¿Cómo puede ayudar el reciclado químico a conseguir una economía circular?
Esta alternativa a la incineración descompone los residuos plásticos de difícil reciclabilidad en sus componentes básicos y pueden utilizarse para producir nuevos productos químicos o plásticos
A pesar de una mayor apuesta por la economía circular y el reciclaje, tenemos el inmenso reto a nivel global de gestionar adecuadamente los residuos. De aquí al año 2050, el objetivo de alcanzar la neutralidad climática pasa por aprovechar mejor los residuos como nuevos recursos y conseguir una economía verdaderamente circular. Para ello, el reciclado químico tiene el potencial de ser una tecnología complementaria a las actualmente existentes y que nos ayudarán a conseguir los ambiciosos objetivos que tenemos por delante.
El último año, debido a la pandemia, nos ha servido para acelerar algunas tendencias que se vislumbraban en un futuro más lejano. La digitalización ha entrado en las vidas de todos y cada uno de nosotros y ha permitido a la sociedad (Administración, sector privado, centros educativos, etc.) estar más conectada que nunca en momentos muy complicados. La sostenibilidad ha sido otra tendencia que ha estado muy presente en este periodo de tiempo. La pandemia nos ha concienciado de que apostar por la sostenibilidad no es opcional y aquellos que no innoven y no inviertan en reducir su impacto ambiental, simplemente, tendrán dificultades para sobrevivir.
En el ámbito de la sostenibilidad, la pandemia también ha puesto de manifiesto la importancia y la relevancia que tiene el plástico en multitud de usos cotidianos, como, por ejemplo y el más evidente, con el material sanitario (tiritas, equipos de protección, respiradores, mascarillas, etc.). Pero debemos ser conscientes de que el plástico se utiliza en productos de otros muchos sectores (piezas para los automóviles, materiales para el aislamiento térmico o envases para alimentación, entre otros) y que nos acompañan en nuestro día a día.
La Unión Europea ha presentado en los últimos años distintas iniciativas y planes para liderar la transición hacia los plásticos del futuro. El objetivo de Europa es sentar las bases de una nueva economía del plástico, donde las etapas de diseño y la producción de productos plásticos estén perfectamente alineadas con las de reutilización y reciclaje, a la vez que se desarrollan y promueven nuevos materiales más sostenibles.
Actualmente, en la Unión Europea se generan unos 30 millones de toneladas de residuos plásticos, de los que únicamente se reciclan un tercio a través del reciclaje mecánico. El resto se recupera energéticamente o se deposita en vertederos, desperdiciando una gran cantidad de recursos que se podrían volver a introducir en una economía más circular.
Durante los últimos años, gracias a la innovación y al desarrollo de nuevas tecnologías, el reciclado químico se ha configurado como una solución adicional al complicado reto de los residuos plásticos, siendo complementaria al reciclado mecánico y una alternativa fiable, eficiente y con un menor impacto ambiental que la incineración. El reciclado químico consiste en descomponer los residuos plásticos de difícil reciclabilidad u otros flujos de polímeros en sus componentes básicos, que pueden utilizarse para producir nuevos productos químicos o nuevos plásticos.
Bondades
Esta tecnología presenta numerosas ventajas: es complementaria al reciclaje mecánico, por lo que se incrementarán las tasas de reciclado; sustituye la extracción de recursos fósiles por la materia prima reciclada generando ahorro de emisiones de CO2; contribuye a una economía circular donde el residuo plástico se convierte en materia prima para la industria; se obtienen productos de la misma calidad equivalente a los procedentes de materia prima fósil; se proporciona una solución para los residuos que a día de hoy terminan en un vertedero o incinerados.
Son numerosas las empresas, tanto a nivel europeo como nacional, que están invirtiendo y apostando por esta tecnología con el objetivo de aportar soluciones al reto de la gestión de los residuos plásticos.
Nos encontramos en un momento crucial. A nivel europeo, el Pacto Verde Europeo se configura como la hoja de ruta para que Europa alcance la neutralidad climática en 2050. La economía circular debe ser un aliado en este objetivo y debe apoyar iniciativas e innovaciones industriales que ayuden a mantener los recursos en la economía productiva el mayor tiempo posible, a la vez que se reducen las emisiones.
A nivel nacional, el Gobierno también ha establecido la necesidad de alcanzar la neutralidad climática en 2050 (o antes si es posible). Además, la recién aprobada Estrategia Española de Economía Circular y la futura Ley de residuos y suelos contaminados marcarán el camino y las futuras actuaciones para conseguir una economía circular sin fisuras ni escapes. Objetivos más ambiciosos de reciclaje de residuos y productos con material reciclado, son algunas de las medidas que las empresas tendrán que cumplir en los próximos años.
Sin duda alguna, el reciclado químico reúne las condiciones para ser, junto con otras tecnologías de reciclado, parte de la solución a la gestión de residuos plásticos. Jugará un papel relevante en el futuro y, tanto Administraciones, reguladores, industrias y consumidores deberán colaborar conjuntamente para que las innovaciones del sector privado puedan beneficiar al medio ambiente y a la sociedad en su conjunto.
Para ello, es imprescindible que la legislación, tanto a nivel nacional como a nivel europeo, establezca un marco regulatorio para el reciclaje químico y, por lo tanto, que esta tecnología contribuya a alcanzar una economía más circular. Sin duda alguna, un paso necesario e imprescindible es reconocer que los productos basados en materias primas recicladas químicamente contabilicen para lograr los objetivos de contenido reciclado.
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