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La revolución de las entregas a domicilio no ha hecho más que empezar

El acuerdo de Calidad Pascual y Just Eat Takeaway ha inquietado a la distribución, pero aprovecha las enormes posibilidades de la nueva movilidad

CINCO DÍAS

Las compras online, que tardaron en despegar en una España en la que las antiguas ventas por catálogo nunca llegaron a implantarse, son uno de los mayores cambios de costumbres vividos por la sociedad en las últimas décadas. La creciente tendencia se aceleró geométricamente –y a la fuerza– a causa de la pandemia, y no solo como respuesta a las restricciones a la movilidad, sino por una confianza sobrevenida en los consumidores a la que no fue ajena la precaución sanitaria. Este trascendental cambio, en el que ha jugado un papel determinante el potente y muy tecnológicamente desarrollado sector de distribución, habría sido imposible sin la respuesta eficaz de las empresas de entregas a domicilio, especialmente las de última milla, que para atender a la demanda han experimentado un crecimiento solo comparable al de los envases en que se empaquetan los productos y artículos que se envían.

La explosión del también conocido como delivery ha abierto un camino de amplios horizontes y gigantescas posibilidades, muchas de ellas tan inimaginables hace poco como la entrega en pocas horas de productos frescos. Del asalto en marcha de la mayor tienda online del mundo, Amazon, al liderazgo del histórico servicio público español de Correos no solo habla de lo peligroso que resulta quedarse atrás, sino de los serios riesgos que comporta carecer de una adecuada estrategia de futuro y calidad frente a la eficacia de la competencia.

Pero la revolución de las entregas a domicilio, que no va a dejar de sorprendernos con nuevas ideas por la aplicación inteligente de la tecnología, va más allá. Y es mucho más profunda que unos pintorescos drones haciendo pruebas de reparto de paquetes en una urbanización de amplios espacios verdes. El paso que va a dar Calidad Pascual es una buena prueba de ello. La compañía fundada por Tomás Pascual Sanz en 1969 en Aranda de Duero, una de las primeras del ranking del sector en España, se ha aliado a Just Eat Takeaway para vender directamente sus productos. Un acuerdo pionero, que encaja en el espíritu innovador de la empresa que trajo el tetrabrik a España y que abre el camino a la llegada de los grandes fabricantes de productos alimentarios al delivery. Es un paso que ha inquietado a la distribución, pero que aprovecha las enormes posibilidades que la nueva movilidad ofrece a los negocios, como demuestra el hecho de que también es la primera vez que el gigante holandés de pedidos y entrega de alimentos en línea suscribe una alianza de este tipo en los muchos mercados en que opera. Aunque la distribución en tienda física goza de buena salud, esta asociación confirma que la revolución de las entregas a domicilio tiene un amplio recorrido por delante.

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