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Al más rico de Rusia, Vladímir Potanin, no le afectan las sanciones

Está aprovechando los descartes de las empresas occidentales que se van de Rusia, como Société Générale, que le ha vendido su parte de Rosbank

Vladímir Potanin, dueño del 'holding' Interros.
Vladímir Potanin, dueño del 'holding' Interros.JOSÉ MANUEL ESTEBAN
Carlos Gómez Abajo

Las sanciones de Occidente a Rusia dejan más de un cabo suelto. Es el caso de Vladímir Olegovich Potanin (Moscú, 1961), el hombre más rico del país, que ha esquivado la lista negra de EE UU, y por tanto puede comprar activos de empresas extranjeras que abandonan el país euroasiático. Así, ha adquirido la participación de Société Générale en Rosbank, por ejemplo.

Es presidente y propietario del holding Interros, que tiene intereses en sectores como el farmacéutico, el combustible nuclear, la minería de oro, la agroalimentación, los medios de comunicación, el inmobiliario y el turístico, y ahora también banca. Pero su empresa estrella es la minera Norilsk Nickel, que aporta alrededor del 40% de la producción mundial de paladio y el 10% de la de níquel refinado. Interros posee un tercio de la compañía.

Potanin, cuyo patrimonio asciende a 28.000 millones de dólares, según Forbes, se ha manifestado en contra de la confiscación de los activos de las empresas que salen de Rusia, advirtiendo de que podría repetirse la agitación de la revolución bolchevique de 1917. Pero eso no le ha impedido aprovechar la oportunidad de comprarlas.

Interros dijo el lunes que había comprado United Card Services, la unidad rusa de la fintech de EE UU Global Payments, por una suma no revelada. Antes, además de Rosbank, había adquirido el 35% de TCS Group Holding, propietaria del banco online Tin­koff, cuyo exdueño, Oleg Tinkov –que padece leucemia–, había criticado a Putin por la guerra; ahora ha huido del país y está escondido porque teme por su vida.

Potanin nació en el seno de una familia comunista de alto rango. Estudió Relaciones Económicas Internacionales, con vistas a trabajar en el Ministerio de Exteriores. Siguió los pasos de su padre y entró en el servicio de comercio exterior.

En 1991 creó la empresa privada Interros, y en 1993 se convirtió en presidente del recién creado Banco Unido de Exportación e Importación (Okeksimbank). Era ya muy cercano a Anatoly Chubais, el poderoso artífice de las privatizaciones de los noventa, y mano derecha de Boris Yeltsin. Los préstamos por acciones permitieron la venta de los activos de las empresas públicas rusas a precios inferiores a los del mercado. Conforme a ese sistema, Potanin y Projorov consiguieron el control de Norilsk Nickel (o Nornickel). Racionalizaron las operaciones y la convirtieron en una corporación moderna.

Entre 1996 y 1997, Potanin ejerció como primer viceprimer ministro ruso. Participó en la entrada de George Soros en el monopolio de las comunicaciones rusas, de la que luego se arrepintió el inversor de origen húngaro. Potanin volvió luego a ocuparse exclusivamente de Interros.

En 2007 se separó de Projorov, aduciendo la breve detención de este en Francia por solicitar prostitución. Potanin ofreció 1.000 millones de dólares por las acciones de su socio, pero este solo las vendía por 15.000 millones. Así que pidió ayuda a Putin, quien le regañó por intentar engañar a su colega. Projorov vendió finalmente su participación a Oleg Deripaska, de Rusal.

El conflicto pasaron a entablarlo Potanin y Deripaska, hasta que en 2012 Roman Abramóvich intentó pacificar comprando el 6,5% y manteniendo así el equilibrio de poder. El acuerdo prohibía a las partes vender o adquirir acciones, y convertía a Potanin en CEO, ya que poseía el 30%, un 2% más que Deripaska. Potanin intentó en 2018 comprar acciones de Abramóvich, y llegaron a un trato que no ha llegado a materializarse. Tras las sanciones al exdueño del Chelsea por la guerra de Ucrania, Potanin ha reclamado que se anule su acuerdo.

Norilsk Nickel ha recibido críticas constantes, incluso del propio Putin, por su impacto ambiental en el Ártico, y para combatirlo ha desarrollado importantes planes de inversión. Tras la designación de Sochi para los Juegos Olímpicos de Invierno 2014, invirtió 2.500 millones de dólares en crear la estación de esquí Rosa Khutor. Eso también le granjeó problemas con los ecologistas, y afectó incluso a un programa de cría de leopardos con el que había colaborado él mismo

Fue el primer gran inversor ruso en adquirir activos en Irán tras el levantamiento de las sanciones por su programa de misiles, en 2016. Es miembro de un grupo de presión a favor de regular las criptodivisas, y ha participado en iniciativas para mejorar la gobernanza de las compañías rusas.

Vida personal

Se casó con Natalia Potanina en 1983, con la que tiene tres hijos. Se divorciaron en 2014: ella reclamó luego 15.000 millones de dólares, pero los tribunales de Moscú lo desestimaron argumentando que el caso había prescrito. Hay otro proceso en curso en Reino Unido, inicialmente rechazado por los jueces, que acusaron a la mujer de “turismo de divorcio”, por llevar el asunto fuera de su país. Nada más separarse, Potanin se casó con Ekaterina (14 años más joven que él), con la que tiene dos hijos

Es propietario de tres yates de lujo, y es el único multimillonario ruso que ha firmado el compromiso The Giving ­Pledge, por el que donará al menos la mitad de su riqueza.

Potanin está en la lista Putin del Tesoro de EE UU, que incluye a las 210 personas más cercanas al presidente ruso. Pese a ello, el país no lo ha incluido en el grupo de empresarios que no pueden hacer negocios con Occidente (Australia y Canadá sí). Dasha Afanasieva, analista de Reuters, especula que el motivo puede ser evitar que se vea afectado el mercado del níquel. En 2018, EE UU tuvo que recular tras sancionar a Deripaska y que eso contaminara a Rusal, uno de los mayores productores de aluminio del mundo. Potanin no es el único empresario de las materias primas que se ha salvado del veto estadounidense.

La posible marcha de Rusia de gigantes como BP y Shell supone nuevas oportunidades de negocio para el oligarca ruso. Mientras siga gozando de las simpatías de Putin, todo es posible.

Su afición al arte

En 2003 fue elegido presidente del patronato del Museo Hermitage, de San Petersburgo.

En 2016, su fundación donó obras de arte para que se expusieran en el Centro Pompidou de París; gracias a ello, Francia le impuso la Legión de Honor.

Era patrón de la Fundación Solomon R. Guggenheim de Nueva York, hasta que dimitió tras la invasión de Ucrania.

Sobre la firma

Carlos Gómez Abajo
Licenciado en Físicas, máster en Periodismo UAM-El País y posgrado en Información Económica. Es redactor de Opinión de Cinco Días, y también ha escrito en Mercados y en la sección de ocio/lujo. Ha trabajado en el portal de noticias científicas Tendencias 21 y ha hecho traducciones, la mayoría de tipo económico.

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