Alicia Coronil: “Los bancos centrales llegan tarde con las subidas de tipos”
La economista jefe de Singular Bank considera que el BCE y la Fed deberían haber empezado las alzas de tipos hace un año y cree que tienen poca capacidad para paliar el aumento de los precios energéticos. Aboga por una mayor condicionalidad de los países de la UE para reducir su deuda
La economista jefe de Singular Bank se muestra crítica con los tiempos que han tomado los bancos centrales para dejar atrás años de tipos de interés ultralaxos. Alicia Coronil, que entre 2013 y 2019 fue directora del departamento de economía del Círculo de Empresarios, cree que las subidas de tipos deberían haberse iniciado hace un año. Ve preciso además que el Gobierno ponga en marcha reformas estructurales y dice que un corte en el suministro ruso de gas supondrá un escenario muy adverso.
Los precios no paran de subir y los datos macroeconómicos que se van conociendo no son positivos. ¿Podemos decir que la recesión es inevitable?
Hay una elevada probabilidad de que vayamos a un escenario de recesión económica. Era algo que estaba ahí desde que se inició la guerra de Ucrania y que se ha sumado a otras perturbaciones que estaban ahí a raíz de la pandemia, no solamente la crisis energética, sino también la disrupción de las cadenas de valor, las medidas de confinamiento y la política cero Covid puesta en marcha por el Gobierno chino.
China va a jugar un papel fundamental porque está sufriendo una desaceleración económica muy severa que le va a llevar a crecer este año un 3% frente al 5,5% objetivo del Gobierno. Lógicamente esta situación también reduce su aportación al crecimiento global y, por lo tanto, al comercio mundial. De ahí que veamos un escenario muy elevado de recesión económica tanto en la eurozona como en EE UU.
- R. ¿Cree que el temor a ese frenazo económico puede mitigar las subidas de tipos de los bancos centrales?
- R. Ponemos mucho peso en la capacidad de los bancos centrales para corregir estos desequilibrios. Los bancos centrales tienen un papel muy complicado, porque al mismo tiempo que tienen que llevar a cabo el proceso de normalización monetaria deben lanzar a los distintos agentes económicos señales para evitar esos indeseados efectos de segunda ronda y que estos no den lugar a otra espiral inflacionista. La Fed o el BCE tienen muy poco margen de maniobra a la hora de frenar estas tensiones que están ganando protagonismo. Tienen poca capacidad para paliar un repunte de la inflación que puede ir más allá si nos vamos a un escenario mucho más adverso, que podría darse si se produce el cierre del suministro del gas ruso. Si vamos a un escenario de recesión económica más severa puede producirse una moderación en cuanto al ritmo de subidas de los tipos de interés, que es lo que se está empezando a percibir por el consenso del mercado, de ahí la volatilidad de las rentabilidades de la deuda soberana de la semana pasada
- R. ¿Llega tarde el BCE a las subidas de tipos?
- R. El Banco Central Europeo va con retraso, hay consenso en ello, pero para mí van tarde todos los bancos centrales, porque deberíamos haber empezado a subir tipos a partir de junio o julio del año pasado, cuando comenzaron a elevarse los precios de las materias primas energéticas y se vieron los primeros indicios. Hace un año ya vimos que había una parte de esa subida del precio de los carburantes que era más estructural que transitoria y que se iba a ver agudizada por unos cuellos de botella. Los bancos centrales deberían haber empezado a normalizar su política monetaria en el momento en el que la economía empezó a rebotar, y deberían haber anticipado que la subida de los precios no era algo transitorio. Pero ahora la guerra ha hecho todavía el escenario mucho más complejo.
- R. ¿Se están equivocando los bancos centrales con el rol que han adoptado ahora?
- R. En 2008, el papel de los bancos centrales fue fundamental para frenar la crisis financiera y sostener la recuperación económica. Su papel es el de dar confianza y estabilizar, pero no pueden asumir la responsabilidad de hacer las reformas estructurales. Eso depende de los Gobiernos. El problema es que en este tiempo no ha habido incentivos para que los ejecutivos adoptaran las reformas estructurales precisas para mejorar la productividad y la competitividad, dos factores que en los últimos años, antes de la pandemia, brillaban por su ausencia.
- R. ¿Qué senda de tipos estiman como adecuada?
- R. Estamos bastante con el consenso. Pensamos que este año EE UU puede cerrar con unos tipos del entorno al 3,5%. Y en la zona euro, entre el 1,25% y el 1,5%. Pero todo está muy en el aire porque hay muy poca visibilidad de lo que va a pasar desde el punto de vista de energético en Europa y las implicaciones que puede tener a nivel global.
- R. El BCE trabaja en el diseño de una herramienta para evitar la escalada de las primas de riesgo periféricas y ya ha recibido la negativa del Bundesbank...
- R. Hay que ser cautos. El BCE va a hacer todo lo posible para evitar esa fragmentación financiera. Y el Bundesbank, con su negativa, no está mas que adoptando el rol que ha tenido tradicionalmente, pero en un momento en el que la economía alemana se enfrenta a sus propias turbulencias.
- R. Se ha apuntado que será un mecanismo condicionado. ¿Hacia dónde debería ir?
- R. Como todo club, en la UE hay que cumplir unas normas. Y por el bien común creo que esa condicionalidad tiene que ir en la línea de reducir los elevados niveles de endeudamiento que ya teníamos antes de la pandemia y que se han incrementado, y que se concentran especialmente en el sur de Europa, pero también en Francia. Debe empezar a haber una condicionalidad fiscal y es preciso separar la política económica de cada ciclo político y electoral.
- R. ¿Qué pasará con España e Italia con el fin de las compras de deuda del Banco Central?
- R. A efectos de deuda, el sector privado hizo sus deberes y redujo con fuerza su pasivo tras la gran recesión. Hasta 2019 las empresas y hogares hicieron un esfuerzo titánico para reducir ese nivel de endeudamiento, pero el crecimiento del endeudamiento se debe ahora al sector público.
Desde el año 2013 nos han hecho grandes reformas estructurales en España. Ahora se ha hecho la reforma del mercado laboral, pero no se ha hecho nada sustancialmente para reducir esos desequilibrios presupuestarios. No hablo solo de pensiones, hablo de reformas para fomentar un mayor tamaño de las empresas o una reforma fiscal para reducir el peso de la economía sumergida y para ensanchar las bases imponibles.
- R. ¿Se ha equivocado la UE con la suspensión de las reglas fiscales para 2023?
- R. No creo que la Unión Europea haya metido la pata en los últimos años; hay que tomar conciencia de que hemos vivido un primer evento sin precedentes, como ha sido la pandemia. Ante eso la decisión de sostener las economías y evitar mayores daños estructurales fue positiva. A lo mejor hay que mantener suspendidas las reglas fiscales como consecuencia de la guerra en Ucrania, pero no es incompatible suspenderlas con exigir una mayor condicionalidad a los Estados. Echo en falta que realmente la Comisión Europea pueda mostrar una mayor condicionalidad a los Estados miembros en sus revisiones de sus planes de estabilidad, sobre todo en lo que se refiere a gasto corriente.