falta un poco más de tiempo para que todo el mundo haga caja. El capitalista ilustrado anhelará una era menos frívola.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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