El caos previsor del BCE puede provocar una crisis de confianza
Un estudio del banco afirma que el aumento de la desigualdad tiende a socavar la fe en las instituciones públicas
El BCE subestimó enormemente la inflación. No es peor pronosticador que la Fed o el Banco de Inglaterra. Pero, a diferencia de sus homólogos, aún no ha subido los tipos. Un nuevo estudio del BCE afirma que el aumento de la desigualdad tiende a socavar la fe en las instituciones públicas. Es una razón más para que se ponga las pilas.
La inflación de la zona euro fue dos puntos porcentuales más alta en el primer trimestre de lo que los empleados del BCE previeron en diciembre. Es el mayor error desde que se emitieron por primera vez esas proyecciones, en 1998. Es cierto que la Fed y el Banco de Inglaterra también erraron, como señaló el jueves el BCE. Y las enormes subidas de las materias primas, difíciles de prever, son en gran parte responsables. Pero eso no librará al banco central de la opinión pública.
Christine Lagarde aún no ha subido los tipos, a diferencia de sus homólogos. Lo ha justificado diciendo que la guerra planteaba mayores riesgos económicos para la zona euro que para EE UU. Pero las predicciones de su personal sobre la inflación a largo plazo también respaldaban el retraso de las subidas. Los errores de previsión hacen que sea más difícil defender nuevas demoras.
El mandato del BCE de salvaguardar la estabilidad de los precios es razón bastante para actuar. Por si hiciera falta algo más, un estudio publicado el jueves por el banco reveló que la confianza de los ciudadanos en él tiende a ser menor en los países con mayor desigualdad de ingresos. Además, aquellos que perciben que la desigualdad es demasiado grande tienden a mostrar una menor confianza en el banco central y otras instituciones de la UE.
Dado que el aumento galopante de los precios afecta más a los más desfavorecidos, la fe en el BCE podría verse mermada si el público –especialmente en Alemania, donde la alta inflación es un anatema– cree que no está actuando con suficiente decisión. Eso sería preocupante para una unión monetaria embrionaria, que carece de un respaldo fiscal adecuado. El BCE, al que en su día se le atribuyó la salvación del euro con Draghi, podría entonces ser más un obstáculo para la moneda única que una ayuda.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías