El Ibex firma su peor semana en seis meses y marca nuevos mínimos anuales
El selectivo español cede un 5% en cinco sesiones ante los temores de recesión
El proceso de normalización monetaria en el que están inmersos los bancos centrales para devolver la estabilidad a los precios alimenta los fantasmas de recesión. Los inversores no dudan en aprovechar la ocasión para deshacer sus posiciones en activos de riesgo y elevar sus abultados colchones de liquidez. El Ibex 35 cedió el viernes un 2,46%, caídas que en la semana se amplían al 5%, el peor balance desde comienzos de marzo, coincidiendo con el inicio de la escala bélica en el este de Europa.
Pero más llamativo que los descensos es aún el nivel en el que cotiza el índice de la Bolsa española. El Ibex, que en las últimas jornadas no ha hecho más que perforar nuevas barreras, cerró en los 7.583,5 puntos. Es decir, marca nuevos mínimos anuales. Hay que remontarse noviembre de 2020 para ver unos niveles similares.
La banca, el sector que en las últimas jornadas se había convertido en el principal escudo para mitigar las pérdidas, no sirvió esta vez de soporte. Aunque hasta el momento las expectativas de una mejora de los beneficios impulsada por la subida de tipos habían sido suficiente para eclipsar los fantasmas de recesión, ahora las perspectivas de un deterioro del negocio en un entorno de recesión terminaron decantando la balanza a favor de las pérdidas.
A esto se suma las informaciones publicadas por Reuters que sostienen el BCE estaría estudiando las alternativas para no remunerar a la banca por el exceso de liquidez. A día de hoy la tasa de depósito (dinero que paga la institución por dejar el dinero en sus arcas) se sitúa en el 0,75% y las estimaciones apuntan a que en un entorno de tipos alza esta podría alcanzar un 3,25% en septiembre de 2023. La fórmula en la que podría estar trabajando Christine Lagarde pasaría por dejar fuera de esa remuneración a la liquidez procedente de las líneas de financiación TLTRO III. Aunque las entidades no fueron las cotizadas más bajistas el viernes, Sabadell retrocedió un 1,18%; Bankinter, un 1,55%; BBVA, un 2,9%; CaixaBank, un 2,55% y Santander, 3%. En la semana solo Sabadell (5,4%) y Bankinter (1,77%) escapan a los recortes, los únicos valores del selectivo que resisten la presión bajista.
Los valores más bajistas el viernes fueron Grifols (-7,86%) y valores cíclicos como Repsol (-5,33%), Meliá (-3,98%) e IAG (-4,17%). Solo Fluidra (2,64%) y Siemens Gamesa, que concluyó en tablas, escaparon a los descensos.
El comportamiento del Ibex 35 se situó en línea con el resto de índices. Como la española las principales Bolsas europeas o revalidaron los mínimos del año o concluyeron próximas a estos. El Dax alemán bajó un 3,59% en la semana; el Cac francés, un 4,84%; el Mib italiano, un 4,72%; el Euro Stoxx, un 4,34% y el FTSE británico, un 3%.
El consenso de los analistas considera que las perspectivas que se ciernen sobre el Viejo Continente son muy negativas con una inflación al alza, los bancos centrales subiendo tipos y una crisis energética que amenaza al crecimiento. Nueve de las empresas encuestadas por los gestores consideran que Stoxx 600, que acaba de entrar en terreno bajista a imagen y semejanza del S&P 500, va camino a su peor año desde 2018, uno de los ejercicios más débiles de las dos últimas décadas. “La sostenibilidad de cualquier rally se ve eclipsada por el hecho de que no se espera que los fundamentales mejoren pronto”, señalan los expertos de Barclays. Una idea que también es compartida por Citi. El departamento de análisis del banco estadounidense ve muy complicada una recuperación para final de año. “Se entiende que las estimaciones de beneficios tienen que caer en las recesiones, y que las actuales estimaciones para 2023 son demasiado altas”, señalan. Los inversores tienen una visión muy pesimista. Según datos de Bank of America los accionistas han retirado 18.000 millones y suman 31 semanas consecutivas de salidas de fondos, la racha más larga desde 2016.
En una semana en la que los bancos centrales han acaparado todas las miradas, la Reserva Federal ocupó un papel protagonista. Además de subir los tipos en 75 puntos básicos, hasta la horquilla del 3-3,25%, la institución que preside Jerome Powell reafirmó que seguiría subiendo los tipos todo lo que fuera necesario y durante el tiempo que hiciera falta para devolver la inflación al 2%. Es decir, aplaza a 2024 la rebaja de las tasas y fija como techo unos tipos en el entorno del 4,5%. La estabilidad de precios es el principal objetivo, aunque esto suponga frenar el crecimiento. La agresividad mostrada por el banco central estadounidense y la rebaja de las previsiones de crecimiento aceleraron las ventas. Al cierre de los mercados europeos el Dow Jones cedía más de un 4% semanal mientras el S&P 500 y el Nasdaq en torno a un 5%.
La subida de tipos, que esta semana además de a EE UU ha tenido como protagonistas a Noruega, Suiza, Suecia e Inglaterra, está tensionando aún más el mercado de deuda. El repunte de los rendimientos fue la tendencia generalizada. El bono español sumó 27 puntos básicos en la semana, hasta el 3,17%, máximos de 2014. En la misma proporción subió el bono alemán que sitúa por encima del 2%, niveles que no veía desde 2013. También en máximos de nueve años se sitúa el bono italiano, que, a las puertas de las elecciones generales, avanzó 31 puntos básicos en la semana, hasta el 4,34%,
Más acusados están siendo los aumentos en la deuda a corto plazo, los más sensibles a la subida de tipos. La deuda con vencimiento en 2024 sumó 38 puntos básicos, hasta el 1,9%. Pero más que en la zona euro, es en EE UU donde la deuda con menores vencimientos paga más, lo que agudiza la inversión de la curva de tipos, un síntoma inequívoco de recesión. Las letras a seis meses cotizan en el 3,87%, la deuda a un año y dos en el 4% y 4,16% mientras los bonos con vencimiento en 2032 y 2052 se sitúan en el entorno del 3,6%.
Las divergencias en materia de política monetaria llevaron al euro a caer de los 0,9%, mínimos de 20 años. Los expertos de UBS señalan que los tipos más altos en EE UU apoyan la fortaleza del dólar y los riesgos de recesión aportan incentivos a adicionales que refuerzan el papel de activo del billete verde. “Si Estados Unidos entra realmente en una recesión, el impacto en Europa y los mercados emergentes podría ser aún más grave”, remarcan. La tendencia bajista en la que está inmersa el euro no obedece únicamente a la fortaleza del dólar, activo refugio en épocas de incertidumbre. Los inversores tienen poca confianza en la divisa única porque la región está expuesta a una posible escasez de suministro de energía. La debilidad económica que sufre la zona euro se evidencia en los indicadores macroeconómicos. Un buen ejemplo es el PMI publicado hoy. La actividad privada en el conjunto de la eurozona registró una contracción en el mes de septiembre al caer a los 48,2 puntos, su nivel más bajo en 20 meses.