El nuevo mecanismo de ajuste de las pensiones no evitará el recorte de sus cuantías, según los expertos
Economistas del mundo académico critican que no se puedan calcular los futuros ajustes en la cuantía de las prestaciones y eso impide tomar decisiones de ahorro
España debe hacer los cambios necesarios en su sistema de pensiones para que en el año 2045 su gasto en pensiones sobre el PIB (13,1% ese año) no le mantenga entre los países que más dinero destinan al pago de estas prestaciones (Bélgica, Grecia, Francia, Italia y Austria, todos ellos por encima del 13%), según prevé el último informe del Ageing Report 2021 de la Comisión Europea. De ahí que la reforma de pensiones que se tramita en el Parlamento incluya varias medidas para intentar frenar que el gasto se dispare. Entre estos cambios está la creación de un nuevo mecanismo de equidad intergeneracional (MEI), que sustituirá al factor de sostenibilidad (FS), aprobado 2013 pero que está en suspenso. El motivo del Gobierno para derogar ahora este factor sin ni siquiera haberlo puesto en marcha y sustituirlo por el futuro MEI es que este último, a diferencia del primero, no supondrá una merma en la cuantía de las pensiones.
Sin embargo, el Grupo de Investigación en Pensiones y Protección Social, formado entre otros por el profesor titular de la Universidad de Valencia e investigador del IVIE, Enrique Devesa y los economistas de la Universidad de Extremadura, Borja Encinas e Inmaculada Domínguez, ha concluido en una comparativa de ambos mecanismos que, entre otras cosas, el futuro MEI no evitará un recorte de la cuantía de las pensiones, aunque no sea inmediato.
Así, este grupo de expertos ha determinado que el futuro MEI no solo “no mejorará la cuantía de la pensión” porque, a pesar de que implica un aumento del tipo de cotización del 0,6%, repartido entre la empresa y el trabajador, este incremento no se va a traducir en una mayor pensión. Muy al contrario esta mayor recaudación prevista para el periodo 2023-2032 –de unos 2.225 millones anuales– no servirá para pagar las pensiones de esos años en los que, casi con toda seguridad, volverá a engrosar el déficit, sino que irá a nutrir el Fondo de Reserva. Esto “generará una falsa apariencia de mejora de la sostenibilidad del sistema”. Sus cálculos indican que desde 2057 el MEI experimentará un menor ahorro acumulado que el factor de sostenibilidad, y crecerá hasta sumar un déficit acumulado de 7,75 puntos del PIB en 2067, último año del estudio (unos 87.000 millones de euros de 2020).
Tras descartar la mejora de las pensiones, este grupo de expertos --que se completa con los profesores de Economía de la Universidad de Valencia, Mar Devesa y Robert Meneu-- sostienen que se producirá un desvío del gasto previsto y “habrá que utilizar el componente 2 del MEI –que se activa si no es suficiente con lo recaudado entre 2023 y 2030– y que implicará “un recorte de pensión y otro aumento de cotizaciones”.
Otra diferencia destacada entre ambos mecanismos es que el factor de sostenibilidad “hacía explícito el recorte mediante la disminución prevista de la cuantía inicial de la pensión [de en torno al 0,5% anual acumulado y revisable cada cinco años según la esperanza de vida], que podía ser conocida con suficiente antelación para tomar decisiones para aumentar su pensión, si se considerara que esta no iba a ser suficiente”. Esto, por el contrario no ocurrirá con el futuro MEI, “cuyo principal problema es que es difícil de cuantificar individualmente, debido a la falta de concreción del recorte del gasto cuando se active el componente dos”, aseguran los autores del estudio.
No mejora la equidad ni es previsible
Estos expertos desmontan también la propia definición y nomenclatura del futuro MEI. El factor de sostenibilidad partía de un objetivo: que quienes se jubilaran ahora, cobraran la misma pensión que los que se jubilen dentro de diez, veinte o treinta años. Dada la creciente esperanza de vida, si la misma cantidad de pensión se tiene que repartir entre más años, los expertos aconsejaron al Gobierno que el FS debía ligar las pensiones iniciales con la esperanza de vida. Por ello, erradicar dicha fórmula supone “asumir que las generaciones que se jubilen en el futuro recibirán un mejor trato por parte del sistema que aquellas que se jubilan ahora”, explican. Así, “no se cumplirá el principio de equidad intergeneracional”. Y añaden que empeora la equidad actuarial, beneficiando a los que se jubilen a partir de 2057 frente a los que lo hagan hasta entonces.
La creación del factor de sostenibilidad se pensó no solo para mejorar la equidad intergeneracional, sino también, y sobre todo, garantizar la sostenibilidad financiera del sistema en el largo plazo. Y eso lo iba a hacer de manera automática (a mayor esperanza de vida mayor ajuste de las pensiones iniciales), sin decisiones políticas de por medio. Esto no ocurrirá con en nuevo MEI que emplaza a que en una década el Gobierno y los agentes sociales decidan qué medidas tomar.
Bien es cierto que estos economistas admiten que el factor de sostenibilidad podría haber generado problemas de suficiencia de las pensiones. Pero en ese caso esta disminución podría ser compensada con un retraso voluntario de la jubilación para conseguir una pensión más elevada, que es, al fin y al cabo, lo que persiguen también las medidas para acercar la edad real de jubilación a la legal que se incluirán en la próxima reforma.