Los sectores más afectados por la COVID-19 aprenden a surfear la ola de la crisis
Hostelería, comercio, turismo y automoción se reinventan con nuevas ideas basadas en la digitalización y la venta 'online' para impulsar sus negocios
El panorama que ha quedado tras un año de pandemia en la hostelería, el comercio, el turismo y la automoción es desolador. Negocios cerrados, miles de empleos destruidos y pérdidas millonarias son el resultado de los cuatro sectores más afectados por la crisis económica y social de la COVID-19.
Las cifras están ahí para confirmarlo. En la hostelería se han cerrado 100.000 establecimientos, perdido 300.000 empleos y dejado de ingresar 70.000 millones de euros. Otros 63.000 negocios y 12.000 millones se han quedado por el camino en el comercio.
Los visitantes demandan ahora saber cuál es la situación sanitaria de la zona que desean conocer
El turismo ha hecho un viaje en el tiempo y ha retrocedido a 1969. Ese año aterrizaron en España los mismos turistas que en 2020, 19 millones de visitantes extranjeros. Un 77,3% menos en número de visitantes y 72.000 millones de euros menos en facturación que en 2019.
Según datos de Pulso, la herramienta de Banco Sabadell que permite analizar la evolución de la recuperación, la actividad comercial según el pago con tarjetas en hoteles y viajes en los primeros días de marzo de 2021 representó el 26,54% del mismo periodo del año anterior, cuando la actividad económica aún fluía con normalidad, antes del decreto del estado de alarma el 14 de marzo de 2020.
La automoción ha visto la desaparición de más de 8.000 empleos y el cierre de más de 100 concesionarios. Esto se debe a ese 32,3% de coches que se dejaron de comprar respecto al año anterior.
Pero detrás de estas cifras, están las personas, los hombres y las mujeres que se pusieron a trabajar desde el primer minuto para sacar adelante sus negocios tirando de herramientas que ya estaban ahí antes del estallido de la pandemia, pero que tenían un bajo porcentaje de uso: la digitalización y la venta online.
“La digitalización debe ayudar al hostelero a conseguir retos como ser más eficiente, mejorar los ingresos y ayudar a diferenciarse de su competencia”, señala Pedro Valdés, socio de consultoría de EY.
Un ejemplo de ello es lo que ha hecho Lester López, propietario en Valencia del restaurante Mala Hierba. Una app propia para no depender de las plataformas e impulsar la comida a domicilio o delivery y la comida para llevar o take away (ya representan el 25% de su facturación), la presencia en redes sociales, los acuerdos con influencers y la digitalización del producto forman parte de su estrategia. “O nos adaptamos o morimos”, asegura.
López prepara más cambios que afectarán al producto y al propio local. Quiere prepararse para el verano, un momento clave que el presidente de Hostelería de España, José Luis Yzuel, ve con optimismo como “el punto de inflexión” para salir adelante.
El delivery y el take away ganan terreno y las tiendas usan cada vez más las redes sociales
Mantener los comercios abiertos y los puestos de trabajo. Ese es el objetivo de Pedro Campo, presidente de la Confederación Española de Comercio. Para conseguirlo está convencido de que “es imprescindible la digitalización, tanto en la venta como en la gestión interna de la empresa”, afirma.
Las redes sociales, la herramienta número uno
Este cambio lo han tenido que hacer los comercios por varias razones. “Para recuperar venta perdida en el canal físico, reconvertir las tiendas en espacios de diferenciación y de servicio añadido y en fomentar una agilidad casi diaria en la venta online con precios, promociones, condiciones de entrega, servicio posventa y comunicación con los clientes”, resume Luis Soler, socio de consultoría de Deloitte.
Un guion que ha seguido al pie de la letra Begoña Martínez en su tienda de ropa y de accesorios Mumbai Clothing de Gandía. Con la ayuda a la digitalización que ofreció el ayuntamiento de la localidad y su propio dinero creó su página web e invirtió en redes sociales. Hace directos por Instagram, vende también por WhatsApp y cobra por Bizum. “Las redes sociales son mi herramienta número uno de trabajo”, cuenta. El negocio va bien, ha contratado a tres personas y ha ampliado su catálogo con ropa de niña.
Renovarse o desaparecer
Con todos los datos expuestos y como mejor solución para esquivar los efectos de la crisis, especialmente en el sector de la hostelería, hay algunas empresas que se han reinventado y han decidido tirar para adelante con propuestas nuevas para revitalizar el negocio.
Gin Jazz Club es un claro ejemplo de este proceso. Un innovador concepto de bar que el empresario Fernando de La Varga está a punto de inaugurar en Burgos, donde ya es propietario de otro local, Vermutería Victoria.
“Hemos estudiado los nuevos hábitos de consumo para diseñar un local que no tendrá barra y que quiere recuperar el servicio de mesa. Nuestra idea es que el cliente se sienta como en el salón de su casa”, explica De La Varga.
El nuevo establecimiento estará además alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, “reciclaje, compras verdes, productos de la zona…”, y sus empleados, alrededor de 20, procederán de fundaciones que “trabajen con personas en riesgo de exclusión social”, relata el empresario.
Un edificio emblemático del siglo XVIII de la capital albergará esta propuesta. El objetivo, una vez finalizadas las restricciones, es que abra de ocho de la mañana a dos de la madrugada y dará servicio a 200 personas sentadas en el interior y a 60 mesas en la terraza. Desayunos, brunch, comida viajera e informal, copas y música para una aventura que se ha llevado cerca de 300.000 euros de inversión.
¿Cómo se está transformando el turismo?
Este proceso de transformación digital ha llegado también al turismo y a la automoción. En el primero, que “estaba poco digitalizado y era muy tradicional”, se ha ganado en “visibilidad de producto y en enseñar un sitio casi como si estuvieras en él”, opina Álex Rayón, vicerrector de relaciones internacionales y transformación digital de la Universidad de Deusto. Algo parecido sucede en la automoción, donde los cambios se notan en “la configuración personalizada del producto” y en “el punto final de venta”.
La estrategia del turismo para reactivarse una vez se recupere la movilidad pasa por usar la tecnología para “unificar la oferta turística y los datos sanitarios” y “potenciar la comercialización de los recursos de una zona en una sola plataforma”, argumenta Antonio Guevara, decano de la facultad de Turismo de la Universidad de Málaga.
Lo primero responde a una nueva necesidad. Los visitantes demandan ahora saber cuál es la situación sanitaria de la zona que desean conocer y el nivel de preparación de los hoteles, los restaurantes, los monumentos y el resto de la oferta. Un ejemplo es la propuesta que han preparado en la universidad malagueña: Secure Destinations Dashboard, una plataforma que ofrece información actualizada sobre alojamientos y destinos incluyendo datos oficiales de la incidencia de la COVID-19 en cada lugar y las medidas que se han tomado en cada establecimiento.
Lo segundo es dar un paso más allá del tradicional operador turístico. Supone encontrar toda la oferta del destino en un único canal. Es algo que ya está impulsando el Gobierno de Canarias o que ya funciona en Barcelona.
Hasta que se vuelva a retomar la normalidad, los integrantes de este sector tendrán que seguir aprovechando las ventajas que el mundo digital les proporciona a pesar de las restricciones actuales. Muchos ya lo han hecho. Andrés Herrero, dueño de dos hoteles en Málaga, La Viñuela y Cortijo Bravo, es uno de ellos. Lo va a seguir haciendo de cara a las próximas semanas, aunque avisa que “en verano hay que trabajar sí o sí, como sea”.