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Ben Nelson: “Somos mejores que la Ivy League”

Ha creado Minerva University, una universidad que presume de ser más selectiva que Harvard y el MIT, donde los estudiantes viven juntos, pero reciben las clases online

Reconoce que hubiera entrado por poco margen en la universidad que él mismo ha fundado a pesar de que estaba entre los mejores alumnos de la Universidad de Pensilvania (parte de la Ivy League). El creador de Minerva University, Ben Nelson (Israel, 1975), se enorgullece de estar al frente de un centro educativo con una menor tasa de aceptación que Harvard o el MIT: solo el 1% de los estudiantes que solicitan plaza lo consiguen. Su objetivo es extender su método al resto de universidades del mundo bajo una premisa: una educación más útil.

R. ¿Por qué decidió fundar Minerva?
R. La cuestión es que las instituciones educativas no cumplen realmente con su propósito. La gente va a las mejores universidades del mundo y cuando les preguntas qué han aprendido, te hablan de la gente que han conocido, de las actividades que han hecho... De todo menos de las clases. Dicen que todos sabemos que no se aprende nada en la universidad. Esa es la razón por la que existe Minerva: nosotros creemos en la educación. Minerva pretende ser el ejemplo de cómo debería ser la educación. Queremos que haya una revolución, que el resto de instituciones copien nuestro sistema.
R. Insiste en que no es una universidad online, pero no tienen aulas.
R. En una universidad online los alumnos están desconectados entre ellos, pero en Minerva todos viven en el mismo edificio, solo que siguen las clases desde el ordenador. La razón por la que no se juntan en un aula es porque pensamos que es una modelo educativo peor. Aquí, las clases se graban para que las puedan seguir en cualquier momento y las tutorías individuales con el profesorado son más frecuentes. De hecho, durante el Covid, todas las universidades del mundo se volvieron online menos Minerva, pues nuestros estudiantes seguían en sus residencias.
R. En un mundo en el que se tiende a formación cada vez más especializada, en Minerva apuestan por solo cinco grandes ramas del conocimiento. ¿Por qué?
R. La realidad es que la gran mayoría de los programas de grado en EE UU siguen estas cinco áreas. En Ciencias Naturales tienes Biología, Química, Física... aunque te especialices en una de estas áreas. En Empresariales, te puedes centrar en Finanzas, en Operaciones... Con las cinco ramas que tenemos nosotros (Ciencias Naturales, Empresariales, Arte y Humanidades, Informática y Ciencia Sociales) cubrimos la gran mayoría de ámbitos. Hay materias que no ofrecemos, por ejemplo, no ofrecemos el estudio de idiomas a un nivel universitario, pues no creemos que los idiomas tengan que estudiarse así. Hay aplicaciones, experiencias en el extranjero y actividades así que son mucho más útiles para aprender un idioma. Y luego hay otros temas que vamos a ofrecer con socios. En los próximos años veremos Relaciones Internacionales, Sostenibilidad...
R. Quieren inspirar el cambio en el ecosistema educativo, pero también lo necesitan.
R. ¡Claro! Minerva no existe para ser una pequeña universidad perfecta que mira por encima del hombro al resto. Queremos ser un ejemplo para que el resto nos copie y haga lo mismo. Por ejemplo, en España, tenemos un grado en Liderazgo transformacional e impacto social que hemos codiseñado con ESADE. Esto es solo un ejemplo del impacto que estamos teniendo en las instituciones más convencionales.
R. Se jactan de ser la universidad más selectiva del mundo. ¿Es algo positivo?
R. De hecho no es algo que tampoco nos entusiasme, pero en el resto de universidades el proceso de selección es artificial. Entre el 60% y el 70% de las personas que solicitan una plaza en Harvard están cualificadas para ello. Como no pueden coger a todos, lo que hacen es decir “Estás cualificado, pero tenemos mucha gente que se parece a ti, no queremos a gente con un perfil similar”. Esto es bastante desagradable. En Minerva el proceso es muy distinto: es muy difícil entrar, por cada 100 solicitudes admitimos a uno. Nuestros estándares son extremadamente altos, pero admitimos al 100% que cumple estos criterios. Somos mucho más justos.
R. Las empresas se quejan de que los programas educativos están muy lejos de sus verdaderas necesidades. ¿Cómo atajan este problema?
R. Nosotros miramos las herramientas, las habilidades y los modelos que los empleados valoran. Eso es lo que hace que puedas descomponer en problema en otros más pequeños y a buscar soluciones para ellos. En nuestras clases, los alumnos ven cómo aplicar sus conocimientos, eso es lo que hace que nuestros programas sean mejores que la Yvy League. Educamos a nuestros alumnos de manera que su educación es útil, práctica.
R. ¿Las universidades solo deberían enseñar lo que es útil para las compañías?
R. No exactamente. Las empresas saben que lo que reciben de las universidades no es bueno, pero tampoco saben cómo solucionar el problema. El papel de la universidad es entender qué es lo que las compañías necesitan. Si preguntas a las empresas qué necesitan, te dirán que, por ejemplo, a un especialista en caucho, pero no es verdad, lo que necesitan es alguien que pueda mirar los datos, identificar la raíz de los problemas y dar con soluciones innovadoras.
R. ¿Cuáles es el papel de las humanidades en todo ello?
R. Es lo mismo. Si entiendes la diferencia entre una afirmación y un hecho, lo puedes aplicar en cualquier ámbito. Si entiendes que cuando hay cualquier interacción se producen consecuencias indeseadas, puedes aplicar ese conocimiento a solucionar cualquier problema. La idea de que en las ciencias necesitas muchos conocimientos y en las humanidades, interpretar cuestiones es incorrecta. Ambas cosas son necesarias en los dos ámbitos.

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