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Desayunos Cinco Días

La industria química eleva su compromiso con el agua

Minimizar el impacto medio ambiental y racionalizar el uso hídrico son claves para el sector. La tecnología ayuda a ser más sostenible, pero la colaboración del consumidor es clave

“Todo lo que nos rodea está compuesto por átomos y moléculas, en definitiva, todo es química”. Esta es la definición que hace la Federación Empresarial de la Industria Química Española (Feique) sobre una actividad que supone el 5,4% del PIB y casi el 4% del empleo en nuestro país, con un total de 3.000 empresas en activo. Se trata, además, del segundo mayor exportador (solo por detrás del automóvil) y uno de los mayores inversores en I+D. Su papel es relevante en la economía por su carácter transversal, ya que interviene prácticamente en todas las cadenas de valor de la industria manufacturera; el 98% de las actividades productivas requieren de la química en algún punto del proceso de fabricación, como en el área de la salud, de la alimentación, del consumo en general, de la movilidad o de la construcción, entre otras.

 Por ello, su compromiso con la sostenibilidad y la transición energética es fundamental, y el avance en los últimos años ha sido muy notorio. Por ejemplo, entre 1999 y 2019 la industria química ha reducido el 40% de las emisiones de efecto invernadero, un 28% el consumo de energía y un 55% el del agua.

Las empresas siguen avanzando en sus planes de minimizar el impacto medioambiental en toda la cadena de valor, de principio a fin, desde la fabricación, pasando por el uso y finalizando con el desecho del producto. En definitiva, se trata de establecer procesos productivos más sostenibles manteniendo la competitividad. Según datos de la ONU, más del 80% de las aguas residuales se vierten en los ríos o el mar sin ningún tratamiento.

CincoDías, en colaboración con Cepsa, ha organizado un desayuno bajo el título El agua y la química sostenible, para analizar el papel del sector en el uso sostenible de los recursos hídricos, los avances que se están dando en este sentido y los retos a abordar. La industria química representa el 25% del consumo total de agua en nuestro país.

Enfoque integral

Ignacio López, director de I+D de Cepsa Química, abrió el debate haciendo un planteamiento sobre el momento actual. “Desde un punto de vista estratégico, el enfoque de la industria química en general, y de los sulfatos en particular, debe tener tres áreas: la optimización de los recursos hídricos en los centros de producción (máxima eficiencia en el uso); el impacto en destino de los surfactantes y detergentes, por ejemplo de lavadoras o lavavajillas, y el diseño del producto final, teniendo en cuenta el agua que requieren y también las repercusiones en la energía”. “Los tres deben tenerse en cuenta para hacer un enfoque integral que mida el impacto medioambiental”.

Ignacio Palacios, gerente de agua e industria, estuvo de acuerdo con la exposición del representante de Cepsa, y apuntó que “es extensible a cualquier industria y sector”. “Todo debe ir enfocado a un mejor uso del agua y a minimizar el impacto”, expuso.

Antonio Sánchez, coordinador de calidad y sostenibilidad de Linasa, apuntó en la misma dirección y opinó que “no se concibe una buena gestión del agua sin una buena gestión de la energía, necesaria para extraer, tratar, distribuir o transportar”. Y añadió un aspecto fundamental: “Tenemos agua suficiente, lo que nos permite no acudir al mar, que tendría el consiguiente coste energético de tratamiento y distribución”. El experto aludió al ejemplo en que se ha convertido Israel, país donde el 60% es desierto y que reutiliza el 87% de sus aguas residuales, que se destinan principalmente para fines agrícolas e industriales. “Hay que hacer sostenible el coste energético”, dijo.

Empeño insostenible

Sobre este área, Ignacio Palacios planteó una reflexión: “El 3% del agua que hay en el mundo es dulce y el 97% salada. ¿Por qué nos empeñamos en utilizar un recurso escaso?”.

La tecnología es una pieza clave para el sector químico en el avance hacia la sostenibilidad. Pero el papel del consumidor, sus hábitos y su compromiso con el medio ambiente es necesario para conseguir objetivos. “Tiene que haber un equilibrio”. “La variable ahorro es muy importante, y ahora hay mucha sensibilidad en ese sentido. La industria aún tiene margen para conseguir un mayor desarrollo ecológico, pero se necesita un ejercicio de hábitos donde igualmente se debe avanzar”, señaló Marta Lucas, directora de marketing de Fagor Electrodoméstico.

En el ámbito del hogar, y más concretamente en el uso de los electrodomésticos más habituales como son la lavadora o el lavavajillas, Ignacio López explicó cómo se ha evolucionado en el tiempo. “Se está haciendo un 25% más de coladas, pero con menos agua”. “La asociación de fabricantes de detergentes impulsó la sostenibilidad en la industria y se han desarrollado compuestos más concentrados, con envases más pequeños y con menos agua del producto que hacen que pese menos en el transporte y tenga un impacto favorable, evitando 1,5 millones de toneladas de emisiones de CO2”.

Concienciar

Según la Asociación de Empresas de Detergentes y de Productos de Limpieza, Mantenimiento y Afines (Adelma), “cada español consume una media de 1.808 euros al año en productos químicos, lo que demuestra la importancia que tiene la industria en nuestra vida cotidiana”.

Una de las ventajas que existen del lado del consumidor es que “estamos más receptivos” a la hora de poner empeño en mejorar, comentó Marta Lucas. “Es importante una correcta gestión en el hogar; no es lo mismo lavar un tejido de seda que de algodón, no necesitan la misma agua ni la misma temperatura. Por eso, hay que optimizar este tipo de procesos”, añadió.

Una parte fundamental para conseguirlo es dotar de la suficiente información al usuario. “El producto debe ser lo más sostenible posible, pero también el uso del agua o la dosificación”, apuntó Antonio Sánchez.

Sobre este aspecto, Marta Lucas expuso cómo entre las últimas acciones de los fabricantes de electrodomésticos se encuentra el nuevo etiquetado ecológico. “Ha impulsado a la industria a utilizar mejor los recursos energéticos y del agua”. “Pero esas nuevas tecnologías precisan de la evangelización del consumidor”, señaló.

Bajo este debate, Ignacio López aseguró que “las empresas tienen grabados los objetivos de desarrollo sostenible y forman parte de la gestión diaria de las compañías”. “Pero la sociedad debe entender que la sostenibilidad no es solo cuestión de las empresas; es cosa de todos”. Para el representante de Cepsa el reto es importante: “Hay que responder a las necesidades del consumidor de manera rápida, con menor consumo de agua, con productos biodegradables y con la misma eficacia”.

Otro aspecto relevante es la información. “En los detergentes las etiquetas tienen que ser más legibles y sencillas para conseguir esa chispa de concienciación entre los consumidores; sobre esto se está desarrollando una normativa”, avanzó Antonio Sánchez.

Desde el punto de vista regulatorio, se está favoreciendo la transición de la actividad química hacia la sostenibilidad. “Hay que cumplir la normativa y todas las industrias tienen que reducir el consumo del agua”. “Hay algunas que están realizando procesos de reutilización, y optimizando ciclos incluso sin un beneficio económico; esto se está haciendo desde hace años”, explicó Ignacio Palacios.

Normativa e iniciativas

Antonio Sánchez argumentó que “estamos sujetos a una legislación que ha reducido la toxicidad de los ingredientes y que ha ido hacia un menor impacto climático”. “Forma parte de la preocupación que tienen las Administraciones en España y Europa”, señaló el experto, que igualmente dijo que existen iniciativas propias por parte de las empresas bajo los mismos objetivos.

La legislación “es bastante estricta en materia de biodegradables”, señaló Ignacio López. “Los fabricantes de materias primas para surfactantes necesitamos ir más allá de la regulación porque preparamos productos globales en todo el mundo y el uso del detergentes sigue siendo muy elevado. Por ello, hacemos estudios para asegurar el comportamiento ambiental a lo largo del ciclo, desde que se usa hasta que de­saparece”, comentó.

Sánchez recordó que en 2007 se aprobó un real decreto en España para la regeneración del agua, y que se propuso para utilizar en riego de parques o campos de golf, y en otros ámbitos, pero que en la actualidad no se está llevando a cabo. “¿Por qué se ha quedado reducido al riego? ¿Por qué se utiliza agua potable para apagar incendios o para enfriamientos en la industria”, reflexionó el experto.

Ignacio Palacios coincidió en que “se puede hacer mucho más” a partir de este real decreto. “Las tecnologías han conseguido un gran avance, que se pueda llegar a un grado de regeneración del agua que hace 20 años era impensable, y además con una mayor calidad”, argumentó.

En lo que no hay duda es que de la mano de la tecnología los ciudadanos están recibiendo mejoras, y en un entorno mucho más saludable, que redunda en un planeta más verde. “Estamos en un viaje donde se van cumpliendo objetivos que se consiguen poco a poco. Una transición de este calibre necesita su tiempo”, resumió Ignacio López.

El impacto del sector textil y la importancia del etiquetado

 

Microplásticos. La generación de microplásticos es una de las batallas importantes en la lucha del impacto medioambiental. Pero Antonio Sánchez expuso durante el encuentro que “hay una confusión”, ya que el principal emisor de este contaminante “viene de los tejidos”, y muchas veces es por un mal uso de detergentes y del agua. Además, “la industria textil es una gran consumidora de recursos hídricos, y los tintes que se emplean son muy contaminantes”, señaló Ignacio Palacios. Mientras, Ignacio López aseguró que “existe cooperación entre la industria química y textil”, y que “las nuevas tecnologías permiten medir el impacto medioambiental de los detergentes”, además de existir tendencias en el sector para reducir el consumo del agua”.

Gestión del hogar. Sobre el avance tecnológico en la transición energética y lo sostenible, Marta Lucas expuso un ejemplo sobre el beneficio que puede reportar a los consumidores electrodomésticos como la secadora: “No es imprescindible y es una inversión”, pero “agiliza mucho la gestión de la colada; no tienes que esperar a que se seque, y en un mismo día puedes tener la ropa guardada”.

Eficacia. Con el objetivo de utilizar menos energía y menos recursos como el agua, Antonio Sánchez contó cómo fabrican detergentes con probióticos para obtener la misma calidad de de­sinfección, pero a menor temperatura.

Etiqueta ecológica. Los expertos que acudieron al encuentro coincidieron en la importancia del etiquetado ecológico, aunque a veces el consumidor no percibe el valor real que hay detrás. A esto se suma el coste que supone muchas veces. “Desde la Administración se debería hacer un esfuerzo para informar sobre ello, y que no implique que sea más caro”, opinó Antonio Sánchez. Por su parte, Marta Lucas apostilló que “cuanto más innovador, más precio”, y que para hacerlo rentable se necesita un apoyo externo, social. En opinión de Ignacio López “deberíamos incorporar en nuestro ADN un uso más sostenible”. “Hay temas en los que se necesita un empujón de la Administración, y otros son más de sentido común”.

 

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