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El Foco
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿Pueden los proveedores de pago seguir el ritmo de las criptomonedas?

En el caso de los vendedores, poder aceptar transacciones de este tipo podría significar saltarse el proceso tradicional

CINCO DÍAS

El bitcóin es tendencia, para bien y para mal. Las criptomonedas acaparan portadas, titulares y toda la atención de los inversores de Bolsa. Compañías como Tesla o MasterCard se han sumado al carro, lo que ha provocado muchas fluctuaciones en su valor.

Una investigación reciente de Pymnts.com señala que el 12% de los consumidores a nivel mundial (aproximadamente 30 millones) posee una o más criptomonedas. Además, indica que alrededor del 4,5% las ha tenido en el pasado, y que cerca de 17 millones de personas que no las poseen podrían adquirir criptomonedas para hacer compras en un futuro cercano. Como vemos, son datos que no dejan indiferente a nadie.

El rápido auge e interés por las criptomonedas implica una serie de aspectos que los proveedores de pagos deben tener en cuenta antes de abrir sus puertas a este dinero digital y a estos monederos.

Consumidores y comerciantes

El uso de monedas digitales en las transacciones tradicionales supone una completa revolución para los agentes implicados en el comercio: consumidores y comerciantes. En el caso de los vendedores, poder aceptar pagos de este tipo podría significar saltarse el proceso tradicional para aceptar el método de pago: las criptomonedas equilibran el terreno de juego, eliminando la necesidad de terceros.

Esto no había ocurrido nunca antes. Además, para los países menos desarrollados es un hecho extraordinario, ya que permitiría a consumidores y comerciantes hacer negocios de forma digital sin necesidad de una cuenta bancaria o de un sistema de punto de venta: los usuarios únicamente necesitarían un teléfono y una conexión a internet, y ya se utilizan alrededor de 5.000 millones, y la cifra sigue creciendo día a día.

Creo que es especialmente relevante retomar los datos de la investigación antes citada. Este estudio refleja que la mayoría de quienes poseen criptomonedas son jóvenes mileniales, y señala que estos están especialmente interesados en pagar sus productos, servicios de streaming y otros servicios financieros con este tipo de moneda. Teniendo esta información en cuenta, los vendedores cuyo target sea esta franja de edad necesitan adaptarse rápidamente a esta demanda, y los proveedores de pago deben facilitar la labor.

¿Qué ocurre con la normativa?

Para seguir el ritmo del auge de las criptomonedas, hay aspectos normativos que se deben tener en cuenta. Para empezar, estas no dependen de los servicios financieros, como sí lo hacen las monedas físicas. Aunque los bancos quieren entrar en el juego del bitcóin, las criptomonedas no tienen que pasar por manos de los bancos. De hecho, no están sujetas a tantos controles contra el fraude como los fondos tradicionales, lo que significa que puede ser difícil saber si el dinero procede de una fuente fiable o adónde irá a parar.

Entonces, ¿qué sucede cuando incorporamos tarjetas de débito o crédito en divisa digital que pueden evitar que los comerciantes gestionen las fluctuaciones de precios, pero son más caras que las transacciones de tipo P2P y pueden crear puntos de contacto innecesarios? Aunque quizás sea más fácil, también generan costes y pasos superfluos en el proceso de transacción, tanto para el comerciante como para el consumidor. Los vendedores pueden ayudar a reducir la brecha entre el comercio y las monedas digitales creando sus propias carteras digitales, o quizás los proveedores de tarjetas podrían permitir a los vendedores convertir esta divisa en tiempo real para eliminar el riesgo de las variaciones de precios.

Como la mayoría de la infraestructura para las transacciones con criptomonedas ya existe, los comerciantes solo tendrán que encontrar proveedores de servicios que les permitan aceptar pagos en estas monedas sin correr riesgos.

¿Qué ocurre con la seguridad?

Según una nueva investigación de la plataforma de educación sobre criptomonedas Crypto Head, en 2020, mientras los precios del bitcóin estaban en ascenso, también lo estaba el fraude relacionado con ellas. De hecho, solamente en Estados Unidos se denunciaron hasta 82.135 delitos sobre bitcóin, ethereum y otras monedas digitales. Esto ha supuesto un aumento de más del 24.000% con respecto a los 340 denunciados en 2016.

Para aquellos que estén dispuestos a añadir una plataforma de pago con criptomonedas, tengan en cuenta la importancia de las contraseñas privadas; si usted, o sus consumidores, pierden el control de ellas, significará perder el control de los activos. Y tampoco hay que olvidar que existen hackeos en los intercambios, la mayoría de ellos originados porque las claves no estaban protegidas correctamente. Los monederos de hardware offline son la forma más segura de protegerlos, pero son menos convenientes y a la vez más técnicos.

Con tantos nuevos usuarios incorporándose al mercado, hay que asegurarse de saber por dónde empezar y cómo evitar los errores más comunes a la hora de garantizar la protección de las criptomonedas. Se deben comprobar las características de seguridad, como la autenticación bidireccional y las cajas fuertes, que proporcionan niveles de protección complementarios al almacenar las criptomonedas en los intercambios. Igualmente, hay que procurar que la tasa de cambio sea una de las pocas del mercado que está asegurada.

La búsqueda de alternativas de seguridad fiables que mejoren y garanticen la protección serán elementos esenciales a medida que continúe el crecimiento del uso de las criptomonedas. Conforme aumente su uso, también lo harán las demandas de los consumidores para utilizarlas en sus transacciones diarias, y seguramente los hackers tratarán de aprovecharse de este auge en el intercambio de divisas. Las nuevas tecnologías que surjan llevarán a las empresas que prestan servicios financieros a prepararse para enfrentar dichos riesgos, mientras buscan ofrecer a los clientes y usuarios las mejores alternativas de seguridad en el uso de las monedas digitales.

Jorge Martínez es director regional de OpenText para España y Portugal

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