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La personalidad de Isabel II: Cuatro lecciones de vida y liderazgo

La mayoría de los expertos están de acuerdo en que Isabel II se caracterizaba por ser una persona introvertida, práctica, lógica, responsable y serena

Isabel II de Inglaterra.
Isabel II de Inglaterra.Getty Images
CINCO DÍAS

“Tengo la esperanza de que cuando seamos juzgados por las generaciones futuras, nuestra sinceridad, nuestra voluntad de tomar la iniciativa, resistirán la prueba del tiempo.”

Estas palabras, que pronunció Isabel II ante las Naciones Unidas, muestran la esencia de la personalidad de la Reina del Reino Unido que ha sido uno de los pilares fundamentales sobre los que se ha construido la identidad británica de los últimos 70 años. No es casualidad que la frase “el puente de Londres ha caído” era el código para anunciar su fallecimiento. Una metáfora que visualiza el sostén de la monarquía con el que se ha ganado el extraordinario afecto, respeto y admiración del pueblo británico tanto a su persona como a la institución que ha representado durante décadas.

El liderazgo de Isabel II no estaba basado en los títulos, sino en una relación de confianza con el pueblo británico que ha visto en su reina una persona fiel a sus principios, capaz de adaptarse al cambio y comprometida con el bienestar de la sociedad. Una de las claves de su éxito es la naturalidad y la consistencia con la que ha expresado su forma de ser.

Como psicóloga que aplica las teorías de personalidad al desarrollo del liderazgo auténtico, he analizado el perfil de personalidad que mejor describe el carácter de Isabel II. Aunque la Reina del Reino Unido no ha dado muchas entrevistas personales, hay bastante consenso sobre sus cinco grandes rasgos de personalidad basado en el análisis de su conducta, sus discursos, así como entrevistas a personas cercanas a ella. La mayoría de los expertos están de acuerdo en que Isabel II se caracterizaba por ser una persona introvertida, práctica, lógica, responsable y serena.

1. Introversión. El carácter introvertido explica su preferencia por no buscar activamente la atención hacia su propia persona y mantener su privacidad. Las personas introvertidas que sostienen un cargo público asumen la atención pública como parte de su deber y con un sentido de obligación. La exposición pública es una responsabilidad social que aceptan con un cierto grado de estoicismo. Para compensar la presión mediática, pasear a solas con sus caballos y perros era una de sus aficiones.

2. Pragmatismo. Una persona práctica más que teórica. Su atención se centró prioritariamente en los problemas del aquí y el ahora. Preferencia por solucionar problemas concretos antes que divagar sobre posibilidades en el futuro. Por esta razón, los conflictos interpersonales fueron una constante fuente de estrés para la monarca. Los dramas familiares al final de su vida supusieron un coste en su salud. Se sentía cansada física y emocionalmente.

3. Lógica. Con una predilección por la razón sobre la emoción, Isabel II ha sido una persona lógica. Esta tendencia a veces puede parecer distante y fría. Las personas altamente racionales pueden tener dificultades empatizando con las emociones de otras personas. Hay claramente dos ocasiones – el colapso de la mina de Aberfan en 1966 donde murieron 116 niños y 28 adultos y el trágico accidente de la princesa Diana en 1997, donde las emociones eran importantes. Aunque en un primer momento la monarca mantuvo la distancia, Isabel II supo rectificar a tiempo haciendo apremio de su humildad y su capacidad de escucha. Por ejemplo, el sabio consejo de Tony Blair hizo que cambiara su opinión sobre el funeral de Diana.

4. Responsabilidad. El rasgo más característico de su personalidad es la disciplina y la preferencia por vivir una vida ordenada dentro del caos y la incertidumbre de los avatares políticos a nivel mundial. Las rutinas y los rituales eran de gran importancia en su vida diaria; por ejemplo, su preferencia a adherirse a las reglas estrictas del protocolo. Ya desde pequeña, la joven Isabel II fue descrita como una persona “concienzuda, obediente y ordenada” cuando se la comparaba con su hermana Margaret que tenía un carácter más inquieto y espontáneo. Su sentido de la responsabilidad ha sido un estandarte en su liderazgo.

5. Estabilidad Emocional. Su carácter calmado y sosegado hacía sentir cómodos a sus invitados en su presencia. Aunque puede dar una imagen de seriedad, quienes trataron con ella siempre mencionan su sentido del humor irónico, como cuando contestó al primer ministro canadiense: “gracias, Mr. Justin Trudeau por hacerme sentir tan mayor” o su participación en los juegos olímpicos de Londres en 2012 de la mano del Agente 007.

¿Cuáles son las lecciones que podemos extraer de esta figura histórica? En mi experiencia con alumnos directivos y clientes de coaching ejecutivo, he observado la necesidad de tener modelos como Isabel II que sirvan de ejemplo para potenciar su propio desarrollo personal y mejorar sus relaciones humanas en la vida y en los negocios. Os dejo aquí 4 aprendizajes que espero sean útiles:

1. La autenticidad: Se un buen conocedor de ti mismo. El popular psicólogo Jordan Peterson asegura que la mejor inversión que puedes hacer en la vida es conocer tu personalidad y la de aquellas personas con las que convives y trabajas regularmente. Saber las virtudes y las limitaciones de su personalidad te ayudará a ser humilde, rodearte de personas que pueden asesorarte bien y potenciar así tu desarrollo profesional y personal.

2. El autocontrol: La capacidad de regular tus emociones para responder a las demandas de la vida laboral y personal es más importante que los conocimientos técnicos. Tener un compás interno que marca la ética de tus acciones es el mejor antídoto para gestionar las situaciones de estrés. No abandones tu cuerpo a un estado de alarma permanente con altos niveles de cortisol – la hormona del estrés. Busca periodos de reflexión y estrategias para mantener tu energía y entusiasmo.

3. El propósito: Comunica una misión colectiva con la que todos puedan identificarse. Esta identidad común crea un sentimiento de comunidad que transmite optimismo y unidad. El valor simbólico del liderazgo radica en este lenguaje inclusivo. Por ejemplo, Isabel II se dirigió al pueblo británico durante la pandemia diciendo: “vamos a tener éxito y ese éxito pertenece a todos nosotros.” Esto es justo lo que necesitaban escuchar en esos momentos de vulnerabilidad colectiva. El propósito es un sedante para paliar el sufrimiento durante épocas difíciles.

4. El legado: Las personas vamos y venimos, pero las instituciones permanecen en el tiempo. Igualmente, los reyes y las reinas vienen y van, pero la monarquía como institución se queda. La Reina ha sido la encarnación de un ideal de sociedad y ha personificado los valores colectivos que se transmiten a futuras generaciones. Nunca es demasiado pronto para preguntarte por tu legado. ¿Cómo te gustaría que te recordaran?

La autenticidad ha sido la marca personal de Isabel II. Su personalidad genuina ha conquistado el corazón del pueblo británico que le da su último adios con profundo afecto y devoción.

Margarita Mayo es doctora en Psicología y Ciencias Empresariales y profesora de Liderazgo en IE University

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