La guerra de China contra las criptomonedas
Recientemente el gigante asiático ha intensificado las medidas contra estos productos, pero no todas sus motivaciones son puramente financieras
Desde la aparición de las criptomonedas en el ámbito internacional, son muchos los países que han intentado controlar, en mayor o menor medida, el uso que se hacía de este tipo de instrumentos financieros. Este control ha supuesto, en países como China o Turquía, la prohibición completa de todas o gran parte de las actividades relacionadas con las criptomonedas, aunque lo cierto es que la mayoría de autoridades de otros países, si bien han manifestado posturas a favor o en contra, no han desarrollado una regulación específica para estos productos.
Sin embargo, el ejemplo de China ha sido posiblemente el más contundente hasta la fecha. Desde 2017 han ido prohibiendo, de manera progresiva, no solo las transacciones con criptomonedas entre empresas y particulares, sino también la publicidad de estas, la emisión y comercialización de tokens, la actividad de granjas de minerías, y todos los servicios asociados. Desde las autoridades locales se ha hecho ver esta prohibición como un movimiento en favor de la transparencia, la protección de los ciudadanos y la lucha contra el blanqueo de dinero, pero existen algunas razones adicionales para que la mayor economía del mundo haya dado estos pasos:
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Consumo eléctrico: al igual que otros muchos países en la actualidad, China padece una aguda crisis energética. Dado el hecho de que la energía está subvencionada para los ciudadanos, y que el consumo energético de Bitcoin es una de las mayores fuentes de gastos de energía del país, el gobierno ha decidido ponerle fin. De hecho, ya desde 2019, el porcentaje de consumo energético de Bitcoin en China respecto al resto del mundo ha caído de un 75% hasta el 46%, y es previsible que esta tendencia se acentúe en los próximos años.
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Actividades delictivas: desde el primer momento, una de las preocupaciones de casi todas las autoridades financieras en el mundo ha sido el uso fraudulento de criptomonedas en estafas piramidales, chiringuitos financieros y blanqueo de capitales. Por ello, China no ha tenido problema en sacar de nuevo este argumento como principal motivo de su prohibición.
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Competencia del yuan digital: lo cierto es que, desde hace un tiempo, China ha estado desarrollando su propia criptomoneda, una representación digital del yuan basada en tecnología blockchain pero controlada totalmente por el estado, con la que pretende hacer frente al uso decreciente del dinero en efectivo, así como frenar el fraude fiscal mediante el control de todos los flujos monetarios dentro de su economía. Aunque otras economías están trabajando también en su propia divisa digital, lo cierto es que China va en cabeza, y quiere posicionarse al frente de los flujos de capitales internacionales por delante del líder actual, el dólar. Por todo ello, la competencia de las criptomonedas clásicas como Bitcoin no interesa a las autoridades chinas.
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Control social: todo lo anterior se resume en que las autoridades chinas quieren mantener un estricto control sobre el flujo de capitales y las transacciones financieras que se producen dentro de su economía, y las criptomonedas clásicas representan justo lo contrario, la ausencia de control por parte de una institución única en las transacciones entre particulares y empresas.
Es por estas razones que China ha ido endureciendo sus políticas contra las criptomonedas, su publicidad y su comercialización, de cara no solo a fortalecer su posición en el ámbito financiero internacional y a eliminar competencia para su yuan digital, sino también para mantener del control de la población en términos monetarios, y evitar que las criptomonedas irrumpan en un espacio que hasta ahora se tenían reservados los Bancos Centrales de cada economía.
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