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Efectos de la ruptura

El poder de la City se desmorona tres meses después del Brexit

El derecho inglés pierde fuerza en todo el mundo tras la salida de la UE; las operaciones ya se cocinan en París y Fráncfort por la incertidumbre legal

Londres pierde el liderato de las finanzas europea frente a Ámsterdam

El que hasta finales del año pasado fue el gran templo financiero de Europa, la City británica, comienza su derrumbe solo tres meses después del Brexit. El derecho inglés, empleado de forma preferente para todo tipo de operaciones, está en declive, debido a las incertidumbres legales que ha sembrado la ruptura de Reino Unido con la Unión Europea.

La salida del club fue negociada hasta el último minuto por el actual primer ministro británico, Boris Johnson, que se esforzó en vender el acuerdo como muy positivo para el país. Pero los negociadores europeos dejaron sin cerrar un tema capital: el de los servicios financieros. No hay ni una letra sobre este tema. Y sus efectos ya se están notando, según las fuentes financieras y jurídicas consultadas.

Los bancos de inversión, las gestoras de capital riesgo y las plataformas de mercados han huido hacia París, Ámsterdam, Dublín o Fráncfort y, en menor medida, Madrid para mantener el pasaporte europeo. Morgan Stanley, Nomura y Citi, entre otras entidades, han creado filiales para operar en la UE, ante la pérdida del salvoconducto comunitario.

“Londres es un centro financiero, entre otras cuestiones, por la relevancia del derecho inglés. Bien definido, eficiente, con resoluciones judiciales muy rápidas y predecibles. Es en cierto modo ese entorno de seguridad jurídica el que ha ido generando, con el tiempo, una enorme atracción hacia Reino Unido, donde han ido bancos, fondos y entidades financieras, seguidas por abogados, banqueros de inversión y distintos proveedores de servicios”, señala Miguel Lamo de Espinosa, socio de Gómez-Acebo & Pombo, coordinador de Banca y Reestructuraciones.

Gómez-Acebo & Pombo prevé que las jurisdicciones de otros países ganen peso

Pero esta situación idílica en la que el derecho británico era prácticamente exportable a cualquier otro lugar del mundo gracias a los acuerdos de la UE ha terminado. De una vez y, posiblemente, para siempre.

Un banquero de inversión explica que Goldman Sachs ya opera su negocio de direct lending desde París en lugar de desde Londres, añade que Amundi, cuando invertía en España, lo hacía desde su equipo en la City, pero que ahora lo hace también desde la capital francesa. Es más, Credit Suisse ha decidido hacer de Madrid su centro de operaciones en los Veintisiete con un equipo lierado por Wenceslao Wunge, su jefe en España.

El socio de Gómez-Acebo & Pombo destaca que la pérdida de hegemonía de las leyes británicas en el mundo financiero comienzan a verse. “Por un lado, preveo una competencia más feroz con el derecho de Nueva York en determinadas operaciones financieras. Por otro, un uso más recurrente de los derechos locales de las distintas jurisdicciones en las que se invierta, siempre y cuando aporten garantías jurídicas mínimas”, anticipa.

Miguel Lamo de Espinosa anticipa que ya se está comenzando a notar un traspaso gradual de parte del centro de decisión en las operaciones de Londres a otras capitales, aunque descarta un movimiento radical o acelerado. “En cualquier caso, será interesante ver cómo se desarrolla y los movimientos que hacen tanto Reino Unido como las restantes jurisdicciones, así como la UE, ante esta situación”, indica.

La posibilidad de un acuerdo de regulación financiera está encima del tapete. Reino Unido y la UE han creado un foro para discutir una alianza, según publicó Bloomberg la semana pasada. Pero este acuerdo, si se logra –se prevé tortuoso–, tampoco será la panacea, puesto que las discrepancia de fondo sobre el derecho seguirán ahí.

“Va ser interesante observar los efectos que el Brexit pueda tener sobre la exportación del derecho inglés, algo que, en mi opinión, se ha analizado sorprendentemente poco, teniendo en cuenta la relevancia que dicho derecho ha tenido en la constitución y el mantenimiento de Londres como ciudad financiera mundial”, explica el socio de Gómez-Acebo & Pombo.

Atraer SPAC y salidas a Bolsa

 

Mercados. Los datos de Cboe Global Markets revelan que la hegemonía de la Bolsa británica ha finalizado en favor de otros mercados, entre los que destaca el holandés (véase gráfico). La falta de equivalencia, que implica que un intermediario de la UE ha de comprar las acciones de una compañía en un mercado comunitario pese a que estas coticen también en Reino Unido, ha sido un duro golpe. Igualmente, la UE tampoco permite operar con derivados clave ni a bancos ni a empresas europeas en plataformas con sede en Londres. El importe anual de los derivados con obligación de negociarse son los de tipos de interés en euros, dólares y libras, y también los de deuda, con un importe agregado respecto a los activos subyacentes de casi 570 billones en 2019.

Estrategia. Reino Unido quiere posicionar a su mercado como uno de los más amigables para los estrenos de SPAC (sociedades con un propósito especial de compra), que están causando furor en todo el mundo y salidas a Bolsa en general. La Financial Conduct Authority (FCA), el supervisor de conducta financiera del país, estudia cambios regulatorios. El estreno de Deliveroo, uno de los peores de la historia en la Bolsa británica, con un desplome del 26% en su primera sesión fue un fracaso. El gigante de distribución de fondos de inversión Allfunds, con fuertes vínculos en Reino Unido, ha optado por Ámsterdam para su eventual debut bursátil.

 

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