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El salvaje oeste de las criptomonedas está en Wyoming

El estado ha reformado sus leyes para atraer a empresas del sector, pero sin el respaldo que da a la banca tradicional

Las empresas estadounidenses de criptomonedas se están marchando al salvaje oeste de Wyoming. El estado vaquero ha retocado sus reglas financieras para atraer a nuevas empresas dedicadas al bitcoin, con lo que le ha tomado la delantera a la Reserva Federal y a otros reguladores de Washington. Pero las medidas aplicables a los bancos dedicados al bitcoin no han sido contrastadas, lo que convierte a Wyoming en sede del primer gran rodeo de las criptomonedas.

Wyoming está tratando de diversificar su tejido empresarial más allá de las viejas industrias del carbón, petróleo y gas. En 2019, estableció un estatuto para la constitución de bancos que operen principalmente con activos digitales; reciben el nombre de entidades depositarias de propósito especial. De momento el estado ha aceptado tres solicitudes, entre ellas la de la plataforma de negociación de bitcoins Kraken Bank y la de Wyoming Deposit & Transfer el mes pasado.

El estatuto permite a los bancos funcionar con dos apartados diferenciados. En primer lugar, está el aspecto tradicional: los clientes pueden ingresar dinero. Después está el apartado del bitcoin, que permite a los clientes guardar o transferir criptomonedas que se pueden negociar en la plataforma de Kraken. También pueden ingresar las ganancias, en caso de haberlas, en el banco tras su conversión en dólares.

Esto último permite a los clientes ingresar los bitcoins convertidos en dólares en una cuenta sin tener que pasar por un intermediario como JP Morgan, evitando así las comisiones que eso conllevaría. El estatuto de Wyoming les da a los bancos el derecho a mantener la clave del bitcoin, un código único que permite a los propietarios de bitcoins acceder a sus activos digitales.

El problema es que el banco no goza de todo el respaldo que tienen los bancos tradicionales. Debido al asunto de las criptomonedas, los depósitos no respaldados no gozan de la cobertura de la Corporación Federal de Garantía de Depósitos, aunque el banco debe mantener activos líquidos que cubran totalmente esos depósitos. Tampoco queda claro si el banco se beneficiará de las ventajas habituales dispensadas por la Reserva Federal, que permite al banco no solo guardar sus depósitos en el banco central sino también transferir dinero de manera eficiente.

Mientras que el estatuto bancario permitiría a las autoridades de Wyoming verificar la seguridad de una red, el mercado de las monedas digitales se enfrentará a retos imprevistos. Al contrario que un banco que guarda el número de la Seguridad Social, por ejemplo, y exige varios pasos antes de que pueda vaciarse una cuenta, no es difícil imaginar una situación en la que un hacker se haga con las claves de los bitcoins y deje las cuentas de los depositarios a cero.

Aun así, el Gobierno estadounidense no está precisamente bien organizado en lo relativo a esta cuestión. Los diferentes organismos andan discutiendo quién debería controlar el aspecto bancario de las criptomonedas. No es normal pensar en Wyoming como el John Wayne del mercado de las monedas digitales, pero alguien tenía que ser el pionero.

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