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La inflación transitoria es una hoja de parra que se escapa

Los bancos centrales se escudan en exceso en la temporalidad de las subidas de precios

A los banqueros centrales les encanta la palabra “transitorio”, posiblemente demasiado. Autoridades como el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, y la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, recurren a ella para explicar por qué el aumento de la inflación no justifica una rápida reversión de las políticas monetarias ultralaxas que apoyan las economías dañadas por la pandemia. Pero el adjetivo está haciendo mucho músculo.

La Fed considera que la inflación, medida por el índice de precios de los gastos de consumo personal, superará su objetivo del 2% hasta 2024, según las previsiones del miércoles. Un día después, una exclusiva de Reuters revelaba la preocupación de algunos de los responsables de la fijación de tipos del Banco Central Europeo por la posibilidad de que la inflación de la zona euro se acerque o incluso supere el objetivo el año que viene. Y el Banco de Inglaterra dijo el jueves que la inflación seguiría aumentando, hasta situarse ligeramente por encima del 4%, en el último trimestre de este año. Las previsiones que publicó en agosto ven la inflación por encima del objetivo del 2% incluso en el tercer trimestre de 2023.

Powell, Lagarde y el jefe del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, tienen razón en que parte del brinco de la inflación de este año se debió a las distorsiones relacionadas con el Covid-19. Y las empresas y los hogares siguen necesitando algo de ayuda. Por ejemplo, el Banco de Inglaterra dijo que el PIB del Reino Unido seguía estando alrededor del 4,5% por debajo de su nivel anterior al Covid. Además, Powell señaló el miércoles que la Reserva Federal ralentizará pronto el ritmo de sus compras de bonos y un par de responsables de la fijación de tipos en el Reino Unido pidieron que se pusiera pronto fin al programa de compra de activos del Banco de Inglaterra.

Pero la línea oficial de ambos bancos centrales, y la del BCE, es que las presiones inflacionistas son transitorias. Eso es un poco absurdo. Es probable que las interrupciones de la cadena de suministro, incluidas las que están haciendo subir los costes del transporte, persistan durante más tiempo del previsto por los responsables políticos; los precios de la energía que pagan los hogares se están disparando; y los salarios están aumentando y podrían hacerlo aún más.

Si los inversores y los hogares empiezan a creer que los banqueros centrales no están prestando suficiente atención a estos acontecimientos, empezarán a anticipar una inflación aún mayor. Si eso ocurre, los inversores exigirán una mayor compensación por los riesgos de inflación, lo que provocará un aumento de los costes de los préstamos. Y los hogares exigirían salarios más altos, alimentando las presiones sobre los precios.

Puede que los banqueros tengan buenas razones para aplazar el endurecimiento de la política monetaria, pero sería mejor que lo dijeran. Sus propias previsiones, y los hechos sobre el terreno, ponen al límite su afición por lo “transitorio”.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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