Europa será asiática o no será nada en absoluto
Los beneficios empresariales seguirán cayendo cerca de un 20%, pero no ocurrirá lo mismo con las compañías que venden en Asia-Pacífico
Unos PMI manufactureros en notable aumento y muy por encima de las expectativas, que dan fe de una actividad industrial en plena forma... Una encuesta ZEW que sigue la misma dinámica, y demuestra una mayor confianza de los inversores alemanes impulsados por la euforia de principios de año en los mercados... Resultados empresariales que superan en gran medida las expectativas, con unos índices de los más elevados de los últimos años... Imágenes de restaurantes abiertos en Italia o España que anuncian el regreso a una vida normal...
En muchos sentidos, la situación en la zona del euro parece estar mejorando. Este impulso favorable podría incluso ofrecer, a corto plazo, una posible rentabilidad superior de las acciones europeas que se encuentran ligeramente por debajo de su rendimiento desde comienzos de año. En cambio, a más largo plazo las perspectivas son menos optimistas. Al aplicar medidas de restricción mucho más drásticas y durante un tiempo más prolongado que en otros continentes, los líderes europeos han causado un importante impacto en la economía del Viejo Continente.
Al mismo tiempo, la respuesta presupuestaria, aunque rápida, es, sin embargo, insuficiente frente a la competencia mundial. Mientras se espera que pronto se apruebe un tercer plan de reactivación en Estados Unidos, la hipótesis de un segundo plan para la Unión Europea es pura fantasía. Así, el estímulo fiscal en Estados Unidos supondrá más del 10% del PIB previsto para 2021, en comparación con solo el 6% en la zona del euro. Y sus consecuencias distan mucho de ser neutrales.
Los precios de producción en Estados Unidos –que se esperaban globalmente estables– han sorprendido claramente al alza en enero, al aumentar 1,3% en el mes. Este movimiento no se debe solo a la subida de precios de la energía, porque el núcleo duro, excluyendo alimentación y energía, está en la misma dinámica que el índice general, con un 1,2% en el mes. Esto corrobora las indicaciones dadas por las empresas en encuestas recientes (PMI, NFIB), que apuntaban a una nueva aceleración en los precios de los insumos.
Los PMI preliminares de febrero muestran una gran brecha entre la actividad manufacturera y la actividad de servicios en la zona del euro. Donde la primera acelera y sorprende al alza, la segunda se contrae cada vez más rápidamente y decepciona. Las restricciones sanitarias siguen pesando mucho en la actividad de los servicios. En cambio, en Estados Unidos ambos sectores siguen creciendo a un ritmo elevado.
Efectivamente, entre el periodo anterior a la crisis y hoy se ha aumentado la brecha entre el crecimiento previsto para la zona euro y para las demás grandes zonas económicas. Hace un año, la brecha en el crecimiento a tres años (2020 a 2022) era del 2% entre la zona del euro y Estados Unidos, y del 14,6% entre la zona del euro y China. Actualmente, estas diferencias son del 3,3% y del 16,4%, respectivamente.
A finales de 2022, el PIB estadounidense podría estar creciendo en torno al 4% con respecto a su nivel de finales de 2019. Mientras que, en la zona del euro, apenas lo superará. Y encontramos la misma dicotomía si analizamos las expectativas de los resultados empresariales. En un horizonte de 12 meses, se espera que los beneficios de las empresas estadounidenses vuelvan a los niveles previos a la crisis. En la zona del euro aún podrían estar cayendo cerca del -20%.
Por lo tanto, la zona del euro, en su conjunto, puede parecer poco atractiva para un inversor, en comparación con Estados Unidos o el Asia emergente. Pero, sin embargo, cuenta con algunas ventajas. La zona del euro tiene, sobre todo, un vivero muy rico de empresas expuestas al consumo asiático.
Los recientes resultados de la italiana Moncler ilustran perfectamente la pertinencia de invertir en estas empresas. En efecto, el grupo de lujo, que realiza el 49% de sus ventas en Asia-Pacífico, ha publicado unas cifras muy por encima de las expectativas del mercado, en particular con un resultado anual del 20% más de lo esperado. Y las ventas en Asia algo tienen que ver con estos resultados. ¡En el cuarto trimestre aumentaron un 26%, e incluso un 60% en China! Lo cual compensa con creces la caída del -13% de las ventas en Europa. Y lo mismo ocurre con Hermès, cuyas ventas caen el -9,8% en Europa, pero se disparan al 47,4% en Asia (excluyendo Japón).
Indudablemente, la débil respuesta fiscal europea plantea un riesgo de bajo rendimiento estructural en los activos europeos a largo plazo. Sin embargo, numerosas empresas europeas, sobre todo gracias a su apertura internacional, pueden ignorar estas sombrías perspectivas. Y, sin duda, en ellas habrá que invertir en los próximos años.
Olivier de Berranger es Director de gestión de activos de La Financière de l’Echiquier