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Rally de las rentabilidades

La deuda soberana de la eurozona se encamina a su peor mes en dos años

El bono alemán y holandés a cinco años tocan máximos de 2014

Bonos
Infografía: Belén Trincado
Gema Escribano

La guerra de Ucrania ha vuelto a traer a primera línea un problema al que se venían enfrentando las economías en los últimos meses. La inflación, que en la recta final de 2021 se vio impulsada por los problemas en las cadenas de suministro, amenaza ahora con pasar factura a la incipiente recuperación. La temida estanflación –altos precios y bajo crecimiento– cobra protagonismo en un momento en el que los bancos centrales calibran la retirada de los estímulos, el principal motor de los mercados en los últimos años. Mientras, los inversores siguen poniendo en precio el fin del dinero barato y se acelera un repunte de las rentabilidades de la deuda, que lleva a la deuda soberana de la zona a poner rumbo a su peor mes desde el estallido de la pandemia.

Aunque la decisión de retirar las ayudas no está exenta de riesgos, los organismos encargados de velar por la política monetaria se muestran decididos a combatir los elevados precios para evitar que pasen factura a la economía. La persistencia de una inflación alta durante más tiempo ha llevado a la deuda a más largo plazo a experimentar notables repuntes.

A diferencia de crisis anteriores, esta vez los activos más seguros no han permanecido al margen. Solo la semana pasada el bono alemán a diez años escaló 21 puntos básicos, hasta el 0,587%. Además de tratarse del nivel más elevado al que cotizada la deuda germana desde 2018, el incremento en las últimas cinco sesiones es el mayor desde septiembre de 2019. A lo largo de marzo, un mes en el que la política monetaria ha compartido el protagonismo con Ucrania, el rendimiento del bund lleva sumados unos 43 puntos básicos, el mayor ascenso mensual desde 2013. En el primer trimestre, el repunte supera ya los 100 puntos básicos, algo que no sucedía desde los años 90.

El comportamiento de la deuda alemana se repite en el resto de la zona euro y en plazos más cortos. El rendimiento del bono español a 10 años sumó 13 puntos la semana pasada y se sitúa en el 1,44%, máximos de enero de 2019, mientras la deuda italiana al mismo plazos vuelve a superar la barrera del 2% y la holandesa (0,82%) cotiza en niveles de mayo de 2018. Los ascensos mensuales de las rentabilidades se encaminan a los mayores en dos años.

La subida de los rednimientos ha sido una constante en los últimos ocho meses, pero la semana pasada jugaron un papel destacado las declaraciones efectuadas por Fran Elderson, miembro de la junta ejecutiva del BCE. Aunque Christine Lagarde, presidenta de la institución, aseguró que no tiene prisa para subir tipos, en los últimos días el mercado ha empezado a descontar el fin de las tasas cero este año, una idea que se llegó a descartar tras el estallido del conflicto. Elderson cree que, si la evolución se ve acompasada por los datos macroeconómicos, estarán listos para proceder a una mayor normalización monetaria.

Los inversores no han tardado en reaccionar y empiezan a poner en precio una primera subida de tipos este año. La deuda a más corto plazo es la que mejor ha recogido este efecto. El rendimiento de la deuda alemana a cinco años sumó 23 puntos básicos en la semana hasta el 0,35%, máximos de junio de 2014, mientras la deuda holandesa al mismo plazo cotiza al filo del 0,41%, máximos de ocho años.

Los próximos datos de inflación en la zona euro que se conocerán el viernes, los primeros que incluyen el impacto de la guerra serán un buen termómetro. El consenso de los analistas espera que la tasa interanual suba al 6,7%, frente al 5,8% de febrero, el dato que supuso el mayor desde la creación del euro.

La lucha contra la inflación no es solo cosa del BCE. El presidente de la Fed de EE UU aseguró que la institución está dispuesta a subir los tipos en 50 puntos básicos en las próximas reuniones. Esta afirmación desató el temor entre los inversores que aceleraron la venta de deuda, lo que contribuyó al aplanamiento de la curva de deuda. El bono a cinco años repunta un 130 en 2022 hasta el 2,57%, por encima del 2,48% que marcan los títulos a 10 años, que suben 97 puntos en el mismo plazo.

Por su parte el bono a dos años de EE UU suma 87 puntos en marzo y se sitúa en el 2,30%. El diferencial entre la deuda a 10 y dos años ha caído a los 18 puntos básicos. “El diferencial podría situarse en negativo. Históricamente los retrocesos significativos de Wall Street se han producido después de que eso sucediera. Suele funcionar como una especie de alarma que avisa sobre una probable recesión o, al menos, una seria pérdida de impulso del ciclo económico y los beneficios empresariales”, señalan los expertos de Bankinter.

Aunque la inversión de la curva de tipos se produce cuando la rentabilidad de la deuda a tres meses supera la de los bonos a 10 años, desde Goldman Sachs esperan que con una inflación al alza y una senda de subida de tipos de interés la inversión de la curva de tipos se produzca en EE UU durante los tres próximos años. Eso sí, a diferencia de momentos anteriores descartan una recesión.

La deuda en negativo baja a mínimos de 2015

El repunte de las rentabilidades ha llevado a muchos bonos a abandonar el signo negativo que han mantenido gracias a los tipos en mínimos históricos. Aunque el bund es el ejemplo más ilustrativo, en lo que va de año el volumen de bonos con rentabilidades por debajo de cero ha caído un 74%, hasta los 2,94 billones de dólares (2,67 billones de euros), mínimos de 2015. Desde los máximos registrados en diciembre de 2020 la caída se amplía al 84%. En Alemania en la actualidad solo cotiza en negativo la deuda a dos años y los plazos inferiores.

Sobre la firma

Gema Escribano
Periodista económica, con 13 años de experiencia como redactora. Formó parte de la web de Cinco Días desde 2010 hasta 2017 cuando pasó a integrar la sección de Mercados. Especializada en información bursátil y mercado de deuda. Estudió periodismo en Universidad Carlos III.

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