Decisiones empresariales que dejan huella (social)
Empresas de infraestructuras, farma y turismo aplican ya el índice de Fundación Seres para medir el impacto social de su actividad
Las decisiones que una empresa toma en su gestión diaria producen consecuencias económicas, medioambientales y sociales en el entorno en el cual opera, dejando una huella de su actividad en la comunidad. En la evaluación de estos impactos es la dimensión social la que presenta mayor dificultad, al no estar muy estandarizada su medición ni tener un lenguaje común, por lo menos hasta ahora. Porque el lanzamiento hace casi un año por parte de la Fundación Seres del Índice Seres de Huella Social, que cuantifica el impacto social de los proyectos económicos de la empresa, conectando progreso económico y social, empieza a ser ya tangible en empresas de los sectores de infraestructuras, farmacia y turístico-hotelero. Y se está abordando su implementación en los sectores de seguros y telecomunicaciones.
El índice evalúa iniciativas empresariales, no los proyectos sociales que llevan a cabo las empresas, puntualiza Ana Sainz, directora general de la Fundación Seres. “Cuando hablas de temas sociales mides tus programas con la comunidad, y ahí miras tu impacto social, no tu huella social. Lo que mide la huella social son los proyectos económicos, los proyectos de inversión. Si vas a desarrollar un hotel, una nueva línea de negocio, si vas a poner una carretera… Lo que decimos es que ya no se puede diseñar ninguno de esos proyectos sin tener en cuenta también qué impacto social positivo vas a generar; por supuesto también tiene en cuenta los impactos negativos. Ahora lo que estás midiendo es qué carga social tiene tu negocio y tus programas de negocio, no cómo tú ayudas desde otras formas”, explica Sainz.
La evaluación se hace, por ahora, a nivel de iniciativa, no de empresa. Y para ello se basan tanto en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que se presentan a los fondos Next Generation EU, “porque por su propia definición estos proyectos deben generar recuperación económica y social”, destaca Sainz, como en los modelos y las reglamentaciones que vienen de Europa. A partir de ahí se obtienen una serie de verticales que miden la huella social. “Uno es el empleo, el empleo cualificado a las personas con inclusión. No vale con decir que yo genero tantos miles de empleos, sino si esos empleos están enfocados en colectivos que se consideran vulnerables por edad, por género, raza o por algún tipo de necesidad de inclusión especial”, detalla la directora general de la Fundación Seres.
El índice evalúa iniciativas empresariales, no proyectos sociales de las empresas
Otros ejes tienen que ver con el reskiling y el upskilling, “porque lo que también vemos es que las necesidades de las competencias que necesitan las personas han cambiado, tanto de sus clientes como de sus empleados”, y también con la cohesión regional y la cohesión social –“No es lo mismo que el proyecto lo estés haciendo solo en las grandes ciudades, sino también si afecta al mundo rural, al reto demográfico”– o con cómo se contribuye al desarrollo de otras empresas más pequeñas, proveedores locales, “que no solo sea una contratación de un outsourcing”, precisa Sainz.
‘Ex ante’ y ‘ex post’
La directora general de Seres ilustra con un ejemplo la medición de estos parámetros: una empresa de infraestructuras tiene que desarrollar una carretera y en ella se mide cuál es el nivel de empleo, en qué localidad está, cómo contribuye a desarrollar a las comunidades, cuál es la diversidad, cuál es la formación que se da tanto a la población donde se tiende la carretera como a los empleados, “todos esos aspectos diferenciales, que hacen que vayas un poco más allá de yo pongo el hormigón, el asfalto…”.
El empleo ha de ser cualificado a las personas con inclusión
En esa línea, lo que se quiere es sensibilizar a las empresas para que diseñen sus programas midiendo la huella social y comunicándola, para tener un indicativo de la huella social que están generando. “Si no diseñas ex ante, pensando en la huella social positiva que quieras generar, luego no vas a generar huella social. Por supuesto, el valor lo tendrás ex post, cuando ya puedas tener las métricas. El objetivo es que no solo se piense en impacto social con proyectos sociales, sino con el día a día, con la parte de inversión, económica, etc.”.
El Índice de Huella Social Seres pretende, por tanto, aportar un marco metodológico a las empresas para la identificación de las contribuciones sociales relevantes de sus proyectos, la identificación de métricas que permitan su comparabilidad y, sobre todo, aportar un marco de transparencia en los criterios de adjudicación de las ayudas Next Generation vinculados a poner en valor no solo el impacto medioambiental de los proyectos sino también su contribución social objetiva.
Cambio de modelos de medición
Fernando Ruiz, presidente de la Fundación Seres, destaca que “medir únicamente los resultados financieros no será suficiente para conocer el valor de una compañía y no ayudará a dar respuesta a los retos sociales y medioambientales a los que nos enfrentamos. Por este motivo, los modelos de medición deben cambiar e incluir el impacto vinculado a la sostenibilidad. Seres trabaja en la dimensión más exigente, la social, que se enfrenta a barreras como la falta de estandarización o la dificultad a asociarlo al campo económico”.
Para explicar esta metodología, el día 7 de junio, la Fundación Seres celebrará una sesión de presentación en sectores específicos junto con Sacyr. Como señala Ana Sainz, lo que se presentará es “qué constituye exactamente la huella social, cómo está aportando realmente a las empresas ese cambio entre medir los proyectos sociales y medir la huella social de su actividad económica y un poco el pulso de las empresas, además de una visión agregada de algunos de los conceptos”.
La Fundación Seres está elaborando un estudio sobre cuántas empresas están midiendo ya su huella social, qué tipos de indicadores están midiendo, detallando lo que debe exigirse a cualquier proyecto económico