Las expectativas de rentabilidad de la deuda han mejorado
Mantener posiciones
Este año ha sido el peor de los casi últimos cien para los inversores con carteras 50% renta fija / 50% renta variable. Hay que tener en cuenta que se ha dado una reacción acelerada de los bancos centrales tras la represión financiera. Ahora, ante una inflación de oferta, relacionada con los suministros y cierres en China por COVID, los bancos centrales, tratan de controlar la inflación mediante la demanda. Pero la inflación sigue siendo persistente, sobre todo en Europa. Ni siquiera en EEUU los datos han sido buenos, con una inflación general en torno a 8,2% y la subyacente muy acusada, en un mercado de trabajo fuerte y de alquiler todavía con inercia.
Las expectativas de rentabilidad de la deuda han mejorado
De manera que los tipos de interés están bastante altos, sobre todo en EEUU. Lo positivo es que han mejorado las expectativas de rentabilidad a vencimiento de la deuda, 3 a 4% mayor que hace un año. De hecho, la liquidación masiva ha llevado a las mejores valoraciones en una década en bonos del Tesoro a diez años de EEUU, cuya rentabilidad a vencimiento ha llegado a superar ligeramente 4%, máximos desde mediados de 2011, un techo muy interesante para invertir. Así que vemos valor en deuda del Tesoro de EEUU, que proporciona protección en caso de mayor deterioro económico.
Sin embargo, infra ponderamos deuda gubernamental de la euro zona, donde la inflación parece acelerar y ampliarse. Los salarios aumentan y el BCE va por detrás en su capacidad para frenar la inflación motivada por la crisis de suministro de energía.
Mantener posiciones
El caso es que la recuperación de las pérdidas de este año puede llevar tiempo, más para el inversor de renta fija y sobre todo para los que se hayan salido o estén vendiendo ahora. De hecho, es momento de mantener posiciones.
Hay que tener en cuenta que existe la posibilidad de que la inflación toque máximos el próximo trimestre y en ese escenario los bonos se pueden comportar bien. Los bancos centrales, una vez que se controle la inflación, dejarán de ser tan agresivos. Este escenario sería el entorno perfecto para la renta fija. Además, no vemos una recesión fuerte, sino suave y corta. Pasado el pico de inflación, se volverá a hablar de perspectivas de crecimiento.
Ahora bien, en cuanto a crédito, la debilidad económica afectará a los beneficios empresariales, por aumento de los costes de financiación. Además, la deuda de menor calidad puede verse especialmente afectada por la volatilidad de las expectativas de tipos de interés, lo que probablemente persista a corto plazo. Aunque hay deuda de sectores más defensivos que puede hacerlo bien, como consumo básico, energía y aquellas compañías que han sido capaces de alargar el plazo de vencimientos de su deuda, conviene esperar para entrar en deuda empresarial, sobre todo en la de peor calificación crediticia, tanto de Europa como de EEUU. Finalmente, la renta fija de mercados emergentes no resulta óptima mientras dure la política restrictiva de la Reserva Federal y la fortaleza del dólar.
Seleccionar y estar diversificados
A diferencia de hace un año, cuando los inversores obtenían rentabilidad de bonos con el riesgo de la renta variable, ahora pueden obtener riesgos típicos de los bonos con expectativas de rentabilidades habituales en renta variable. Efectivamente, las rentabilidades a vencimiento están compensando cada vez más a los inversores por la volatilidad asumida.
Así que es momento de empezar a mirar la renta fija. Pero hay que ser muy selectivos cara a los próximos meses.
Además, hay que estar diversificados, para lo cual conviene contar con asesoramiento, para combinar ingresos recurrentes con protección de capital. En concreto, es importante complementar la cartera con estrategias multiactivos de volatilidad moderada y protección del capital, así como determinadas estrategias de rentabilidad absoluta que facilitan protección cuando el mercado cae.