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El Foco
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Chile: es probable que la agenda de Boric se vea desafiada

Posible luz al final del túnel este 2022, tras el estancamiento político y la fuga de capitales, que puede continuar a corto plazo

Chile ha protagonizado durante la pandemia el más impresionante repunte económico de Latinoamérica, con un estímulo fiscal masivo y liquidez para los hogares, impulsados por tres leyes sucesivas que permiten reembolsos de los fondos de pensiones de hasta un 10% cada una. De hecho su actividad económica ya estaba en octubre un 6% por encima de los niveles previos a la pandemia. Una economía sobrecalentada e interrupciones de la cadena de suministro global han llevado la inflación, general y subyacente, a máximos de 15 años en el país: 6,7% y 5,8% anual, respectivamente. Ello, a su vez, ha motivado al banco central de Chile a aumentar el tipo de interés al 4%, es decir, territorio restrictivo, pues el rango neutral se estima en 3,25%-3,75%. Además, la guía a futuro de la institución monetaria sugiere claramente nuevas alzas en las próximas reuniones y pocas expectativas de recorte en los próximos dos años.

Simultáneamente, la fuga de capitales, provocada por la inestabilidad política y el creciente déficit por cuenta corriente han llevado a una depreciación significativa del peso chileno.

Ahora Gabriel Boric, candidato de la coalición de extrema izquierda Apruebo Dignidad, ha ganado las elecciones presidenciales, anulando su derrota en primera vuelta ante el candidato de derecha José Antonio Kast. La victoria ha sido inequívoca, con el 55,9% de los votos, superando a Kast por 11,8 puntos, con una tasa de participación histórica del 55,6%, superior a la del plebiscito de 2020 para la Convención Constitucional, y es el presidente más votado en Chile desde que volvió a la democracia.

Las encuestas indicaban que Boric estaba por delante, pero su victoria no estaba descontada del todo en los mercados financieros, como mostró la corrección del Índice General de la Bolsa de Valores de Santiago el día siguiente, así como caída del peso frente al dólar el mismo día.

De hecho, el resultado de las elecciones presidenciales en Chile certifica que el equilibrio político se ha venido desplazando constantemente hacia la izquierda desde las protestas masivas que estallaron en el país a finales de 2019.

Boric ha sido elegido por un programa audaz con tres pilares: aumentar el papel del Estado en la economía, poner fin al sistema privado de pensiones y ampliar derechos sociales. También hace hincapié en la necesidad de luchar contra el cambio climático. Una de sus propuestas más emblemáticas es aumentar los gastos estructurales, principalmente con fines sociales, sobre todo pensiones, salud y educación. Para ello, prevé una importante reforma fiscal que aumentaría la carga fiscal general un 5% del PIB en cuatro años, es decir, la duración del mandato presidencial, y potencialmente un 8% los cuatro siguientes.

Si bien Boric y su equipo económico han enfatizado últimamente que la estabilidad fiscal es primordial, sus opiniones políticas y la fuerte presión a favor de aumentar el gasto público, tanto de políticos como la población, hacen probable que el nuevo Gobierno se incline hacia políticas fiscales más flexibles que las que indica el presupuesto estatal para 2022.

El caso es que Boric también ha sido elegido con su promesa de revisión completa del sistema de pensiones de Chile. Los trabajadores chilenos aportan de manera obligatoria el 10% de sus ingresos a fondos de pensiones privados gestionados por Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). El programa de Boric contempla su eliminación, y reemplazarlas por un sistema público de pensiones financiado con contribuciones de trabajadores y empresas, así como transferencias del Tesoro. Más concretamente, el nuevo sistema constaría de dos pilares. El primero, financiado por Hacienda, estaría formado por una pensión pública universal que beneficiaría a todos los adultos mayores de 65 años, con hasta 250.000 pesos chilenos (292 dólares al cambio actual). El segundo pilar, financiado por los empleados (10%) y empresas (6%), sería gestionado por una entidad estatal, reemplazando a las AFP.

Pero, a pesar de la promesa de Boric de un cambio drástico en la formulación de políticas y economía de Chile, es bastante irrealizable. Es probable que su agenda política se vea desafiada en el Congreso, renovado en noviembre y que está fragmentado y dividido equitativamente entre coaliciones de izquierda y derecha, en el Senado y la Cámara Baja. Esto probablemente obligue al Gobierno a moderar su agenda, sobre todo respecto a las reformas más polémicas y emblemáticas. De manera que es probable que los mercados financieros estén pendientes de los nombramientos clave en las próximas semanas, con especial atención al Ministerio de Finanzas, para evaluar hasta qué punto Boric está dispuesto a moderar el tono de algunas de sus políticas cuando llegue al poder, el 11 de marzo próximo.

Además, los mercados tendrán que lidiar con la revisión de la Constitución de Chile este año. Una asamblea constitucional de 155 escaños, elegida en mayo de 2021, inclinada hacia la izquierda, cuenta con entre nueve y doce meses para redactar un nuevo proyecto de Constitución que irá a referéndum en el tercer trimestre de 2022. Es posible que esta asamblea intente compensar la falta de mayorías de Boric en el Congreso con una Constitución extrema.

De manera que nos abstendríamos de agregar inversiones en acciones chilenas actualmente, pues es poco probable que la prima política acumulada desde 2019 se desvanezca rápidamente. Trazando un paralelismo con la situación de Perú, vemos estancamiento político de las reformas en el Congreso los próximos meses y, por tanto, que la fuga de capitales puede continuar a corto plazo, afectando al tipo de cambio del peso chileno.

Sin embargo, la dinámica economía en Chile es fuerte, sobre todo en comparación con el resto de economías de Latinoamérica. Si la nueva Constitución mantiene un tono favorable a la inversión y los precios de los metales se mantienen en sus altos niveles actuales, podemos ver una revaloración de la renta variable de Chile en la segunda mitad de 2022.

Julien Holtz es estratega de mercados emergentes de Pictet WM

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