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Entrevista con el consejero delegado de PAL Robotics

Francesco Ferro: “El mito de un robot que lo sabe todo y te puede sustituir no es real”

En esta compañía han creado desde máquinas dedicadas a hacer inventarios de tiendas a avatares controlados en remoto  Se trata de uno de los escasos ejemplos de empresas capaces de diseñar y producir un robot humanoide

Francesco Ferro
Fernando Belinchón

Si relativamente pocas empresas en el mundo se dedican a hacer realidad a los robots humanoides, dentro del tejido corporativo español, se trató además de la pionera. Su nombre: PAL Robotics. Fundada en 2004 por cuatro ingenieros, la compañía de robótica de servicio hoy cuenta con más de 90 empleados. Su consejero delegado, Francesco Ferro, desvela la clave para crear un robot. Irónicamente, se trata de la pasión humana.

R. ¿Para qué sirven los robots en los que trabajan? ¿Tienen una función principalmente industrial?
R. Nos ocupamos de la conocida como robótica de servicio. Es un poco diferente de la robótica industrial. Nosotros buscamos robots colaborativos que puedan cooperar con las personas. Hemos detectado cuatro pilares de negocio: robótica social, robótica de investigación (sobre todo humanoides), robótica de manipulación y, por último, tenemos la parte de intralogística. Robots que transportan cosas. Las más industriales son las últimas dos. Tenemos un robot dedicado a hacer inventario llamado Stockbot. Es el que genera más negocio. Trabajamos con algunos de los retailers más grandes del mundo.
R. ¿Qué más usos concretos han explorado?
R. Hemos trabajado en diferentes programas piloto. Por ejemplo, en los robots de manipulación. Desde el típico pick and place, es decir, coger un objeto y colocarlo en otro lado, hasta el ámbito hospitalario. Aquí los usamos para movimiento de elementos como probetas analíticas. A nivel social hemos desarrollado un par de casos de usos muy interesantes, pero en España no están teniendo tanto éxito. Esto es la parte de las personas ancianas. Un robot que pueda ser utilizado por la familia o por otra persona en remoto para dar asistencia médica o hacer compañía. Son cambios muy drásticos y no todo el mundo lo tiene tan claro.
R. ¿Este robot por control remoto sería como una especie de avatar?
R. El problema de tener un robot de tipo avatar es el de determinar de quién es la responsabilidad si algo falla. Si alguien ha de asumir el control para hacer una intervención sanitaria a distancia y sale mal, ¿de quién es la culpa? La UE está trabajando para regular esto, pero entre que se decide o no, se están perdiendo posibilidades de salvar vidas.
R. Control remoto de robots, ¿y la ciberseguridad?
R. No soy el mejor experto para hablar de ciberseguridad, pero he trabajado bastante pensando en ella. No existe un sistema seguro. Sobre la ciberseguridad en robótica, hemos tenido tres proyectos concretos. Uno de ellos era CyberFactory. Estaba dirigido a reforzar la seguridad de los robots de la línea de producción. Una empresa que instale una flota de robots en la oficina o en la fábrica no tiene la garantía de que no sea posible controlarlos, o acceder a sus datos o Dios sabe qué. La seguridad infinita nadie puede garantizarla, pero es cierto que hay sistemas que mejoran la seguridad. Los ataques pueden perder peligrosidad con medidas adecuadas, pero sin duda, los ciberataques serán un enorme problema para todo aquel que no piense en estas cuestiones, y conozco muchas empresas que no hacen ni caso a este tipo de temas.
R. ¿Cómo me convencería de que necesito un robot humanoide en mi casa?
R. En todas las pruebas que hemos hecho que consistían en instalar un robot humanoide en una casa, al principio, la persona dudaba sobre la utilidad del robot, sobre si serviría para algo o si sería un pisapapeles muy grande. Una vez finalizado el proyecto porque se acababa la financiación del mismo, las personas no lo querían devolver. En particular, eran robots con ruedas, pero de forma humanoide. Eran robots sociales. El problema no está tanto en el lado de aceptación del consumidor, yo diría que está en otra parte. Los reguladores no lo ven tan claro y sobre todo en Europa.
R. ¿Qué ha aprendido sobre los huma­nos un experto en robots humanoides?
R. Que somos una máquina perfecta.
R. ¿Perfecta? ¿Por qué?
R. Tenemos una capacidad de adaptabilidad, flexibilidad y de resolución de problemas que los robots todavía no tienen. La creatividad es algo que les cuesta a los robots, pero es en la cooperación hombre-máquina donde está el gran potencial. He visto muchas empresas. Muchas plantas de producción. En ellas había humanos que habían quitado el empleo a un robot. Trabajan en condiciones inhumanas, cuando podrían utilizar estas horas en algo mucho más creativo y que dignificaría más a la persona.
R. La creatividad es humana, pero el equilibrio también.
R. Aquí somos bastante buenos en eso. Sobre todo para hacer andar a un robot humanoide. En cuestión de equilibrio diría que hay algunos robots que funcionan mejor que algunos humanos.
R. Muchas de las veces que se dice que los robots crearán empleo se pone el ejemplo del mantenimiento de los mismos, ¿no podremos crear robots que reparen robots?
R. Sí, claro que podremos. La cuestión es que la adaptabilidad de un humano no tiene comparación. El mito de un robot que lo sabe todo y que te puede sustituir no es la realidad. Creo que eso nunca llegará a existir.
R. Ustedes son una rara avis en el tejido productivo español. ¿Por qué España?¿Es más complicado aquí este tipo de empren­dimiento?
R. El porqué es sobre todo por haber encontrado nuestro nicho aquí. Nos sentimos muy cómodos aquí. Es verdad que en otros países europeos es mucho más fácil que en España, que hay más esfuerzos en investigación. En Reino Unido, Francia, Países Bajos. Allí cuidan mucho más la investigación. La investigación es un trabajo muy difícil de llevar a cabo. España ha realizado muchos esfuerzos para ayudar, pero se parte de una visión muy diferente. En España, bajo mi punto de vista, se parte del supuesto de que hay que supervisar y demostrar que no estás tomando el pelo. En otros países la filosofía es la de “intenta llevar esto a cabo y después nos sentamos y vemos si lo has logrado o no”. Aquí es al revés. “Convénceme de que te tengo que dar dinero para esto” y “tengo dudas, así que hazlo, y luego ya vamos viendo” o “hazlo y a cambio me das parte de la empresa”.
R. ¿Cuál ha sido la clave para la supervivencia de la empresa?
R. La pasión y la motivación de la gente que trabaja aquí cada día ha sido lo que ha construido la empresa. Es fundamental tener motivación y pasión para seguir adelante. Hay tantas cosas que podrían haber hecho que tiráramos la toalla... Hemos tenido propuestas tentadoras de muchos países. Sobre todo, de Estados Unidos y China, países desde los que nos han puesto una cantidad de dinero absurda encima de la mesa para vender y olvidar todos los problemas. Estar aquí e intentar hacerlo mejor y sobrevivir con todas las complicaciones que tenemos. Desde luego, tiene que ser un trabajo que te apasione.
R. Una cantidad de dinero absurda...
R. China, Estados Unidos. A veces otras empresas de países europeos. Ahora da la sensación de que en el mundo de los negocios la única cosa que tienes que hacer es dejar que el pez grande se coma al pequeño. Yo creo que eso es un mal. Hay empresas, sin dar nombres, que compran otra empresa porque así seguirán con su propio monopolio y bloquearán la investigación y entonces en los próximos 10 años nos quedaremos sin ver ese avance. Si esto pasa, al final perdemos todos.

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Sobre la firma

Fernando Belinchón
Madrid. 1994. Máster en periodismo económico por la Universidad Rey Juan Carlos. Redactor de la Mesa Web de CincoDías. En el periódico desde 2016.

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