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A fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La industria del papel bien merece un Perte

El sector plantea inversiones por valor de 1.396 millones al complementar cada euro europeo con cuatro o cinco más aportados por las empresas

CINCO DÍAS

La gestión de los fondos europeos es un enorme reto que tiene que afrontar el Gobierno de España, el mayor reto y oportunidad en el que nos hemos embarcado como país en muchos años. La iniciativa de las manifestaciones de interés puesta en marcha por diversos ministerios para identificar proyectos estratégicos con capacidad tractora sobre nuestra economía, ha sido muy bien acogida por la industria. Y no se entendería que proyectos solventes y viables perfectamente alineados con las prioridades de la UE –como el presentado por la cadena de valor del papel–, se quedaran en el camino. Nuestra economía no se lo puede permitir.

La cadena de valor del papel ha presentado una manifestación de interés ante el Ministerio de Industria que recoge inversiones por 1.396 millones de euros en 180 proyectos de medio centenar de empresas. Las inversiones en once comunidades autónomas ponen el foco en la vertebración y dinamización del territorio en la España vaciada, ya que el 68% de los proyectos se desarrollarán en localidades de menos de 5.000 habitantes. Lo que planteamos con nuestro plan inversor es complementar cada euro de los fondos europeos que se destine a nuestro Perte (proyecto estratégico para la recuperación y transformación económica) con cuatro o cinco euros adicionales de inversión de nuestras empresas.

Al postular nuestra candidatura, lo hacemos con el convencimiento de que, además de estar perfectamente alineada con los objetivos estratégicos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, nuestra cadena de valor representa una garantía de viabilidad en base a su peso específico (4,5% del PIB español y 18,5% del empleo industrial) y a su acreditada solvencia y efecto tractor sobre la economía. No en vano nuestra cadena de valor, con el 8,8% de la producción industrial en nuestro país, genera el 13,2% del valor añadido de la industria.

Desde la industria papelera hemos entendido los retos de transformación que debemos acometer en el marco de la nueva economía y buena prueba de ello son los casi 2.000 millones de euros invertidos en el periodo 2015-2020 para mejorar el rendimiento de nuestras plantas y centros de producción con base en los estándares de sostenibilidad más exigentes. Y nuestro nivel de ambición va más allá: en los próximos tres años queremos acometer un plan de inversiones estratégicas que hemos llamado Papel BCD (bicircularidad descarbonizada) y que impulsará la transformación de la cadena del papel española en un referente internacional de industria circular y descarbonizada.

Se trata de un programa ambicioso y necesario cuya ejecución conllevará un importante efecto multiplicador sobre el conjunto de la economía española, fomentando la creación de empleo (4.500 empleos directos y 8.500 indirectos), mediante el desarrollo de proyectos pioneros e innovadores que serán replicados a lo largo de toda la cadena de valor. Con ese enfoque, Papel BCD cuenta con la participación de 49 empresas, pertenecientes a los sectores de la fabricación de la celulosa, el papel y cartón, la transformación, la comunicación grafica y distribución y la recuperación e incluye cuatro líneas de actuación: reducir la huella ambiental con el desarrollo de procesos y productos de sustitución, fomentar la eficiencia energética y la reducción del uso de agua; liderar la economía circular; avanzar en descarbonización y acelerar la transformación digital.

La reducción de la huella ambiental se aborda con mejoras de eficiencia energética, reducción del uso de agua y ecoinnovación en el desarrollo de productos papeleros bicirculares (la circularidad natural de la materia prima renovable y la circularidad social del reciclaje) y bajos en carbono, como alternativa a los productos intensivos en carbono procedentes de fuentes no renovables. La segunda línea de actuación refuerza el liderazgo del papel en la economía circular, con mejoras en la valorización de los residuos de proceso y en la calidad del reciclaje y su medición. En cuanto a la descarbonización, el proyecto incluye la sustitución del gas y combustibles fósiles por combustibles renovables e hidrógeno verde en las cogeneraciones (eCogeneracion), la incorporación de biogás e hidrógeno verde como combustibles para cubrir la demanda de energía térmica y la integración de instalaciones de generación de electricidad a partir de fuentes renovables (fotovoltaica, biomasa, residuos renovables, etc.).

Finalmente, la transformación digital supone avanzar en el concepto de fábrica digital donde todos los medios productivos están conectados, las cadenas de suministro están integradas y los canales de distribución y atención son digitales. Esto incluye, además, la digitalización de la cadena de suministro, la interacción con los clientes y los canales de distribución.

El camino hacia esa bicircularidad descarbonizada de la cadena de valor del papel no es una quimera o una declaración de buenas intenciones, está ya jalonada de logros y oportunidades como la materia prima local, renovable y neutra en carbono; las muy altas tasas de reciclaje, o el haber logrado desacoplar las emisiones de carbono del crecimiento de la producción, a través de la eficiencia energética. Y de manera muy especial, el creciente y acelerado proceso de sustitución de materiales, que protagonizan los productos papeleros como alternativa a productos intensivos en carbono, procedentes de fuentes no renovables y no biodegradables.

Es el momento de la colaboración entre la Administración y las empresas para poner en marcha proyectos ambiciosos y solventes que aseguren una gestión eficaz de los fondos europeos. Desde la industria de la cadena de valor del papel ofrecemos colaboración en la identificación de esos proyectos tractores, el respaldo a su viabilidad y la garantía de que se ejecutarán eficientemente y en plazo. Esta movilización de planes para acelerar y enfocar en la dirección correcta el impulso inversor de nuestra industria ha de aprovecharse en beneficio de toda la economía.

Elisabet Alier es Presidenta de Aspapel (Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón)

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