El euro alcanza la paridad contra el dólar y alimenta la inflación
La divisa europea se deprecia un 12% en lo que va de año
El euro prolonga la espiral bajista y tras varias sesiones rondándolo hoy la divisa europea alcanzó la paridad con el dólar en niveles intradía, algo que no se producía desde diciembre de 2002. Después de desfondarse a mínimos de 20 años, el euro rebotó y al cierre de los mercados europeos se cambiaba a 1,006 billetes verdes.
Los temores de recesión han sido el detonante de la depreciación que ha venido arrastrando la divisa desde comienzos de año, periodo durante el cual se deja un 11,5%. Una caída solo comparable al 11,9% que se dejó en 2014. Desde el estallido de la guerra en Ucrania el mercado ha ido poniendo en precio una recesión, alerta que se ha agudizado tras los continuos problemas de suministro energético de Rusia, con Alemania, la principal economía del euro, como el país más afectado. Además de acentuar la caída del euro, la dependencia energética ha llevado a la eurozona a registrar déficit por primera vez desde la crisis de 2012.
Los analistas de Ebury señalan que mientras siga habiendo una divergencia en los precios del gas a ambos lados del Atlántico es probable que los inversores sigan favoreciendo al dólar a corto plazo, por lo que no se pueden descartar nuevos movimientos por debajo de la paridad. “En el peor de los casos, una interrupción total del suministro de gas a Europa por parte del Rusia supondría un riesgo importante para el eurodólar”, apuntan. Una idea en la que también coinciden los expertos de Nomura. El departamento de análisis de la entidad no descarta que el euro caiga a los 90 centavos en los próximos meses. “Dado que las importaciones de gas están impulsando los precios y el almacenamiento aún no alcanza los niveles objetivo (80% antes de invierno), creemos que es probable que se produzca un nuevo movimiento hacia los 0,95 centavos para finales de agosto, objetivo que podría caer a los 0,90 si la actividad del gasoducto Nord Stream 1 no se reanuda”, apuntan.
Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro, señala que una caída del euro por debajo del dólar avivaría la preocupación por la inflación importada en Europa. Pero no todo son malas noticias. “También sería un seguro de crecimiento para muchos grandes exportadores como Airbus”, remarca.
La debilidad económica y consiguiente caída del euro se ha visto agudizada con la publicación de la confianza inversora alemana, el conocido índice ZEW. El indicador bajó en julio a los 25,8 puntos mientras la valoración de la situación actual empeora a los 18,2 puntos, por debajo incluso de los niveles registrados en marzo de 2020 con el estallido de la pandemia. Las preocupaciones por el suministro de energía en Alemania, la normalización monetaria y los confinamientos en China explican este deterioro.
Pero la debilidad del euro no se debe en exclusiva al empeoramiento de los indicadores macroeconómicos. La divergencia entre la política monetaria de la zona euro y EE UU juega un papel destacado. Mientras el BCE procederá el próximo 21 de julio a la primera subida de las tasas en 11 años, la Reserva Federal se prepara para acometer la cuarta alza de los tipos en lo que va de año.
Después de que junio el presidente del banco central estadounidense, Jerome Powell, sorprendiera al mercado con el mayor aumento desde 1994, día a día la posibilidad de que repita el movimiento aumenta. El mercado concede una probabilidad del 90% a la opción de que la Fed suba los tipos en 75 puntos básicos y no en 50 como durante semanas se ha venido barajando.
La fortaleza que sigue mostrando el mercado laboral estadounidense (en junio se crearon 372.000 puestos de trabajo, por encima de los 265.000 que esperaba el consenso) da margen a la institución para seguir manteniendo un tono agresivo y cumplir con su promesa de devolver la estabilidad a los precios. El dato de inflación en EE UU que se conocerá hoy será clave. El consenso de los analistas estima que la inflación aún no ha tocado techo y prevén que la tasa suba al 8,8%, máximos de 40 años.
Los inversores miran al BCE
Estrategia. Los analistas de Ebury consideran clave los próximos pasos del BCE. Aunque el tipo de cambio no es el objetivo prioritario, las implicaciones inflacionistas de un euro débil podrían llevar a la institución a optar por una subida más acelerada de los tipos. Pero antes de que así sea Christine Lagarde tratará de garantizar el funcionamiento de la herramienta antifragmentación para evitar un repunte acelerado de las primas de riesgo. Los expertos consideran que la preocupación por la recesión mundial es algo excesiva. “La solidez de los mercados laborales, el exceso de ahorro acumulado durante la pandemia y los programas fiscales deberían apoyar el gasto de los consumidores y evitar recesiones técnicas en la mayoría de los casos”, subrayan.
China. La recuperación de China es vista como el principal apoyo. Un mayor impulso en el gigante asiática ayudará a estabilizar a Europa y con ello a su moneda.