Ir al contenido
_
_
_
_

Miguel Rodríguez-Villa (Macami): “Todo el mundo conoce nuestro fútbol, pero no saben que somos líderes en ciencia”

Macami Biotech, premio CincoDías a la ‘start-up’ más innovadora, usa microalgas para crear soluciones nutricionales que ayuden a mejorar la salud. El directivo destaca la potencia de España en biotecnología

Manme Guerra

Aunque lidera, junto a su hermano Carlos, una empresa de biotecnología, Miguel Rodríguez-Villa estudió Derecho. “Soy de letras”, dice con una sonrisa antes de explicar cómo surgió Macami Biotech, ganadora del Premio CincoDías a la start-up más innovadora. Su padre, junto al que han trabajado, tiene una larga trayectoria empresarial usando las microalgas en productos para la agricultura. Y ellos, ahora, han decidido emplearlas para crear soluciones nutricionales innovadoras que contribuyan a mejorar la salud de la población. Actualmente tienen siete productos en un mercado, el de los nutracéuticos, “que en España mueve 2.000 millones de euros”. “Queremos un 1% de eso”, afirma al explicar los planes de expansión de la firma. “Este es un producto fácil de escalar y exportar”.

Pregunta: ¿La población está más preocupada por lo que come?

Respuesta: Hay mayor conciencia social, por distintos motivos. De cada 100 euros que gastamos en salud, 95 van a curar una enfermedad y 5 van a prevenirla. Luego conocemos ya toda la narrativa que hay alrededor de los ultraprocesados, que también están vinculados con enfermedades crónicas, con cáncer, etc. Y, por otro lado, los alimentos que consumimos, sea fruta o verdura fresca, tienen menos densidad nutricional. Eso hace que la gente tenga una serie de patologías, enfermedades cardiovasculares, sobrepeso o una microbiota muy lastrada. Ese tipo de información negativa conlleva que la gente empiece a interesarse en cómo puede ayudar a su organismo comiendo mejor.

P: ¿Existe el riesgo de pensar que tomando una pastilla o un compuesto se solucionan los problemas que pueda acarrear una mala alimentación?

Esto es una carrera de fondo. Lo que está demostrado es que hay que tener una rutina de hábitos saludable que acompañe una dieta específica. No significa que si yo me tomo ahora una cápsula detox, puedo meterme dos turrones. Hay que equilibrar y generar un estilo de vida distinto.

P: ¿Se ingieren muchos productos de oídas sin saber bien qué se está tomando?

R: Existe la conciencia de que hay que cuidarse, pero falta todavía el conocimiento de para qué sirve lo que tomo, cómo actúa dentro de mi organismo y de dónde viene.

P: ¿Considera que en el sector falta cierta transparencia de saber de dónde viene lo que al final se está consumiendo?

R: Correcto. Eso es una palanca de diferenciación y creo que también es una demanda del consumidor. Existen, a día de hoy, muchas aplicaciones para escanear un código de barras y ver cuál es el origen, si esto es bueno para mí o no. Pero es verdad que nosotros tenemos la ventaja de poder explicar qué es lo que tienen nuestros productos. No tenemos miedo a especificar de dónde vienen, e incluso es atractivo decir que son sostenibles. La materia prima que utilizamos es beneficiosa para el medio ambiente y además se produce con unas tecnologías o biotecnologías que al consumidor le va a interesar conocerlas y a nosotros nos interesa que las conozca. Abogamos muchísimo por la transparencia porque no tenemos nada que esconder, todo lo contrario, tenemos muchísimo que mostrar.

P: ¿Son las microalgas unas grandes desconocidas para el consumidor en general?

R: Exacto. Las llevamos consumiendo desde hace siglos. Cuando el médico de Felipe II fue hace 500 años a América, recogía en sus libros medicinales las distintas plantas que utilizaban los aldeanos en aquella época y qué fines tenían. Veía que utilizaban, por ejemplo, una pasta que recogían de un lago llamado Texcoco, que está en Ciudad de México. Se lo comían. Y eso era una biomasa de microalga. En Asia, hace medio siglo ya se empezaban a hacer estudios sobre ellas. Y en España desde hace 50 años también, había una serie de académicos que empezaban a estudiarlas, qué capacidad tenían de capturar CO2. Pero no se medía mucho cuál era su impacto a nivel nutricional. Ahora sí. Son desconocidas para la sociedad, pero lo que está claro es que hay más de 20.000 publicaciones académicas que avalan sus beneficios.

P: ¿Cómo se cultivan las microalgas para los productos de Macami?

R: Es un proceso donde se intenta replicar aquello que sucede en la naturaleza de manera optimizada y es ahí donde interviene la tecnología. Cogemos una especie de microalga que tenemos en un banco de algas y está dormida. Las vamos despertando dándoles lo que necesitan, agua y luz y una serie de nutrientes. Y poco a poco, como en cualquier cultivo, se van escalando. De ahí extraes una biomasa que es la que luego empleamos en productos. Lo interesante de todo esto es que desde que coges la primera célula hasta que cerramos el bote de nuestros productos tenemos trazabilidad total. Se controla el proceso productivo, se evitan metales pesados. Eso no lo puedes hacer con ninguna materia prima que luego te comas.

P: ¿Hace falta una mayor pedagogía sobre la biotecnología en España?

R: Sí. España es novena potencia mundial en biotecnología y primera potencia mundial en biotecnología de las microondas. Nadie lo sabe. Todo el mundo conoce nuestro jamón, nuestro vino, nuestro fútbol, pero hay muy poca gente que sepa que somos líderes también en ciencia. Nuestro reto como empresa es abanderar ese sector y generar ese conocimiento en la sociedad. Que la gente entienda que también en biotecnología somos líderes. Es verdad que un consumidor al oír biotecnología puede pensar que igual tiene organismos genéticamente modificados o esto es demasiado avanzado para mí, no parece natural. Vamos a trabajar mucho en controlar esa narrativa, para que no sea algo negativo, sino todo lo contrario, explicar que la biotecnología es buena y puede ser una solución.

Sobre la firma

Manme Guerra
Redactora de la sección Fortuna, donde escribe de recursos humanos, empresas, sostenibilidad, lujo y estilo de vida. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de la Escuela de Periodismo UAM-El País. Ha trabajado en El País, Vozpópuli, Microsoft News y la revista ¡HOLA! antes de incorporarse a Cinco Días en 2022.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

_
_