Cinven entra en la puja por ITP con más de 1.300 millones
El fondo compite contra Platinum, KKR, Towerbrook y Bain
La subasta por ITP tiene un nuevo contendiente. Se trata del gigante del capital riesgo Cinven, que se suma a KKR, Bain, Plantinum y Towerbrook. Las ofertas, que el dueño de Tinsa y Hotelbeds prevé presentar en consorcio con una compañía española, parten de los 1.300 millones que pide su actual dueño, Rolls-Royce.
La subasta por el constructor español de motores para la aviación militar se calienta. Cinven es el último fondo de capital riesgo en subirse a una subasta que orquesta desde principios de año Goldman Sachs. Por el momento, KKR, Platinum, Towerbrook y Bain ya han declarado que competirán en el proceso, mientras que otros fondos como Carlyle o CVC se han quedado relegados. El plazo para presentar ofertas finales termina en mayo, pero la complejidad del proceso hace que, probablemente, se dilate muchos meses más.
El problema está en el papel del Gobierno. El Consejo de Ministros puede vetar cualquier compra de ITP, al encuadrarse en un sector estratégico. Y el Ejecutivo ha dejado claro que lo hará en caso de que Rolls Royce decida finalmente vender su filial a un fondo extranjero. Por ello, Cinven entra en el proceso con el objetivo de formar un consorcio con algún gran grupo industrial español. De entre ellos, solo Aciturri ha manifestado su interés por hacerse con ITP, pero aún no ha presentado oferta. Y puede que lo haga o bien con Cinven o bien con otro fondo. Indra ya negoció con Rolls-Royce en exclusiva en 2019, pero la operación no llegó a buen puerto.
La crisis provocada por el Covid-19 han obligado a Rolls-Royce a desprenderse de la compañía española, que adquirió en 2017 de manos de la española Sener por 720 millones. La venta de ITP forma parte de un plan que presentó el grupo británico en verano para recaudar unos 2.300 millones de euros y afrontar las fuertes pérdidas provocadas por el Covid-19 y desendeudarse. Es decir, Rolls-Royce, que se plantea retener una participación minoritaria en la compañía en caso de que venza en la subasta un fondo de inversión, está obligada a vender. Y debe encontrar un comprador que cuente con el beneplácito del Gobierno.
Ya en 2017 el Gobierno impuso condiciones para blindar la españolidad del grupo. Entre ellas, estaban mantener las capacidades tecnológicas e industriales en España, que la mitad del Consejo de Administración sea español –entre ellos el presidente y el consejero delegado–, mantener la sede en España y que en el Consejo haya un representante del Ministerio de Defensa. Son clave para la compañía los contratos en materia de defensa que mantiene con el Gobierno.
La semana pasada la agencia Bloomberg publicó que el Gobierno era partidario de bloquear la operación en el caso de que KKR o Bain fuesen los compradores. Towerbrook, en este sentido, parte con cierta ventaja, pues es el dueño de Aernnova. Y puede esgrimir las sinergias entre ambas firmas industriales.