El plan de Biden para el petróleo es una gota en un cubo con fugas
La promesa de comprar cuando caiga en el umbral de rentabilidad para perforar puede estabilizar el mercado
Los altos precios de la gasolina son un problema en el surtidor, y en las urnas. El hecho de que el presidente Joe Biden siga vendiendo petróleo de la reserva estratégica de Estados Unidos y pida a las refinerías que reduzcan su margen de beneficios demuestra que es muy consciente del impacto que la carestía del combustible podría tener en las elecciones legislativas de mitad de mandato de noviembre. Su plan para rellenar tarde o temprano la reserva no ayudará mucho en ese sentido, pero sigue siendo una buena medida económica.
Biden dijo el miércoles que la reserva nacional se desprenderá de 15 millones de barriles a finales de año, completando un programa de drenaje de 180 millones de barriles desde mayo en respuesta a la pérdida de importaciones de petróleo ruso. En conjunto, es la mayor incursión en la reserva estratégica de la historia. Hasta ahora, ha reducido los precios en quizás 30 centavos por galón (ocho céntimos de euro por litro) –dejando el precio en alrededor de 3,86 dólares por galón (1,04 euros por litro), en comparación con un promedio de 2,60 dólares (0,70 euros) en 2019.
El problema es que, aunque el depósito de petróleo de Estados Unidos es gigantesco a escala humana, con una capacidad máxima de más de 700 millones de barriles, es relativamente pequeño en términos de demanda. La reducción de 180 millones de barriles equivale a lo que los estadounidenses utilizan en solo nueve días, y el mundo entero en menos de dos. Además, la detracción se ha repartido en tres trimestres del año. Como martillo para hacer bajar el precio del petróleo, es una minucia.
Sin embargo, es útil de forma más sutil. El nuevo plan consiste en rellenar las reservas utilizando contratos de futuros con precios de entre 65 y 72 dólares el barril o inferiores. Eso es más barato que el precio actual de unos 85 dólares, así que es una ganga para los contribuyentes, aunque menos que la propuesta del expresidente Donald Trump de rellenar a menos de 30 dólares en marzo de 2020. Ese precio también está por encima de los 56 dólares por barril que las empresas petroleras dicen necesitar para que los nuevos pozos sean rentables. Eso puede hacer que las energéticas vuelvan a perforar, después de que las pérdidas recientes las llevaran a minimizar la inversión en favor de maximizar el beneficio.
La promesa de comprar cuando el petróleo caiga en torno al umbral en el que la perforación-ya-no-tiene-sentido estabilizará un poco el mercado y fomentará la oferta interna. Si la producción de petróleo de Estados Unidos aumenta o la demanda disminuye, habrá menos necesidad de la reserva estratégica, en primer lugar. De hecho, las importaciones alcanzaron su punto máximo en 2005, según el Gobierno. Todo esto no cambiará mucho el resultado de las elecciones legislativas de noviembre, pero podría mejorar un poco una mala situación.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías