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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una subida de tipos inevitable en EE UU y Europa frente al alza de la inflación

CINCO DÍAS

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, no satisfizo ayer las expectativas de los mercados sobre el anuncio de una subida efectiva de los tipos de interés en EE UU. Powell se limitó a señalar que “pronto será apropiado” tomar esa decisión, una medida con la que la Fed pretende atajar el sobrecalentamiento de la economía del país. Todo apunta a que el histórico abandono de la era de los tipos cero se producirá probablemente en el mes de marzo, lo que no constituye una decisión cómoda ni fácil. La Fed debe afinar lo suficiente la política monetaria como para conseguir un objetivo –el control de la inflación– sin menoscabar la buena marcha del mercado laboral ni dañar excesivamente las atractivas condiciones financieras que han generado los años de política monetaria expansiva. Ha sido la necesidad de luchar contra los elementos, principalmente contra una inflación que se sitúa ya en la cota más alta de los últimos 40 años y cuya permanencia parece que se alargará más de lo previsto, lo que ha decidido al presidente de la Fed a dar un giro a la política monetaria.

Dado que el silencioso fantasma de la inflación no amenaza solo a la economía estadounidense, es probable que Europa siga el mismo camino de la Fed, quizá incluso antes de final de año. El alza de los precios que vive la zona euro, del 4,9%, exige una respuesta contundente para evitar que la inflación se extienda por los capilares de la economía europea. El recrudecimiento de las tensiones en torno a Ucrania, la subida del coste de la energía y la crisis de suministros están alimentando un alza de precios que sería un error considerar una tensión coyuntural, tal y como ha mantenido hasta ahora, y más allá de lo razonable, la presidenta del BCE, Christine Lagarde. Señales como el comportamiento del mercado secundario de deuda, que determina la curva de los tipos de financiación más allá de las decisiones de Fráncfort y que ya ha elevado los tipos de la deuda a diez años y situado el bono alemán al borde de tipos positivos tras 30 meses en negativo, anticipan un endurecimiento de la política monetaria europea.

Al igual que en el caso de la Fed, la subida de tipos no será un camino de rosas para Europa. Entre los perjudicados por la medida están las empresas y las familias, los proyectos industriales cuya financiación se encarecerá o las hipotecas que resultarán más gravosas para el presupuesto familiar, como también las arcas públicas de unos Estados que han aumentado sus pasivos de forma exponencial para hacer frente a la gruesa factura de la pandemia. Pero minusvalorar el poder corrosivo de la inflación y su capacidad para cortar en seco la recuperación sería un grave error que ni la Fed ni el BCE se pueden permitir.

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