La limpieza de primavera de Credit Suisse apenas ha comenzado
Vender la gestión de activos y reducir la banca de inversión podría tener sentido
Tirar por la borda a unos cuantos ejecutivos no será suficiente para un Credit Suisse asolado por el escándalo. La doble quiebra de sus clientes Archegos Capital Management y Greensill Capital debe llevar al banco suizo a un profundo examen de conciencia. Pueden hacer falta una reestructuración y descartes.
El grupo, con sede en Zúrich, tardó más de una semana en cifrar sus pérdidas después de que el fondo dirigido por Bill Hwang incumpliera los margin calls. Las acciones de Credit Suisse cayeron casi una quinta parte durante ese tiempo.
El golpe estimado de 4.400 millones de francos suizos (4.000 millones de euros), finalmente desvelado ayer, es mayor que el beneficio antes de impuestos del año pasado. Los prime brokers de Credit Suisse fueron más lentos que sus rivales, como Goldman Sachs, a la hora de deshacerse de las posiciones en acciones que formaban parte de los derivados de renta variable vendidos a Archegos.
La única buena noticia de la noticia de ayer es que el coeficiente de capital ordinario de nivel 1 del banco se mantendrá por encima del 12%, lo que hace menos probable una temida petición de efectivo. Sin embargo, las pérdidas derivadas de la quiebra de los fondos vinculados a la financiera de cadenas de suministro Greensill podrían causar más daño.
Aparte de los accionistas, las víctimas inmediatas son el jefe del banco de inversión, Brian Chin, que anteriormente dirigía el negocio de trading independiente del grupo, y la jefa de riesgos, Lara Warner, que se van. El presidente saliente, Urs Rohner, renuncia a una paga de 1,5 millones de francos suizos (1,4 millones de euros), pero su remuneración global seguirá superando los 3,2 millones (2,9 millones). El consejo de administración también está iniciando investigaciones externas sobre los dos escándalos, cancelando las primas de los ejecutivos para 2020, recortando un dividendo propuesto en dos tercios y suspendiendo la recompra de acciones.
Es un buen comienzo, pero mucho depende del alcance y el resultado de las investigaciones del consejo. Los recientes episodios han puesto de manifiesto fallos sistemáticos en la gestión del riesgo que el banco no puede achacar simplemente a dos personas que se marchan. Los accionistas merecen una explicación de las políticas de control que han fallado y de cómo el consejero delegado Thomas Gottstein y el presidente entrante António Horta-Osório van a corregirlas.
Ambos deberían aprovechar la crisis para llevar a cabo una cirugía mayor corporativa. El núcleo de la banca privada de Credit Suisse y las unidades domésticas suizas están siendo contaminadas por negocios periféricos que ofrecen poco al resto del grupo. Vender la gestión de activos y reducir la banca de inversión podría tener sentido. Las acciones de Credit Suisse se mantuvieron planas tras las noticias de ayer. La lección es que la limpieza de primavera apenas ha comenzado.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías