Elodie Laugel (Amundi): “Se ha apostado a la rentabilidad de lo sostenible y hay que ser cuidadoso”
Defiende que la inversión con criterios ESG sí es más rentable al tratarse de compañías más sólidas aunque ese mayor rendimiento no es sistemático Aboga por un mayor compromiso de las gestoras en su voto en las juntas
La francesa Amundi, la mayor gestora de Europa, se ha convertido en referente de inversión sostenible, con activos gestionados bajo criterios ESG –medioambientales, sociales y de buen gobierno corporativo– por más de 705.000 millones de euros. Elodie Laugel es la directora de inversión responsable de la firma y defiende el trabajo de análisis que realiza Amundi para calificar con su propia metodología el grado de compromiso con la sostenibilidad de las compañías en las que invierten. Pero también reconoce que la inversión sostenible se mueve en un mar de datos que aún está lejos de ser homogéneo, mientras el interés inversor no para de crecer.
- R. ¿Ha sido la pandemia un antes y un después para la inversión responsable?
- R. Sí, claramente ha habido un antes y un después. Las tendencias ya estaban ahí pero hay dos grandes diferencias. Por un lado, el interés del inversor individual. La inversión ESG había estado hasta el momento limitada especialmente a los inversores institucionales. Y la crisis ha sido un detonante con el que ser un agente de cambio a través de los ahorros. La segunda cuestión importante es que ha cambiado la perspectiva sobre los rendimientos. Antes había mucho debate sobre si la inversión sostenible era más rentable, cierto dilema sobre los valores de la inversión y el resultado financiero. Y la crisis ha demostrado que las firmas con políticas ESG son más resistentes en los momentos de turbulencias de mercado que las convencionales. Los inversores perciben a las compañías con perfil ESG como más sólidas.
- R. ¿Es cierto que la inversión sostenible es más rentable o es solo una cuestión de flujos, gracias a todo el dinero que atrae?
- R. Hoy día hay muchos inversores jugando la baza de la rentabilidad de lo sostenible y probablemente hay que ser cuidadoso. No es sistemático que sea superior. En los estudios que analizamos vemos que antes de 2014, no era posible demostrar que la inversión sostenible fuera más rentable. Pero a partir de ese año, sí se ha visto que las compañías con un perfil sostenible se han comportado mejor que otras que no lo tienen. Por supuesto que el efecto de la demanda de los inversores lo ha propiciado pero también hay un efecto de selección de compañías por parte de los inversores.
- R. ¿Cómo medir el compromiso ESG de una compañía? ¿Están conformes como gestores con la información que reciben?
- R. Hay dos aspectos, cuándo la inversión ESG está aportando rentabilidad y cuándo está teniendo un impacto en la sociedad. Y para los inversores es clave que podamos proporcionarles información sobre los dos. Las compañías están progresando en el suministro de datos, aunque hay mucha información y es importante seleccionarla y explicarla.
- R. ¿Cree que la regulación actual de la inversión ESG es suficiente?
- R. La regulación no te dice en qué debes invertir o no, sino cómo debes comunicar y explicar las inversiones en función de qué fin tiene. Y en ese sentido creo que va en la buena dirección porque le está diciendo a la industria de gestión de activos que si se está invirtiendo de una determinada manera hay que explicarlo. Hace falta un tratamiento más uniforme de la información para asegurarnos de que los distintos proveedores trabajan en la misma dirección. Probablemente hace falta hacer más en la industria, aunque tenemos el marco sobre el que trabajar.
"Hace falta más uniformidad en la información para asegurar que los proveedores trabajan en la misma dirección”
- R. ¿Qué metodología sigue Amundi para calificar el nivel de sostenibilidad de las compañías en las que invierten?
- R. Recogemos datos de un total de 14 proveedores externos de información, como Sustainalytics o Refinitiv. Y tenemos un equipo de 40 expertos de análisis cualitativo, de distintos sectores, que definen qué criterios son más importantes para una compañía. Por ejemplo, la huella de carbono es menos relevante para un banco que para una empresa automovilística. Y a partir de ahí establecemos un rating, de modo que se define a las compañías con mejores prácticas y las de peores prácticas. En 2020 hemos calificado a 12.000 emisores.
- R. ¿Qué piensa del papel de gestores e inversores con criterios ESG en las juntas de accionistas? ¿Son lo bastante exigentes? A menudo no lo parece...
- R. Deberían. Estamos dedicando cada vez más atención a las juntas de accionistas. Hemos decidido integrar el equipo de voto en juntas dentro del departamento ESG para asegurarnos de que las cuestiones climáticas o sociales están integradas de forma sistemáticas en lo que votamos. Tenemos expectativas en que por ejemplo las remuneraciones se vinculen a objetivos de transición energética. Se trata de acciones que nos planteamos a lo largo de un ejercicio. Primero está el diálogo con la compañía, en el que comprobar si es constructiva y hace esfuerzos en el cumplimiento de sus compromisos y si no es así, hacemos el uso del voto en junta para mostrar que no estamos satisfechos.
- R. ¿Cree que la inversión sostenible, en especial con foco social, debería ser más sensible a los ajustes de plantilla en momentos de crisis como el actual? En España ha habido mucha polémica con las remuneraciones de ejecutivos bancarios de entidades con fuertes ERE.
- R. Por supuesto que es una cuestión que debería considerarse, aunque no conozco el asunto en profundidad. En cuanto a las remuneraciones, nuestro voto es muy claro. Las miramos con atención y vigilamos cuánto se aleja el salario de la dirección de la media de la compañía. Si hay una brecha demasiado grande, no apoyamos la remuneración. Miramos cómo la creación de valor de una compañía se distribuye entre la dirección y los empleados. La prioridad en Amundi es la lucha contra el cambio climático y la cohesión social y hemos hecho muchos avances en esos temas. Ambos aspectos deben estar integrados. Solo seremos capaces de hacer la transición hacia una economía neutra en carbono si eso es socialmente aceptable.
- R. ¿Algún ejemplo de junta de accionistas en que hayan votado en contra?
- R. En Macquarie Group votamos en contra de la propuesta de remuneración de elevar en un 10% el salario base del consejero delegado, desde un nivel ya entre los más elevados entre sus comparables. Vigilamos la moderación salarial de los ejecutivos.