Vuelta al cole, la oportunidad de reorganizar nuestras finanzas
¿Y si aprovechamos septiembre para tener mejores hábitos financieros?
Si enero es el mes por excelencia de los nuevos propósitos, septiembre es el mes del ‘volver a empezar’. De la vuelta de las vacaciones solemos venir con aires renovados que nos hacen afrontar el nuevo 'curso escolar' de una forma diferente o, incluso, con más ganas de las que teníamos antes de hacer las maletas.
Y es que la ‘vuelta al cole’ ya no es solo para los colegios. Las agendas escolares se han extrapolado al ámbito laboral y personal. ¿El motivo? Septiembre es el mes en el que nos organizamos más y en el que empezamos a pensar en la recta final del año. ¿Por qué no aprovechamos esa planificación para poner en orden nuestras finanzas?
Septiembre suele ser uno de los meses en los que más sufre nuestro bolsillo. A lo que hemos gastado en vacaciones hay que sumarle los gastos escolares -para las familias con hijos-. Septiembre suele ser también un mes en el que las mudanzas se incrementan y en el que se empieza a mirar más hacia lo que se ha gastado en el año y lo que se ha podido ahorrar, con vistas a hacer balance de cuánto podemos seguir gastando y qué ‘caprichos’ nos podemos permitir. Pero ¿y si miramos más allá?
Podemos aprovechar que septiembre es un momento de cambios y de nuevos comienzos para intentar mejorar nuestra salud financiera y poner todas nuestras finanzas y nuestro patrimonio en orden. ¿Cómo empezamos?
El primer paso es hacer un ejercicio de reflexión honesto y sincero sobre cuál es nuestra situación personal para poder tener mejores hábitos financieros que nos ayuden en nuestro día a día y, muy especialmente, en el futuro. Pensar primero qué queremos conseguir con nuestro dinero y nuestros ahorros es vital para que el plan financiero tenga sentido. Definir nuestros objetivos y nuestras metas y cuánto cuestan nos va a ayudar a ser realistas y a entender que el dinero siempre es un medio que nos ayuda a conseguir lo que queremos, y no un fin en sí mismo.
En este plan de pensar en lo que queremos debemos ser muy conscientes de cuál es nuestra situación financiera y patrimonial de partida. ¿Cuánto ingresamos al año? ¿Cuánto gastamos? ¿Podemos reducir esos gastos? ¿Qué ahorros tenemos? ¿Podemos incrementar nuestra capacidad de ahorro? ¿Estamos invirtiendo? ¿Somos conscientes de cómo vamos a perder poder adquisitivo si dejamos nuestro dinero parado?
Responder a estas cuestiones es fundamental para tener una radiografía global y completa de lo que queremos y de lo que necesitamos. Un asesor financiero nos puede ayudar a responder a todas estas preguntas y a ver qué estrategia de inversión es la que realmente necesitamos en función de nuestra situación personal y económica, qué rentabilidad le tengamos que pedir a los mercados y qué nivel de riesgo podamos asumir.
Además, el asesor financiero nos va a ayudar a ser constantes y a establecer cuál es la forma de ahorro e inversión que más nos conviene y que mejor se adapta a nuestra situación. También nos va a servir para ver todas las alternativas que hay porque puede, que, por ejemplo, nos interese crear un fondo específico para la educación de nuestros hijos y destinar otra parte de nuestros ingresos en una cartera de inversión 100% de bolsa; puede que nos convenga aportar periódicamente una cantidad fija a un plan de pensiones o puede que podamos rentabilizar ese inmueble que tenemos parado.
En este punto, otro factor relevante que debemos tener en cuenta es la fiscalidad que, aunque no debe ser siempre el motivo por el que decantarnos por un producto en concreto, sí es un aspecto más que debemos mirar porque nos puede beneficiar enormemente. De hecho, solemos cometer el error de acordamos de la declaración de la renta y de qué nos podemos deducir cuando llega diciembre y ya no hay mucho margen de maniobra. Con un buen ejercicio de planificación financiera y un asesor que nos escuche y entienda, podemos anticiparnos y trazar una estrategia financiera y patrimonial con tiempo y ajustada a nuestras circunstancias.
