Los precios chinos son un frío consuelo para los consumidores mundiales
Su freno, derivado de la debilidad del país, solo será bueno para el globo si es el resultado del caos inmobiliario
Los consumidores de todo el mundo, preocupados por el aumento de los costes, pueden consolarse con los datos chinos. La subida de los precios en fábrica se redujo a un mínimo de seis meses del 9,1% en enero con respecto al mismo periodo del año anterior, y la inflación al consumo aumentó solo un 0,9%. Ello reduce cualquier preocupación inmediata de que el mayor exportador del mundo pueda aumentar los costes para los clientes extranjeros que ya están lidiando con una alta inflación en casa.
Las tensiones de suministro generalizadas que afectaron a los fabricantes chinos a finales del año pasado han desaparecido. La escasez de carbón y la consiguiente crisis de la electricidad en todo el país, agravada por una agresiva transición hacia la energía verde, han pasado. El conservadurismo monetario del Banco Popular de China durante la pandemia también ha contribuido a mantener la presión de los precios bajo control.
También hay factores menos favorables. Los consumidores chinos están dudando a la hora de gastar en apartamentos, dado que los problemas de endeudamiento hunden a los promotores inmobiliarios. Aunque el banco central ha intensificado la flexibilización del crédito recientemente, las hipotecas emitidas en enero fueron más de 200.000 millones de yuanes (28.000 millones de euros) menos que en el mismo periodo del año anterior, mientras que los consumidores sumaron 5 billones de yuanes (690.000 millones de euros) en ahorros. Con las políticas de desapalancamiento del presidente Xi Jinping dirigidas a un sector que aporta aproximadamente el 30% del PIB, hará falta mucho para restablecer la confianza. Las ventas de China Evergrande, por ejemplo, se desplomaron un 40% interanual en 2021.
El tiempo que podrán librarse los compradores mundiales de las subidas de precios provocadas por China dependerá de la magnitud y la eficacia de los planes de estímulo de este país. Si el Banco Popular de China se centra en inyectar liquidez en el mercado en lugar de recortar los tipos de interés, el peso recaerá en el Gobierno para aumentar la inversión, incluida la de infraestructuras, con el fin de impulsar el lánguido crecimiento económico, del 4% en el cuarto trimestre.
Aun así, los analistas de Zhongtai Securities esperan que la inversión en infraestructuras crezca un tibio 3,5% este año. El gasto público se ve limitado tanto por la deuda como por la caída de los ingresos por la venta de tierras.
Los precios bajos derivados de la debilidad de la economía china solo serán buenos brevemente para el resto del mundo si son el resultado del caos financiero en el crucial sector inmobiliario. La persistencia de los problemas genera una mayor incertidumbre y puede tener efectos inesperados. También arrastra el crecimiento económico mundial. Todo ello debe desearse con cautela.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías