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Rehatrans, coches a medida para personas de movilidad reducida

La empresa madrileña lleva 25 años adaptando vehículos para el transporte de viajeros en silla de ruedas

Una persona con movilidad reducida accede en silla de ruedas a un vehículo transformado por Rehatrans.
Una persona con movilidad reducida accede en silla de ruedas a un vehículo transformado por Rehatrans.
Marta Yoldi

“Conjugar la realización de una actividad empresarial rentable con el hecho de facilitar la vida a un colectivo social es una de las mayores satisfacciones que tenemos en esta empresa industrial de vehículos”. Para Óscar Soriano, director general de Rehatrans e hijo del fundador, el trabajo con sus clientes “es muy estrecho” y ofrecerles un servicio bien hecho compensa las dificultades que, como en esta época de pandemia, pueden atravesar.

Porque los usuarios de esta empresa madrileña son personas de movilidad reducida. La actividad de Rehatrans consiste en adaptar vehículos para transportar a viajeros en silla de ruedas para que estos no tengan que desprenderse de las mismas y puedan desplazarse con ellas. En esta compañía trabajan sobre la carrocería de los automóviles, de manera que transforman la parte trasera de los vehículos para dar cabida a la persona con movilidad reducida a la vez que a su dispositivo de transporte. Esta característica determina que Rehatrans trabaje con una serie de marcas automovilísticas que cuentan con vehículos comerciales grandes, “ya que en los turismos se puede modificar el volante pero no hay espacio suficiente en la parte de atrás”, comenta Óscar Soriano.

Particulares, taxis, centros de día y residencias son los clientes que demandan una labor aún poco común

Aunque el negocio diferenciador de la empresa es la adaptación del espacio trasero, también se dedican a modificar volantes de turismos para personas con movilidad reducida que pueden mover el tronco superior del cuerpo y que desean conducir. “Este tipo de transformación la realizan muchas empresas en España. La nuestra, muy pocas, como lo demuestra el hecho de que tenemos el 50% de cuota de mercado”, afirma Soriano.

Rehatrans tiene tres tipos de mercado para su servicio: clientes particulares, taxis y centros de día y residencias. En el primer caso, hay una primera entrevista con el interesado que acude a la empresa, presencialmente o por internet, para conocer sus necesidades y características, tales como dimensiones de la silla de ruedas o la altura y el peso tanto del viajero como del dispositivo. Es el cliente quien compra el vehículo que quiere transformar y en Rehatrans se le personaliza.

Un empleado de la compañía trabaja en el taller de la empresa.
Un empleado de la compañía trabaja en el taller de la empresa.

En el caso de los taxis, es el propietario quien solicita la adaptación. El director general afirma que, “según nuestros datos, uno de cada dos taxis adaptados que circulan por España han sido transformados en nuestra compañía”. En estos vehículos se colocan asientos abatibles para que se puedan utilizar las plazas cuando no hay servicio con personas de movilidad reducida. Y el tercer grupo de clientes lo forman los centros de día y las residencias, para quienes “se cambia la configuración del automóvil comercial que viene de fábrica”. Así, se coloca un suelo llamado técnico o reforzado, que permite el anclaje de las sillas, de manera que se pueda transportar hasta a ocho personas a la vez. Cada tipo de usuario mencionado supone un tercio del mercado de Rehatrans.

Producción

La adaptación de vehículos reportó a la compañía, ubicada en la carretera de Toledo a su paso por el término de la ciudad madrileña de Getafe, una facturación de 5,5 millones de euros en 2019. En 2020 la cifra de negocio bajó hasta los 3,5 millones por el Covid. Si la producción normal de Rehatrans antes de la crisis era de unos 500 coches adaptados al año, unos 40 al mes, el año pasado cayó hasta los 375 y este año pueden llegar a unos 400. “Lo que pretendemos es asegurar la continuidad y la viabilidad de la empresa”, declara Óscar Soriano, para quien el espíritu emprendedor de su padre es básico.

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Antonio Soriano fundó Rehatrans en 1996. Este andaluz emigró a Madrid en los sesenta y en unos años abrió su propio taller de carrocería de camiones. En 1993, otra crisis económica tumbó su negocio. El transporte de mercancías se hundió y Soriano puso entonces en práctica una idea que le había surgido en sus frecuentes viajes a Francia: adaptar vehículos para personas con movilidad reducida, labor todavía en mantillas en España en aquellos años.

Grupo Tibermotor

A día de hoy, y ya en manos de sus hijos Óscar y Olga, la empresa familiar es un grupo formado por Rehatrans y Tibermotor, un concesionario de la marca Volvo instalado en la misma planta de Getafe.

Rehatrans cuenta con una plantilla que oscila entre las 30 y las 34 personas y que en 2020 se vio perjudicada como muchas. “La pandemia nos afectó porque nuestra actividad es presencial, no se puede teletrabajar”, explica el director general, quien añade que este año la dificultad está siendo el suministro de chips para los vehículos, “aunque este es un problema coyuntural que no nos preocupa mucho”.

Imagen de los anclajes de seguridad para las sillas de ruedas.
Imagen de los anclajes de seguridad para las sillas de ruedas.

Otro aspecto sobre el que el directivo de la empresa deposita su confianza es el de la internacionalización. Hasta hace pocos años, Rehatrans exportaba vehículos con unas adaptaciones concretas a los Emiratos Árabes, pero decidieron cambiar su estrategia y dejaron de hacerlo. La pandemia ha recortado sus expectativas y, de momento, no funcionan en los mercados internacionales. Sin embargo, en la compañía saben que muchos países latinoamericanos son un importante nicho en el que existe mucha demanda y no descartan en absoluto exportar sus productos en esa dirección.

Óscar Soriano habla del futuro sin preocupación a pesar de todo. “Nuestros objetivos ahora mismo son ampliar la producción y abrirnos al exterior. Somos optimistas respecto al medio y largo plazo porque existe una necesidad social que hay que cubrir. Nosotros lo sabemos hacer, llevamos tiempo”.

Óscar Soriano y dos directores de Rehatrans con el premio concedido el 6 de julio.
Óscar Soriano y dos directores de Rehatrans con el premio concedido el 6 de julio.

Sensibilidad social nacida por el contacto diario con sus usuarios

Óscar Soriano resalta que en la empresa se percibe una clara sensibilidad social. Esta viene dada por el tipo de clientes para quienes trabajan, “un colectivo especial donde, en ocasiones, vemos mucho sufrimiento”.

La relación que establecen con ellos no es un simple acto de venta de producto o de realización de un servicio. “Al personalizar los vehículos, conocemos sus problemas, sus deseos y hasta el origen de su movilidad reducida, traumático en muchos casos”, asegura. “Trabajamos muy estrechamente con ellos y eso lo nota toda la plantilla, desde los trabajadores de los talleres hasta los de administración”.

La política de RSC de Rehatrans se extiende al ámbito de la discapacidad en general. La compañía colabora con asociaciones de discapacitados, como la entidad dedicada a la parálisis cerebral Aspace, y realiza acciones solidarias con las mismas como carreras, calendarios, juegos o partidos de pádel.

Asimismo, la empresa organiza charlas sobre la seguridad en el transporte de personas con movilidad reducida y exposición de soluciones.

El pasado 6 de julio, la compañía recibió el Premio Seguridad Vial que otorga la asociación que representa a los concesionarios de automoción Faconauto. El galardón, según puso de manifiesto dicha asociación, se debe al “compromiso [de Rehatrans] con la seguridad a bordo de las personas con movilidad reducida. Han sido pioneros en avanzar y desarrollar soluciones en la adaptación de vehículos innovando para que puedan viajar con independencia y con la máxima seguridad”.

Cifras

5,3 millones de euros. Fue la facturación de Rehatrans en 2018. En 2020, bajó a 3,5 millones.

500 vehículos adaptados al año. La producción media cayó un 40% en 2020.

30-34 personas forman la plantilla. El año pasado, la crisis del coronavirus afectó a su actividad al ser presencial.

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