La FDA alimenta la espiral de costes de la sanidad de EE UU
Aprobar un fármaco contra el Alzhéimer de eficacia incierta eleva el gasto potencialmente inútil de un sistema hinchado
Uno de los problemas de la asistencia sanitaria en Estados Unidos es que pide a los pacientes que pongan precio a la esperanza. En parte porque los enfermos, o sus aseguradoras, son libres de pagar en exceso por procedimientos y medicamentos que pueden no ser útiles o necesarios, el país desembolsa más que la mayoría de las naciones desarrolladas, sin obtener siempre mejores resultados. El nuevo fármaco de Biogen contra el Alzhéimer, aprobado el lunes por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés) de EE UU, es un ejemplo del dilema médico de “hacer lo que sea necesario”.
El fármaco de Biogen es el último de una larga serie de intentos de ayudar a los pacientes eliminando del cerebro de los enfermos unos cúmulos de proteínas llamados beta amiloide. El nuevo fármaco, el aducanumab, parece eliminar esos cúmulos, pero no está claro que suponga un tratamiento eficaz del Alzheimer. En noviembre, un grupo de expertos convocado por la FDA concluyó que no lo era. Sin embargo, el organismo regulador ha autorizado el uso del fármaco, al menos por el momento.
Los ingresos que podría generar equivalen a toda una fortuna. Según las estimaciones de Biogen, tal vez 1,5 millones de estadounidenses puedan recibir el medicamento. La empresa dijo que el precio será de 56.000 dólares (46.000 euros) al año. Suponiendo que una cuarta parte de los pacientes aptos lo tomen, eso supone más de 20.000 millones de dólares (16.000 millones de euros) de ingresos. La farmacéutica dirigida por Michel Vounatsos obtuvo unos ingresos totales de 13.000 millones de dólares (11.000 millones de euros) el año pasado.
Los lanzamientos de fármacos suelen sorprender a la baja, y la incertidumbre sobre si la terapia de Biogen será ampliamente utilizada es mayor que la de la mayoría de los medicamentos. La falta de una eficacia sólida puede disuadir a los médicos de recetarlo, y las aseguradoras pueden intentar no reembolsarlo.
La FDA también tiene la opción de retirar el fármaco del mercado si un estudio posterior que realizará Biogen no demuestra el beneficio para el paciente. Y Biogen tiene que compartir los beneficios con su socio Eisai. El mercado elevó en 18.000 millones de dólares (15.000 millones de euros) la capitalización bursátil de Biogen el lunes, lo que –aunque es mucho dinero para una empresa que valía 43.000 millones de dólares (35.000 millones de euros) al cierre del viernes– implica que los inversores son cautos.
Pero incluso si la demanda decepciona, dar a los pacientes la opción de exigir un medicamento de valor incierto corre el riesgo de exacerbar la crisis más general del gasto médico en Estados Unidos. Ello hace que la decisión de la FDA sea cuestionable. El país ya gasta el 18% del PIB en sanidad, según cifras del Gobierno, el doble de lo que gastan de media los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
El Alzhéimer es un enemigo cruel; también lo es un sistema sanitario hinchado y ruinoso.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías