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Los efectos de la crisis del transporte marítimo internacional en el archipiélago

Las consecuencias negativas se extienden a todos los sectores, desde la agricultura y ganadería a la construcción, la compraventa de automóviles o el comercio

Varias grúas en uno de los muelles del puerto de Las Palmas.
Varias grúas en uno de los muelles del puerto de Las Palmas.Efe

La crisis del transporte marítimo internacional está mostrando ya sus negativas consecuencias en Canarias. Sectores como el de la agricultura y ganadería, la construcción, el comercio o la compraventa de automóviles están padeciendo los efectos de una problemática que provoca, en el mejor de los casos, retrasos en la entrega de materiales y mercancías, y en el peor, anulaciones de envíos.

El parón que la pandemia causó en todo el mundo llevó a las navieras a detener sus actividades. Sin embargo, la fuerte demanda generada por la reactivación económica tras la paulatina vuelta a la normalidad está provocando que no den abasto. Contenedores que no se encuentran en los puertos desde donde la mercancía aguarda para salir, la escasez de acero que no permite la construcción de nuevos contenedores, el aumento del coste de la energía… Los expertos lo llaman la tormenta perfecta.

El secretario técnico del Colegio de Economistas de Santa Cruz de Tenerife, Juan José Hernández, explica que estamos “ante un efecto dominó” que se agrava con la llegada de una época de fuerte demanda como es la Navidad. Si bien lanza un mensaje de tranquilidad, al señalar que “no va a producirse un desabastecimiento de productos alimenticios, cuyos niveles de suministro a la población están garantizados”, sí considera que puede darse “un efecto inflacionario a medio plazo, porque la economía se sobrecalentará hasta que se normalice todo el tráfico internacional”.

Las subidas medias del cereal para la ganadería superan el 70%

El sector primario es uno de los que más están sufriendo las consecuencias de la crisis. La presidenta de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias (Asaja), Ángela Delgado, señala que los efectos en el archipiélago “se multiplican respecto a otros territorios europeos porque no contamos con transporte por carretera”. Semillas o fertilizantes son algunos de los productos que o llegan muy tarde, o ni si quiera lo hacen. Ello implica el retraso en la siembra y que todos los agricultores tengan que plantar al mismo tiempo, lo que hace que en el periodo de recogida exista excedente de producción y la incapacidad del mercado de absorberla, con las consiguientes pérdidas económicas.

“Los precios vienen además incrementados con aumento de los fletes e impuestos (que son un porcentaje del transporte). Contenedores que valían 1.800 euros que valen ahora 18.000 euros”, indica. Si hablamos de la ganadería, el panorama resulta aún más desolador. Con subidas medias del cereal por encima del 70%, y los precios de los lácteos estancados, “la ruina para los ganaderos puede ser tremenda”, añade.

El de la construcción se encuentra también entre los sectores más golpeados por la problemática del transporte. El presidente de la Federación Provincial de Entidades de la Construcción de Santa Cruz de Tenerife (Fepeco), Óscar Izquierdo, indica que no solo se enfrentan al aumento de los costes del transporte (con contenedores que multiplican por siete su coste) sino a cláusulas en los contratos como aquellas por las que los transportistas pueden anular un pedido si antes del envío aparece “un mejor postor”. Situación que pone a las empresas en una posición muy delicada.

La automoción está en niveles de ventas un 72% inferiores al periodo pre-Covid

Administraciones públicas

A ello hay que sumar los impuestos (con saltos de 80 a 400 euros por contenedor). Izquierdo ahonda además en las dificultades que atraviesan aquellas empresas que han contratado con las Administraciones públicas, “que al no permitir la ley de contratos una revisión de precios, con el aumento de los costes, te arruinas”.

También relata casos de promotoras de viviendas que han tenido que devolver a los compradores las entregas realizas a modo de reserva por el aumento que la situación ha causado en los costes de adquisición del cemento o el aluminio. Reclama, por todo ello, “que la Administración actúe”.

Desde la Federación del Metal y Nuevas Tecnologías de la provincia de Santa Cruz de Tenerife (Femete) han constatado que al menos el 50% de sus asociados, fundamentalmente talleres de reparación, instaladores eléctricos e informática y telecomunicaciones, están padeciendo la falta de mercancías, y que por esa razón “han tenido que posponer o rechazar trabajos”, señala el secretario general de la organización, José González González.

No es ajeno tampoco a esta situación el de la automoción, un sector que une a sus males el de la crisis de los semiconductores. El presidente de Faconauto Canarias, Manuel Sánchez, expone que entre el 25% y el 30% de los vehículos que se venden en las islas proceden de países asiáticos. “Con los efectos añadidos del problema del transporte y del de los semiconductores, porque no podemos disociarlos, si un vehículo tardaba antes unos cuatro meses en llegarnos, ahora emplea hasta ocho meses de acumulación de retrasos, lo que llega a desanimar al cliente”. Un sector, fuertemente golpeado por la pandemia, que continúa en las islas en niveles de ventas un 72% inferiores al periodo prepandémico.

Sector comercial

Panorama general. La previsión con la que el sector comercial realiza las compras en origen, unos nueve meses antes, permite a este afrontar con más aguante que otros la crisis del transporte internacional. El presidente de la Federación de Áreas Urbanas de Canarias (Fauca), Abbas Moujir, manifiesta que no se va a producir desabastecimiento, y que solo “aquellos productos más innovadores y que han aparecido durante el verano sí pueden tener algún sobrecoste por el problema existente con los contenedores”. Productos en los que, además, su capacidad de reposición va a ser menor.

Tranquilidad. Desde la Asociación Canaria de Medianas y Grandes Empresas de Distribución (Asodiscan), su secretario general, Alfredo Medina, destaca que las empresas “han ido tomando medidas con tiempo”, entre las que destaca el incremento de la cantidad de pedidos, lo asegura que permitirá afrontar la campaña de Navidad de manera parecida a la de otros años.

Expectativas. Las previsiones apuntan a que en seis meses se haya regularizado y adaptado toda la cadena de producción, tal y como señala Moujir. Del mismo modo, Medina hace referencia a que “entre abril y junio podríamos estar hablando de una vuelta a la normalidad”.

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