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Volver a la normalidad

Hay elementos positivos

A man shops for t-shirts in Rosemead, California on June 28, 2022. - Americans' feelings about the economy slumped further in June after falling sharply the month before amid concerns over skyrocketing inflation, according to a survey released on June 28. Amid the fastest increase in US consumer prices in more than four decades, made worse by the war in Ukraine, the consumer confidence index fell to 98.7 from 103.2, its lowest level since February 2021, according to The Conference Board's monthly survey. (Photo by Frederic J. BROWN / AFP)
A man shops for t-shirts in Rosemead, California on June 28, 2022. - Americans' feelings about the economy slumped further in June after falling sharply the month before amid concerns over skyrocketing inflation, according to a survey released on June 28. Amid the fastest increase in US consumer prices in more than four decades, made worse by the war in Ukraine, the consumer confidence index fell to 98.7 from 103.2, its lowest level since February 2021, according to The Conference Board's monthly survey. (Photo by Frederic J. BROWN / AFP)FREDERIC J. BROWN (AFP)

Todo el mundo habla de recesión y, aunque la digestión esté siendo muy pesada, puede ser suave. De hecho, hay economías que se desaceleran. Pero en EE. UU. el riesgo de recesión este año está exagerado, aunque preocupa la desaceleración en vivienda. Además, hemos rebajado la previsión de crecimiento este año en la Euro Zona. Pero la recuperación de Asia emergente parece alentadora, gracias en parte al resurgimiento de China. De manera que la economía mundial puede crecer 2,9 % este año.

Hay elementos positivos

Además, nuestros indicadores sugieren que los bancos centrales no llevarán a las principales economías a recesión este año. La Reserva Federal ha podido acometer ya 60 a 65% de su ciclo de ajuste monetario y las expectativas de aumentos de sus tipos de interés parecen excesivas. En conjunto, los bancos centrales están eliminando cerca de 1,5 billones de dólares/trimestre, pero está parcialmente compensando por el Banco Popular de China, que relaja. Además, el Banco de Japón sigue apegado a su estrategia de control de la curva de rentabilidades a vencimiento de la deuda, que le obliga a intensificar sus compras de bonos.

Por otra parte, hay elementos positivos. El mercado del trabajo está fuerte y el exceso de ahorro de los hogares en EE. UU. suma 2,3 billones de dólares. Incluso en España los últimos diez años la inversión colectiva ha pasado de 200.000 a 600.000 millones, mientras que los depósitos bancarios de 920.000 a 980.000 millones. El ahorro ha llegado a casi 40% del PIB.

Inflación, tipos y volatilidad

El caso es que actualmente hay elementos con los que toda una generación no ha convivido: inflación, que está marcando los mercados financieros; tipos de interés en torno al 3%, tras haber estado en países desarrollado en cerca de cero y volatilidad, que también se dio en la crisis financiera de 2008. Con estos tres elementos tenemos que establecer una estrategia de inversión a futuro, en un entorno muy distinto, dónde hay que ser más imaginativos.

Pero la inflación subyacente -sin precios de energía y alimentos no elaborados- parece haber alcanzado máximos, al menos en EE.UU. Además, las expectativas de inflación para los próximos cinco años están en torno a 3% en EE. UU. y Europa, hacia donde nos dirigimos para finales del año que viene.

Los bonos, más atractivos

Efectivamente, las valoraciones y relación riesgo-rentabilidad de los bonos son ahora más atractivos. La renta fija empieza otra vez a jugar un papel tradicional en las carteras, como hace diez años, con un cupón interesante para luchar parcialmente con la inflación a medio plazo. Así que sobre ponderamos bonos del Tesoro de EE. UU., aunque infra ponderamos bonos soberanos de la euro zona. También tenemos una visión negativa en deuda empresarial de mercados desarrollados ante el ajuste monetario y previsibles recortes de aumento de beneficios, pues los diferenciales de rentabilidad a vencimiento pueden aumentar con los riesgos de recesión. De todas, formas, tras la mayor liquidación masiva en décadas, las valoraciones son ahora más atractivas.

Por otra parte, aunque no estamos recomendando invertir plenamente en mercados emergentes, pues precisamos certeza para la economía global, es posible obtener esta exposición mediante deuda empresarial de emergentes de alta calidad y baja sensibilidad a variaciones de tipos de interés, especialmente de economías exportadoras de materias primas.

Sin grandes movimientos en las carteras

El caso es que el periodo estival puede ser de mucha volatilidad. De momento, el mercado no tiene descontada la posibilidad de unos resultados débiles de las empresas y recortes de previsiones de aumento de beneficios. Así que es momento de estar cautelosos, sin grandes movimientos en carteras. En conjunto para los próximos meses, infra ponderamos acciones de EE. UU., así como de la Euro Zona. Aunque las valoraciones de las acciones europeas son atractivas, no han alcanzado niveles que compensen los riesgos.

Se hace necesario un enfoque regional

Además, venimos de un mundo en el que ha primado la globalización, pero se hace necesario un enfoque regional y hemos empezado a estar más positivos por primera vez en nueve meses en China, Japón y Reino Unido, este último un mercado defensivo de materias primas, sector farmacéutico y bancos.

Además, sobre ponderamos acciones chinas dado el repunte de su economía tras la relajación de restricciones por Covid. Sus condiciones monetarias son favorables y las valoraciones atractivas. A ello se añade que la incertidumbre en torno a su regulación tecnológica parece disminuir.

También hemos mejorado la perspectiva en renta variable japonesa ante su impulso económico, menores riesgos de inflación y un consumidor más optimista. La política monetaria en Japón es favorable y el yen está extremadamente barato, haciendo las acciones japonesas más atractivas para compradores extranjeros.

De todas formas, tenemos preferencia por compañías que pueden mantener márgenes de beneficio y sobre ponderamos servicios públicos, materiales y salud. Las empresas de materiales se benefician de estar en un sector de "valor" y de la reapertura en China y las de salud de una alta "calidad", atractiva en condiciones inciertas de mercado. Ademñas, en sectores defensivos hay alta rentabilidad por dividendo.

Volver a conceptos básicos de gestión tradicional

Pero el inversor, más que mirar qué va a pasar este verano o finales de 2022 puede volver a conceptos básicos de gestión tradicional, porque es un momento muy bueno para planificar a tres a cinco años. Efectivamente, tenemos los elementos para gestionar el binomio rentabilidad/riesgo y conseguir rentabilidades de 3 al 4% con volatilidades en torno al 5%, como hace diez años.

Hay que tener en cuenta que el escenario los próximos tres años es de inflación y tipos de interés en torno a 3%, lo que implica volver a la normalidad, fundamental para identificar oportunidades. Si queremos combatir la inflación tenemos que volver a fijarnos en los ingresos recurrentes, teniendo en cuenta que incluso una inversión conservadora puede a lo largo del tiempo proporcionar una rentabilidad adecuada. El cupón en renta fija puede ser 3%, con volatilidad del 5 %. A ello se añade la rentabilidad por dividendo de las acciones, que llegar a ser 4% anualizado, a lo que añadir un aumento de beneficios del 5%. Así que la rentabilidad en acciones puede ser 6 a 8% anualizado en tres a cinco años.

Además, es importante complementar la cartera con estrategias de rentabilidad absoluta y activos reales. Puede ser el caso de determinados fondos multi estrategia conservadores de volatilidad moderada, que proporcionan protección del capital. A ello se añade determinadas estrategias de renta variable long/short que facilitan protección cuando el mercado cae. También hay que tener en cuenta el papel de los activos reales, aunque sin liquidez, como deuda privada, activos inmobiliarios, capital privado e infraestructuras, auqnue requiere plazos de inversión de 7 a 10 años. En general el capital privado puede proporcionar 10% anualizado los próximos cinco años, la inversión inmobiliaria entre 7 y 10 % y la deuda privada e infraestructuras alrededor 7 %.

En cuanto a volatilidad, conviene tener claro el objetivo de rentabilidad/riesgo y tener disciplina. Una vez conseguida la rentabilidad objetivo, puede ser conveniente bajar riesgo.

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