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Alimentación: la despensa para un mercado global

Un motor de la economía que no se cala, pero que necesita de la recuperación de la hostelería y el turismo para no griparse

Getty Images

Si alguien tenía alguna duda de que la alimentación es un sector estratégico y esencial, todas han quedado despejadas durante este largo año de pandemia. Tanto este como el sector de la distribución han funcionado como un engranaje perfecto para evitar el desabastecimiento de tiendas y supermercados o la rotura de stocks en los momentos más críticos de la crisis, e incluso han sido de los pocos que registraron un aumento de ventas y se han encontrado con la explosión del comercio online para llenar la cesta de la compra.

Con la vista puesta en el futuro, los actores de esta industria están convencidos de que serán el motor del crecimiento en nuestro país y trabajan para impulsar la competitividad de las empresas y su promoción internacional con el ambicioso objetivo de fomentar las exportaciones a todos los rincones del mundo. Las ventas al exterior en 2020 alcanzaron los 33.945 millones de euros, un aumento del 4,4% respecto al año anterior, apoyadas sobre todo en el tirón de nuestros productos cárnicos en China.

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El sector se enfrenta al gran reto de alimentar a una población mundial que alcanzará los 10.000 millones de personas a mediados de siglo, para lo cual impulsa la adaptación a modelos de producción sostenible, asegurando el equilibrio ambiental, elevando la biodiversidad y la continuidad de los recursos para generaciones futuras. Con ese fin, reclama también medidas de apoyo público para las empresas que realicen inversiones en I+D+i y economía circular.

Entre los desafíos que afronta el sector figuran la digitalización y la sostenibilidad de los alimentos. Su otro gran reto, la supresión de los aranceles impuestos por la Administración Trump a productos españoles de alimentación y bebidas, ha quedado superado por el momento gracias al histórico acuerdo alcanzado a mediados de este mes entre la UE y la Administración Biden, por el que quedan suspendidos durante cinco años.

“Es innegable que el Covid-19 ha hecho mella en nuestro desarrollo y ha supuesto un golpe para el sector industrial de alimentación y bebidas, pero también es cierto que hemos resistido mejor los estragos de la pandemia que el resto de la industria manufacturera y el conjunto de la economía española”, reconoce Mauricio García de Quevedo, director general de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB).

Ese varapalo de la crisis se traduce en “el final de seis años de crecimiento continuado en parámetros de producción, el peso del valor añadido o la creación de empleo, poniendo fin a una tendencia positiva que la industria de alimentación y bebidas acumulaba desde hace más de un lustro”, explica el portavoz de FIAB.

En términos de producción, la industria de alimentación y bebidas ha sumado 129.854 millones de euros, lo que refleja un descenso del 5,3% con respecto a 2019, cifra inferior a la caída del conjunto de la economía española (11%), según los datos del Informe Económico 2020 de FIAB.

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“En línea con la producción”, añade García de Quevedo, “el valor añadido bruto (VAB) ha registrado un descenso hasta los 24.594 euros, es decir, un 8,37% inferior a los registros de 2019. La participación del VAB de los alimentos y bebidas sobre el total de la economía se ha mantenido en torno al 2,4% y en el 14,75% del total de la industria. Un dato que subraya el carácter esencial de los alimentos y las bebidas en nuestra sociedad”.

Ni el tirón de la demanda en los hogares ni el dinamismo de las exportaciones han podido contrarrestar la debacle que han sufrido sectores como la hostelería y cuya reactivación resulta fundamental para “recuperar el 100% de nuestra actividad”, advierte FIAB.

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Otro medio clave para contribuir al fortalecimiento de la industria es la digitalización. En opinión de García Quevedo, “hablamos de adoptar tecnologías habilitadoras como el blockchain o el big data, y de facilidades a la hora de afrontar los cambios en el mercado y el consumidor, así como los cambios estructurales y organizativos de las empresas”.

Como otros sectores, el de alimentación sueña con el apoyo de los fondos Next Generation para afrontar retos como el de la digitalización o la sostenibilidad. De hecho, FIAB y EY han presentado el primer Centro de Digitalización del Sector para impulsar la transformación de las pymes, que ofrece tres servi­cios: el Centro Smart Factory, una Plataforma de Ciberseguridad y un Centro de Automatización Inteligente, susceptibles de ser financiados por Bruselas.

El tabaco, en mínimos históricos

El tabaco tampoco ha escapado a los daños colaterales de la pandemia. La caída del turismo y el cambio de hábitos por las restricciones, sin ocio y sin apenas relaciones sociales, han provocado que “las ventas de cigarrillos se situaran en 2020 en su mínimo histórico al caer más del 8%, hasta rozar los 2.061 millones de cajetillas. Tendencia que se mantiene este año”, confirma Águeda García-Agulló, presidenta de la Mesa del Tabaco.

El sector teme que medidas excepcionales contra el Covid-19, como la limitación de derechos fundamentales, se aprovechen para una regulación más restrictiva.

La Mesa defiende su compromiso con la digitalización y la sostenibilidad: “Ya es posible trazar una cajetilla y un paquete de tabaco de liar desde su fabricación hasta el punto de venta. En 2024 se extenderá a todas las labores del sector”, y destaca su innovación en nuevos productos como el tabaco calentado, logros como que el 81% del tabaco se trata en secaderos de biomasa, el esfuerzo por reducir las emisiones y el trabajo en el ámbito de los residuos.

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