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Los planes quinquenales de las SPAC no se acercan a la precisión soviética

AppHarvest, de cultivo de verduras, es solo la última ‘startup’ que revisa sus previsiones para 2021

Los planes quinquenales suelen asociarse a los regímenes comunistas, pero las empresas de adquisiciones de propósito especial, SPAC, han adoptado la idea de todo corazón. Numerosas empresas con escasos o nulos ingresos se están fusionando con empresas cheques en blanco y saliendo a Bolsa basándose en proyecciones sobre el éxito que podría tener su negocio en 2026. Mientras que la Unión Soviética podía coaccionar a los trabajadores y reducir la calidad para cumplir los objetivos de producción, estas opciones no están disponibles para las startups. Un ejemplo de ello es AppHarvest, una empresa de cultivo en invernadero de tomates y verduras.

La empresa, que cuenta con Jeff Ubben (cofundador del hedge fund ValueAct Capital) y Martha Stewart (empresaria y presentadora de televisión) en su consejo de administración, cerró una operación SPAC para salir a Bolsa hace menos de siete meses, prometiendo un rápido crecimiento gracias a una agricultura más sostenible.

Los resultados del segundo trimestre del miércoles mostraron que las cosas no van según lo previsto. La empresa recortó sus previsiones de ventas para 2021, netas de provisiones para devoluciones, comisiones y similares, en casi dos tercios. AppHarvest culpó a unos rendimientos inferiores a los esperados de los tomates de primera calidad, a los mayores costes de distribución, a los problemas para poner en marcha una instalación y a los bajos precios del tomate.

Sin embargo, la empresa reafirmó sus perspectivas para 2025, proyectando unas ventas netas de entre 350 y 400 millones de dólares. Aunque las ventas de productos podrían ser 80 millones menores de lo previsto, la empresa cree que puede compensar esta diferencia vendiendo robots, software y servicios a otros productores. Los inversores no están tan seguros. La capitalización bursátil de AppHarvest se ha desplomado por debajo de los 1.000 millones de dólares, menos de un tercio de lo que era a principios de año.

Este es el último de una serie de tropiezos tempranos. ATI Physical Therapy, de fisioterapia, rebajó sus previsiones para 2021 en julio, en su primer informe trimestral como empresa cotizada, alegando el aumento de los salarios de los terapeutas. Lordstown Motors, de vehículos eléctricos, que completó una operación SPAC a finales del año pasado, dijo en junio que podría no seguir siendo una empresa en funcionamiento. Y Nikola redujo su previsión de ingresos en agosto, apenas unos días después de que su fundador y antiguo CEO fuera acusado de fraude. Todas ellas salieron a Bolsa después de publicar sus previsiones a cinco años vista.

Es difícil para las empresas predecir lo que ocurrirá el año que viene, y mucho menos dentro de cinco años. Este es el caso, sobre todo, de las start­ups en campos nuevos y prometedores, como los vehículos eléctricos o los invernaderos de alta tecnología. Los empresarios son optimistas por naturaleza, así que es mejor que los inversores hagan sus propias conjeturas sobre lo que les depara el futuro.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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