El transporte marítimo trae malas noticias para los bancos centrales
Maersk y DSV pronostican otro año de grandes beneficios, y por tanto de presiones inflacionarias
Los magnates del transporte marítimo danés están en una longitud de onda diferente a la de los banqueros centrales. A.P. Moller-Maersk y DSV, dos de los mayores nombres de la logística mundial, pronosticaron el miércoles otro año de grandes beneficios debido a los continuos retrasos en los puertos y otros cuellos de botella. Esto echa por tierra las esperanzas de los responsables de la fijación de tipos de que la caída de los precios de los fletes pueda contribuir a la lucha contra la elevada inflación.
Los operadores de contenedores han sido uno de los mayores beneficiarios de las interrupciones relacionadas con la pandemia. Los cierres de los puertos desordenaron los calendarios de los transportes marítimos. Cuando las economías empezaron a reabrir a mediados del año pasado, los fletes se dispararon. En septiembre, el coste de trasladar un contenedor de 40 pies (12 metros) de China a California se disparó hasta casi 21.000 dólares, frente a los 1.500 dólares de 2019.
Con una base de costes en gran medida fija, empresas como Maersk, de 55.000 millones de euros, han podido surfear la ola. El consejero delegado, Soren Skou, dijo que la compañía ganó 21.000 millones de euros en ebitda el año pasado, hasta seis veces más de lo que logró en años “normales” como 2018. La previsión del danés de un 2022 igualmente rentable sugiere que las tarifas medias de los fletes estarán más o menos en línea con los niveles de 2021.
El regocijo de sus accionistas contrastará con el malestar que ello puede inducir en la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo. Esto se debe a que cuanto más tiempo se mantengan elevados los costes del transporte, más tiempo tardará en remitir la inflación, que ha alcanzado máximos de varias décadas en la mayoría de los países desarrollados. Es un problema para el presidente de la Fed, Jerome Powell, y sus homólogos mundiales, ya que significa que podrían tener que endurecer la política monetaria más enérgicamente para frenar las presiones de los precios, poniendo en peligro el crecimiento.
El coste del envío transpacífico medio se ha suavizado desde el repunte de septiembre, pero sigue rondando los 15.000 dólares, frente a los 11.250 dólares de media de todo 2021. Si se mantuviera estable durante la primera mitad del año –como sugieren las predicciones de Maersk y DSV–, el precio tendría que ser de 7.500 dólares de media para el resto del año. Pero eso sigue siendo cinco veces más alto que el coste medio anterior a la pandemia, lo que indica que los altos costes de transporte marítimo persistirán durante un tiempo.
Si acaso, las presiones son al alza. DSV predijo un aumento de más del 15% en los beneficios operativos para este año, a pesar de que los precios del petróleo casi se han duplicado en los últimos 12 meses y no muestran signos de retroceso. La ganancia de los navegantes será el sufrimiento de los banqueros centrales.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías