El veto a contratar personal de EE UU a las empresas chinas de chips recrudece la guerra por el talento
Al menos 43 estadounidenses ocupan altos cargos directivos en firmas chinas cotizadas del sector Es un obstáculo en el avance a la autosuficiencia tecnológica del país asiático
“Esto es una bomba más grande que impedirnos comprar equipos tecnológicos estadounidenses”. Con esta frase, un ejecutivo de un fabricante chino de semiconductores resumía la semana pasada al Financial Times un temor que empieza a tomar forma: la prohibición de contratar talento estadounidense por parte de las empresas chinas de chips va a dificultar de forma extraordinaria el intento de China por ser una potencia en el sector de los chips y alcanzar la autosuficiencia tecnológica.
Según revelaba este domingo el Wall Street Journal, numerosos ejecutivos estadounidenses se encuentran en el limbo en empresas chinas de chips después que EE UU impusiera el 7 de octubre nuevas restricciones que no solo prohíbe suministrar a las compañías chinas ciertos semiconductores fabricados en cualquier parte del mundo con equipos estadounidenses, sino que impide también la llegada de investigadores e ingenieros estadounidenses capaces de diseñar esos sistemas dentro de las fronteras chinas.
El rotativo estadounidense cifra en al menos 43 los ciudadanos estadounidenses que trabajan con 16 empresas chinas de semiconductores que cotizan en Bolsa, ocupando puestos clave de CEO, presidente y vicepresidente. Casi todos ellos ficharon por la industria china de chips después de pasar años trabajando en Silicon Valley para fabricantes de chips o de equipos de semiconductores de EE UU.
Como apunta el citado medio, sus historias de trabajo reflejan el libre flujo de talento que ha habido a lo largo de muchos años a través de empresas y fronteras; algunos fueron atraídos a China a través de iniciativas como el programa Mil talentos del país asiático, presentado en 2008 por el Gobierno chino para impulsar los estándares de investigación.
Pero esta libertad de movimiento del talento entre EE UU y China, al menos en esta industria, parece haber acabado. La Administración de Joe Biden no quiere que los ciudadanos estadounidenses apoyen el desarrollo de chips avanzados en China, y eso incluye a los residentes permanentes y también a los titulares de una tarjeta verde de residencia.
Cualquiera que entre en esta clasificación necesitará una licencia para seguir trabajando en China o en apoyo de los fabricantes de chips en este país, con una fuerte carga de prueba para demostrar que su trabajo no se destinaría a usos finales militares, informa Bloomberg. Algo complicado teniendo en cuenta la infinidad de aplicaciones que tiene cualquier semiconductor.
La medida impuesta por EE UU deja claro el valor del capital humano. Huawei, golpeada hoy por el boicot que le impuso también EE UU, aceleró su ofensiva contra el iPhone para ganar terreno en el negocio de los smartphones contratando a la ex directora creativa de Apple, Abigail Brody, como diseñadora jefe en 2015. E hizo importantes contrataciones a nivel internacional para reforzarse en ingeniería de chips y de audio y en 5G.
En el campo de los chips, seis de los siete principales ejecutivos de I+D de Pitech, un importante fabricante de equipos de semiconductores de China, son ciudadanos estadounidenses, y muchos de sus directivos, incluidos su presidente y director general, también lo son, según su presentación en Star Markets a principios de este año.
En este escenario, empresas como el fabricante holandés de equipos para chips ASML Holding han prohibido que su personal estadounidense atienda a los clientes chinos, lo que ha frustrado las esperanzas de Pekín de que los actores internacionales de esta industria se mantuvieran neutrales, añade Bloomberg. También, fabricantes de equipos de semiconductores con sede en China como Naura Technology Group han dicho a sus empleados estadounidenses en China que no participen en el desarrollo de componentes y maquinaria para cumplir con las restricciones de Washington, según informó el South China Morning Post.
Difícil decisión
Las compañías están tomando duras medidas mientras estudian a fondo las nuevas reglas. “Restringir el acceso de las empresas chinas al talento estadounidense es un golpe directo al corazón del intento de China de ascender en la cadena tecnológica”, dijo Dane Chamorro, jefe de Inteligencia y Riesgo Global de la consultora de negocios Control Risk, que aseguró que “la tecnología no es nada sin las personas que la hacen funcionar”. Según aseguró Chamorro al WSJ, para muchos altos ejecutivos de empresas chinas, las reglas probablemente los obligue a decidir entre sus trabajos y su ciudadanía estadounidense o su estatus de residente permanente.
“El control sobre los profesionales estadounidenses es la mayor sorpresa para nosotros en el anuncio [de las últimas restricciones]", reconocieron los analistas de Bernstein. “Algunas empresas chinas han progresado mucho, a menudo gracias a ejecutivos que aportan una experiencia de años de trabajo en EE UU”, añadieron.
Entre los ejecutivos estadounidenses destacados en China están Gerald Yin, fundador y presidente de Advanced Micro-Fabrication Equipment o AMEC, uno de los proveedores de equipos de fabricación de chips más grandes de China. El y seis altos directivos e investigadores de la compañía son ciudadanos estadounidenses, según el sitio web de la empresa. Como relata el Wall Street Journal, Yin, cuya empresa cotiza en la Bolsa de Shanghái, pasó casi 20 años trabajando en empresas de Silicon Valley, entre ellas Intel y Applied Materials, donde fue director de Tecnología de su unidad asiática antes de irse para fundar AMEC.
Otras empresas que se verán afectadas son el diseñador chino de chips de memoria flash GigaDevice Semiconductor, cuyo vicepresidente y director general, Shu Qingming y Cheng Taiyi, tienen pasaportes estadounidenses, y KingSemi Co, cuyo CEO Chen Xinglong tiene una tarjeta verde de EE UU.
Las restricciones también podrían afectar a los empleados de empresas chinas que tienen operaciones en EE UU. Por ejemplo, Yangtze Memory Technologies, el principal fabricante de chips de memoria de China, tiene una oficina en Santa Clara (California), con más de una docena de empleados en EE UU, según LinkedIn.
Nuevas reglas
Las nuevas reglas impuestas por el Gobierno estadounidense, que están afectando a la gestión del talento tecnológico, llegan también en un momento en que EE UU lucha por atraer más inversiones en la industria de los chips para ganar en autonomía frente a los fabricantes asiáticos. El Congreso de EE UU aprobó recientemente una ley para estimular la producción de microchips en el país y varios importantes fabricantes de semiconductores han anunciado ya planes para construir nuevas fábricas en el país, creando decenas de miles de nuevos empleos, pero la falta de talento tecnológico disponible actualmente amenaza los esfuerzos, según Computerworld.
“La competencia por el talento es feroz, pues la demanda por el mismo es mayor que la oferta actual”, según ha reconocido Cindi Harper, vicepresidenta de Recursos Humanos, Planificación y Contratación de Talento de Intel. Esta situación podría haber animado a EE UU a vetar a los estadounidenses a trabajar para fabricantes chinos de chips.
Los legisladores estadounidenses deberían estar trabajando para garantizar que las industrias de vanguardia tengan un acceso confiable y predecible al talento, lo cual es parte de mantener a EE UU por delante de China, según Jeremy Neufeld, investigador principal de Inmigración del Institute for Progress. Este experto aseguró a la publicación tecnológica que EE UU no ha actualizado los límites de las visas de inmigrantes en 30 años, y cada vez más está causando que el talento global mire hacia el extranjero, mientras que paraliza la capacidad de las startups y otras empresas de vanguardia del país para recurrir a los mejores y más brillantes de todo el mundo para empujar la frontera tecnológica.
Para tratar de atajar este problema, la Ley Chips aprobada por el Congreso estadounidense, con 77.000 millones de dólares en subsidios y créditos fiscales para las empresas que construyan fábricas en el país, incluye un paquete de 11.000 millones para investigación avanzada de fabricación de chips y capacitación de la fuerza laboral.