Cómo puede dejar Europa el hábito del gas ruso
Además de aumentar las renovables, la nuclear o el GNL de EE UU, será necesario racionar el uso de energía
Europa necesita desprenderse del gas ruso. La crisis ucraniana ha demostrado la insensatez de depender de Moscú para una gran parte de los 500.000 millones de metros cúbicos (500 bcm) de suministros anuales del continente. Dejar el hábito requerirá un esfuerzo concertado de una década.
El año pasado, Rusia envió a Europa unos 150 bcm de gas. Reducirlo a cero en una década significa sustituir 15 bcm al año. Sin embargo, Europa también está eliminando 100 bcm de electricidad de carbón por motivos climáticos, y su propia producción de gas está disminuyendo en 5 bcm al año. Según los analistas de Bernstein, Europa tendría que compensar un déficit anual de 30 bcm.
Las energías renovables pueden cubrir parte del déficit. Si los países europeos siguen construyendo al ritmo actual, los nuevos proyectos de energía eólica y solar proporcionarán el equivalente a 11 y 6,5 bcm, respectivamente. Si Estados Unidos envía un tercio de su gas natural licuado (GNL) a Europa, frente al 20% del año pasado, eso supone otros 6,8 bcm. Si se retrasa el cierre previsto de las centrales nucleares existentes, se sustituirá la demanda de gas en 4,8 bcm. Por último, si se invierte en el aislamiento de los edificios y se instalan 2 millones de nuevas bombas de calor eléctricas en lugar de calderas de gas cada año, se ahorrarían otros 4 bcm.
Todo esto combinado proporcionaría 33 bcm de energía de sustitución al año. Pero aparte de potenciar la energía eólica y solar, que ya son más baratas que los combustibles fósiles, ninguna de las otras medidas es sencilla. Los proveedores de GNL se dirigen a los lugares donde los precios son más altos, y las instalaciones europeas que transforman el combustible líquido en gas no están distribuidas uniformemente. La energía nuclear es controvertida desde el punto de vista político y ambiental, y las bombas de calor requieren amplias subvenciones.
Para lograrlo, los políticos europeos necesitarán ayuda. Los analistas con mentalidad histórica se preguntan si Estados Unidos puede retomar el espíritu de los años cuarenta, cuando aportó fondos para reconstruir Europa y movilizó un puente aéreo hacia Berlín. Para empezar, Estados Unidos podría presionar a Qatar, Australia y sus propias empresas privadas para que desvíen cargamentos de GNL a Europa. También podría ayudar a financiar las subvenciones a las bombas de calor, o reforzar las inadecuadas instalaciones de almacenamiento de gas de Europa.
Los consumidores domésticos también podrían ayudar. Si 500 millones de europeos se dieran una ducha fría y apagaran la calefacción un día al mes, reducirían el consumo de gas en 4 bcm anuales, calcula Bernstein. Para acabar con la adicción de Europa al gas ruso será necesario que todo el mundo colabore.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías